CAPITULO ESPECIAL (SEGUNDA PARTE)

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Narra Ryan:

El aroma a tocino frito me hace pegar un salto de la cama. Tardo un poco en comprender donde me encuentro, pero lo recuerdo todo al ver las cámaras fotográficas que me rodean. Mi cabeza duele. Reviso el móvil y veo que tengo una infinidad de llamas de Roland, Richard y de Lala. Pero de quien me interesa, no. Pienso en llamar a ese idiota y preguntar cómo va todo, pero necesito tomarme un respiro de todo lo que involucra Royal Holloway; incluyéndola a ella.

Tomo una ducha rápida, ya que, aunque los Mondragón han sido como mis segundos padres, no quiero abusar de su hospitalidad. Salgo del baño, pasando de nuevo por esa extraña puerta blanca que dice "princesa" en letras grandes y brillosas, y que de cierta manera me hace querer abrirla. Pero no quiero entrometerme en cosas de la hija de mi padre. No es correcto.

—Buen día, hijo, ¿dormiste bien? —Mi padre se encuentra en la silla principal, degustando un café muy humeante mientras lee el periódico. Él se ve arreglado, listo para salir, lo que me hace pensar que debe tener trabajo—. Tierra llamando a Ryan, ¿estás ahí?

—Sí, la verdad dormí mejor que nunca.

Mamá Edna me ofrece asiento a lado de mi padre y coloca un plato de omelette y tocino frito, a lado una taza con café y pan tostado con mantequilla para acompañar. Ella toma asiento al otro lado, tomando la mano de mi padre. Ambos se sonríen, demostrando el amor que desbordan el uno por el otro.

Cuando me rompieron el corazón, jure que no volvería a dejarme llevar por esos estúpidos sentimientos. Me aferre a la idea de que el amor no existía, que lejos de ser un sentimiento, era una enfermedad que solo te destruía la vida por completo. Lo vi con mis abuelos, también con mis padres. El amor en mi vida no existía. Pero Edna y Frederick son los únicos que pueden hacerme cambiar de opinión. La forma en la que ellos se miran, como se procuran el uno al otro. Ellos me dan un poco de esperanza sobre que no todo está jodido en esta vida y que una pareja es más allá de eso: son un equipo. Un equipo que debe estar unido en todo momento, que pase lo que pase, se sostendrá el uno al otro.

Algo que nunca tendré en la vida.

Cuando conocí a Layla Black quede hipnotizado ante esos bonitos ojos celestes. Con el tiempo, me di cuenta que ella y yo éramos muy parecidos. Nos gustan las mismas cosas, compartíamos la misma opinión siempre y ella lograba despejar mi mente cuando mis padres discutían y Frederick no estaba para hablarme. Nos hicimos muy buenos amigos. Y cuando Emma me destrozo, ella estuvo ahí, para sostenerme, para asegurarme que no estaba solo y que ella estaría siempre conmigo. Desde ese momento, Lala se convirtió en mi soporte, en la fuerza que necesitaba para levantarme. Pero no siento más que gratitud hacia ella. Ante los ojos de los demás somos novios, la mejor pareja, pero en realidad, solo somos mejores amigos que se apoyan siempre.

— ¿Trabajaras hoy?

—Tengo una fiesta de compromiso esta noche, ¿quieres venir a ayudarme?

—Sí, hace mucho que no practico —Mamá Edna mira su plato que está repleto de comida, después voltea a verme. Ella quiere preguntarme algo pero le da miedo hacerlo—. ¿Está todo bien?

—Has cambiado mucho. Quiero decir, te ves más grande, ni rastro del pequeñín que solía llegar corriendo a abrazarnos —El brillo en sus ojos está siendo opacado por las lágrimas que se le han formado. Pero ella tiene ese raro gesto de pestañear tan rápido para alejarlas, que me confunde un poco—. Lo siento, estoy un poco nostálgica —se disculpa para después subir de nuevo a su habitación, dejándome más confundido.

Frederick se ha puesto de pie, acercándose a la pequeña vitrina de madera. Coge una caja de cartón que está llena de polvo y que en una de las esquinas dice "Familia" Lo veo desempolvarla y la coloca sobre la mesa.

El Ladrón de mis Noches [1]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt