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-¿Sabes? Pudo ser peor, mucho peor, aunque sigo sin comprender del todo el por qué acostarte con tú esposa puede ser tan malo como lo haces ver-Jimin me miraba con evidente confusión, pero no importaba cuántas veces intentara explicarle lo malo que seria estar de esa forma con Bomi, él se empeñaba en decir que era algo normal y que, de hecho, me estaba tomando demasiado tiempo hacerlo.

-¿Sabes?-Imité su tono-No eres bueno dando consejos-Negué-En caso de que quiera separarme de ella legalmente, el no haber tenido relaciones sexuales haría las cosas más sencillas, eso y que-Mordí el interior de mi mejilla, dudando en decir lo siguiente-No puedo hacerlo, tampoco quiero-Miré a otra parte avergonzado-Siendo honesto, ella no me, ¿Excita?

Jimin soltó una fuerte carcajada, dando vueltas en la silla, no pude evitar molestarme por eso.

-¿Acaso estás burlándote de mi?-Mi mandíbula se tensó, intenté calmarme un poco, no quería golpearlo, por muchas ganas que tuviera.

-No realmente-Negó intentando contener su risa en un intento fallido-Puedo pensar en la persona por la cual no quieres estar con tú esposa-Recalcó las últimas palabras, provocando una mueca de fastidio en mi rostro. 

-Si, ella es mi esposa, lo sé, no hay necesidad de estármelo recordando cada cierto tiempo-Lo miré molesto.

-Bien, ahora, ¿Qué es lo que pretendes hacer? No es como que puedas llegar con Bomi y decir "Hey, estaba demasiado ebrio ayer y sólo estaba pensando con mi pene, lo siento, no te deseo realmente".

-No tienes que ser tan grotesco con tus palabras, eso me hace parecer como una mierda de persona-Lo vi abrir la boca, con intensiones de interrumpirme para decir alguno de sus innecesarios comentarios, lo impedí mirándolo de la peor manera-Y si, puede que realmente lo sea, si eso es lo que pensabas decir-Negué cuando él asintió, sonriendo con evidente satisfacción-Como sea, no sé qué es lo que debería hacer, o cómo comportarme estando a solas con ella, tengo planes ahora mismo y, ciertamente, ella no se encuentra en ninguno de ellos por ahora. 

Jimin no dijo nada por un tiempo, eso me puso de los nervios, nunca conseguía que se callara, pero ahora que lo hacia me di cuenta de que es aterrador. Se detuvo a mirarme fijamente, parecía estar debatiendose el si decirme lo que pasaba por su mente o no.
Mordí el interior de mi mejilla presionando mis puños a mis costados, lo que sea que fuera, no parecía ser agradable para contenerse de ese modo.

-Yo, pienso que-Dudó un poco más, al finam sólo suspiro y me miro con lo que parecía ser lastima. No pude evitar deprimirme por eso-Sólo creo que no es justo para ella. Bomi, no merece esto.

-Lo sé-Mire al suelo con pena. Me sentía demasiado avergonzado por mis acciones la noche anterior. En cuanto me di cuenta de mi error huí de la casa, llendo directamente a mi oficina y llenarme de trabajo para no preocuparme demasiado por la situación, pero no pude resistirlo por mucho más tiempo y por ende llamé a Jimin.

-Lamento lo que voy a decirte ahora mismo, probablemente me odiarás y querrás golpearme el culo, lo sé y lo entenderé-Me miró cautelosamente-Pero debo decirtélo antes de que cometas otro error.

-¿Otro?-Pregunté incrédulo. Asintió.

-Así es, otro.

Se puso de pie, manteniendo la distancia suficiente entre nosotros. Me di cuenta de que estaba tenso, su manos estaban cerradas en puños, incluso su labio temblaba, con el tiempo había aprendido que era una manía que tenía, y que hacia cuando se sentía nervioso o sabía que las cosas probablemente no saldrían bien. Eso me hacia tensarme más.

-Yo te estimo bastante Jungkook, no es nada que no sepas. Me hace sentir bien el saber que, cuando estás en problemas o quieres hablar con alguien acudas a mi, sé que no soy el mejor dando consejos o guiandote de la mejor manera, pero siempre estoy escuchándote, dejo que te desahogues para que al menos te sientas mejor y dejo que compartas tu carga conmigo. Cuando sucedió, lo de, ya sabes, tu boda-Se aclaró la garganta y metió sus manos en sus bolsillos delanteros. Asentí en silencio para que continuara-No estaba de acuerdo en absoluto con lo que estabas haciendo. Para ese entonces no nos hablabamos ni un poco, o al menos, no más de la cuestión laboral. Pero sabías que, las razones por las que contrajiste aquel matrimonio no eran suficientes para llevarlo a cabo.

Enseñame a quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora