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16 años.

Kirishima ni siquiera perdió el tiempo y después de haber respondido las palabras de Kaminari se levantó del sillón para luego salir corriendo hasta lograr salir de los dormitorios. Aún estando afuera no se detuvo, continuó con su maratón privada en busca del rubio que se había tan sólo unos segundos atrás. Eso le traía algo de paz, no podía estar tan lejos a menos que haya corrido.

Detuvo su propia corrida al momento que vio a la persona que buscaba pateando una piedra, sus hombros estaban algo alzados y sus manos estaban en sus bolsillos. Estaba molesto, siempre hacía eso cuando estaba molesto.

Sonrió un poco para sí mismo al darse cuenta de que de alguna manera sí había logrado conocer cada faceta del rubio, por lo que corrió un poco más hasta llegar rápidamente más cerca, pero manteniendo un par de metros de distancia.

— Bakugo.

— Vete si no quieres morir.

Dudó. Sí. Por un segundo pensó que lo mejor era irse y dejar que se calmara porque el tono que había empleado había sonado tan frío como si millones de hielo le hubieran caído de la nada. Pero que Bakugo haya dejado de caminar y de patear la piedra le decían que lo quería conversar de una manera u otra.

— No me iré.

Poco a poco fue caminando en dirección a donde estaba el rubio, que se tensó más al sentir las pisadas detrás suyo.

— Bakugo, escuchame.

Bakugo soltó un bufido mezclado de risa y miró al cielo.— ¿qué quieres que escuche? ¿que no te gusta el maldito nerd para luego vayas a besarlo? no, gracias, ya lo escuché antes.

  — Déjame explicarte lo que sucedió, por favor...

— No.— su voz sonó cortante y fría nuevamente, casi tan fría como la mirada que le dio cuando se dio la vuelta a encararle.— No necesito tus malditas explicaciones de mierda porque tú y yo no somos nada, tú puedes hacer lo que te de la puta gana.

Auch. Dolió como la mierda. Sí. Pero los verdaderos hombres no se rendían.

— Sí somos algo.— respondió al tiempo que comenzaba a caminar más cerca de Bakugo.— eres mi alma gemela, Katsuki.

— Por supuesto que sí, y además de eso el maldito bastardo mitad y mitad es hetero.—sarcasmo, su principal manera de escape.

— ¡Lo digo de verdad! ¡Somos almas gemelas!

Kirishima le dio una intensa mirada, no le mentía.

— ¿Qué?

— ¿Podemos hablar tranquilamente?

No recibió respuesta alguna pero supo que el silencio significaba un "sí" en el mundo de Bakugo. Terminó de acercarse y tomó su mano, sintiendo el calor que sintió aquella vez que fueron a recatarlo, y no esperó mucho antes de comenzar a caminar en dirección a una de las bancas que habían por ahí, sentando a ambos frente a frente.

Se mantuvieron así por varios minutos, uno mirando las manos unidas de los dos y el otro mirando expectante al contrario.

  — ¿Me vas a explicar por qué andas diciendo mierdas de que soy tu alma gemela?— preguntó después de un rato, tratando de no sonar tan brusco como quería, fallando de todos modos, vio a Kirishima suspirar y finalmente le miró.

— ¿Alguna vez escuchaste la condición del mal de amores? ¿o al menos la leyenda?— Bakugo negó.— Bueno, esto se basa que en una vida pasada dos almas gemelas no lograron encontrarse, que no pudieron o algo así me explicaron prácticamente que fue un amor imposible, pero que después, en la siguiente vida, uno de ellos tendría esta ceguera, bueno, no es una ceguera total, sino una que no te permite ver el color rojo hasta que encuentre a su alma gemela.

— Pero yo siempre he visto el rojo.

— Sí, pero yo no.— contestó Kirishima, llevando su mano libre a la mejilla contraria, con lentitud por si el contrario se apartaba.— Bakugo, la primera vez que vi el rojo fue cuando te miré a los ojos en ese metro hace tres años.

Se mantuvieron en silencio, las manos de Kirishima seguían en la misma posición, estaba más que nervioso, pero Bakugo se mantenía con el ceño fruncido, pareciendo creerle y a la vez no.

— Supongamos que te creo, ¿por qué sólo uno?

— Porque se supone yo era el encargado de encontrarte y hacerte creer que somos almas gemelas.

— No tiene sentido.

— Bueno, anda a quejarte con mi doctor que me dijo eso.— respondió haciendo un puchero y soltando la mejilla del rubio para juntar sus manos.—Bakugo, no tienes que creerme, pero que sepas que a mí no me ha gustado nunca otra persona además de ti.

  —  ¿Qué hay del estúpido de Deku?

 — Solamente le estaba ayudando en poner celoso a Todoroki.

  — ¿A Deku le gusta el bastardo mitad y mitad?

— Midoriya está prácticamente enamorado.

— ¿Y sólo eso? ¿sólo le ayudabas?

— Bakugo, aunque mi primer beso no es con la persona que me gusta soy capaz de sacrificarlo por un amigo, ¡eso es lo que hacen los hombres!

— ¿Ese era tu primer beso?

— Sí.— respondió asintiendo, restandole importancia con el tono en su voz.— aunque igual no alcanzó a ser porque alguien explotó.

Kirishima le dio una mirada acusadora y Bakugo se limitó a bufar y se quedó un par de segundos en silencio mientras pensaba, hasta que finalmente miró al pelirrojo frente suyo.

— Entonces, ¿yo te gusto?— Kirishima asintió.— Y, bueno.—relamió sus labios levemente.— ¿no preferirías gastar ese primer beso conmigo?

Eijiro sonrió de una amplia manera y un sonrojo leve apareció por sus mejillas.— Me encantaría. 

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¡Queda un capítulo!

Btw acabo de subir un oneshot KiriBaku, son las 6 de la mañana pero me siento con tanta energía que de seguro ahora mismo publico la primera parte de 10 things that makes me happy, jeje.

Im so happy, see ya later. Byebye.

Colorblind [KiriBaku]Where stories live. Discover now