Capítulo veintiocho

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Tal como planeé, enfrente mío estaba Liam sin mirarme.

Él sabía porque había sido llamado y lo podía notar en esos ojos que lucían tan agotados.

—Mírame—le ordene con voz neutra, pero el aún con la orden ni siquiera pudo mirarme.—¿Por qué ella?

Era claro que no podría, después de lo que había hecho.

Mis palabras suenan a reclamo.

—No pude evitarlo—alzó la voz con molestia mientras dejaba salir un chasquido—Es tan bonita... ¿Es malo querer ser feliz?

No era malo querer serlo, lo malo es que no te hace feliz lo que quieres sino solo lo quieres por envidia.

No puedo evitar soltar una carcajada, su mirada palideció en cuanto la solté y ese rostro furioso era lo que más me hacía querer desgarrarlo.—Es malo porque has elegido a la equivocada—le sonrío de lado, logre lo que quería, el propósito del plan fue ideal, esperaba que tardase más pero fue más pronto se lo esperado—Ella jamás me dejaría.

Narradora:

Las palabras de Jordán en verdad molestaban a Liam, él siempre tenía lo que quería, no importaba si fuera de otro, al final lo conseguía.

—Hablas demasiado—soltó intentando relajarse pero esa mirada oscura y penetrante que tenía Jordán le daba a entender que todo era cosa suya, por alguna razón.—pareces confiado.

Ella es hermosa, es única y lo mejor te la he arrebatado—alardeo como cualquiera lo haría al creer que tenía la victoria, pero no hubo ningún cambio en el semblante del tipo a quien quería molestar.

Al contrario lo vio sonreír y podría jurar que su mirada brillaba de ansiedad por un segundo.

Estaba a punto de hablar nuevamente cuando noto a las personas detrás de Jordán, El mayor de demonio (un gran sabio que puso una sola norma) y el Consejo vampiro que se encarga de que se cumpla la norma.

Ahora él fue quien dejó de hablar y se puso nervioso.

¿Le habían oído? Era claro que lo habían hecho.

—Rompiste la única norma, traicionaste a tu raza—palabras duras salieron del demonio mayor, esa mirada decepcionada, pues era nada y más, nada menos que su padre—Serás castigado.

El Consejo vampiro asintió sin decir una sola palabra, esos dos hombres viejos sin duda sabían que todo fue obra de su Alteza Para que ellos se enteraran pero no iban a revelarlo.

—¿C-castigado? Estas jugando, eres mi padre—le grito—no vez que esto fue planeado.

En ese momento entró Catelyn bebiendo un poco de té, para ella no podía ser mejor día.

El la miro, incluso intento acercarse a ella pero ella se apartó de manera brusca.—Eres molesto—espeto—¿No tienes suficiente con seguirme a todos lados ahora quieres tocarme?

Esa voz la había escuchado en algún lado, era igual a la de Jordán, entonces lo entendió, ambos eran tan iguales.

El joven demonio apareció frente a él y un solo empujón lo hizo estampar contra la pared—[No puedes tocarla]—siseo con molestia.

Agarra a tu hijo o el Príncipe lo matara ahora mismo—dijo el anciano del consejo—pero el castigo está decidido, será condenado a muerte, si hubiera sido la mujer de cualquier otro el castigo hubiese sido menor pero estamos hablando de la pareja de nuestro gobernante, de nuestra reina.

El padre se Liam bajo la cabeza mientras se preguntaba.

¿Qué hice mal? ¿Cuál fue mi error como padre?

Su alteza—le llamó mientras se postraba ante él—Perdónele la vida a mi hijo, es un Joven inmaduro.

Tal acto no inmuto a Jordán pero Catelyn si sintió que su corazón se encogía al oir a aquel padre suplicar, sin embargo no dijo nada, todo había sido planeado y no debía llevarle la contra a Jordán.

—Levántese—ordenó con fuerza, el señor lo hizo mirándole—¿Dejar vivir a tal parasito porque ni a demonio llega, quien me asegura que luego no nos traicionara?

Ahí estaba su punto, un punto racional que no tenía falla.

Príncipe le aseguró que... —El señor intento alegar pero Jordán le corto—Pero nada, lo primordial para mi es mi gente, su bienestar y nomás, cualquier cosa que represente peligro para mi Reino será eliminado.

—Guardias, llévenlo en la Sala de tortura—voz fuerte y clara, el señor pudo ver porque le temían, no era alguien que podían convencer y al final realizaba lo que él creía correcto.

El Consejo se marchó, dejando a un padre sin hijo, un padre herido pero resignado al aceptar el hecho.

Fue el error de su hijo.

—Habrá perdido un hijo pero ha ganado a uno—respondió Jordán con una sonrisa que mostraba calidez—Unamos reinos y formemos el mejor Imperio.

Ella entendió lo que decía y se acercó al señor—apuesto a que él no fue buen hijo—afirmo Catelyn—si unimos reinos nuestros hijos serán sus nietos ¿cierto Jordán? Además podrá disfrutar de una vida cómoda, seguro que no lo hizo por cuidar de Liam y cada lío en el que se metía.

—Claro pequeña, podemos ser una familia—sonrió de lado.

Aquel hombre era viejo, seguro no viviría más, abandonaría a su gente y como gobernante debía ver por los suyos.

"Seguro que si le dejó en sus manos mi reino hará de este uno mejor"

Él no es como Liam, podría hacer crecer todo lo que Liam quiso destruir.

—aceptó—estrecho su mano con Jordán—Liam pudo darme cientos de problemas sin embargo sigue siendo mi hijo, no tengo heredero, el Reino probablemente se quedaría sin uno cuando no este, que mejor si te lo dejó a ti, he visto como luchas por los tuyos, así que no creo estar tomando una mala decisión.

Podría dolerle que su hijo fuera a morir pero no por ello debía entrar en guerra, él debía pensar en su gente y por ello eligió la mejor opción para ellos.

Ya no se trataba solo de él, sino de todos los que creían en él y de los que él cuidaba como líder.

El príncipe del Inframundo [#3]©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz