Capitulo 2: Algo inesperado (parte III)

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Ese chillido emitido por la joven, ocasionó en Milton una sensación de vulnerabilidad tal, que le hizo notar como sus manos transpiraban y su respiración se acortaba.

—Paremos el sufrimiento —decía el rey con un tono burlón—. Después de todo, el enemigo está afuera —miraba por la ventana que le traía luz—. Sigamos

Kinta refunfuñando mostraba que no estaba conforme con la decisión, ella quería apresar al adolescente y no dejarlo ir; aun así debía obedecer al plan que con anterioridad le había marcado su rey estando en esa misma sala...

—Necesito que entiendas... Tengo que parecer un padre para él, el padre que no tiene —decía Taniel ocasionando que la joven riera—. No es un chiste —frenaba la diversión—. Lo tengo que cuidar y proteger... —suspiraba—. No darle miedo... habrá tiempo para eso —sonriendo afirmaba su oración—. Sí habrá tiempo para eso.
—Confiá en mí —decía retirándose de la habitación.
—Una cosa más —deteniéndola—. Gena... que no se aparezca, lo que menos necesitamos es que el niño tenga pesadillas —reían juntos.

Taniel dio la orden y las puertas de la sala abrieron. Los ojos de Kinta estaban clavados sobre Milton, como si él fuera una presa.

—¿Puedo preguntarte algo... quizá personal? —decía el rey mostrándose ameno mientras caminaban.

—Sí... claro —respondía sin pensar mientras observaba unas puertas de acero solido con algunas inscripciones.

—¿Quién es "Jaz"? —Taniel y Kinta iban adelante del joven y por eso tardaron unos segundos en notar que habían perdido la atención del mismo. Éste se encontraba tocando las puertas de acero, palpándolas, podía reconocerlas.
De repente empezó a escuchar unos gritos y a través de las puertas revivió la escena de su sueño, la escena que Toni había cortado con sus gritos.


—¡Yo soy el rey! ¡Yo soy tu rey! —gritaba furioso al ver que su rayo no había dado en el blanco.

—Sos mi hermano, no mi rey. Tu reinado se terminó cuando empezaste a exterminarnos —decía Rigal algo agitado—. Eso se acabó —estiraba sus dos brazos logrando resquebrajar el suelo y lanzarle con el mismo, proyectiles a Taniel. Quien hábilmente esperaba y los redirigía a sus costados devastando así las paredes, los cuadros y esculturas que se encontraban alli desde la construcción del gran salón. Un círculo color verde se generó bajo sus pies ocasionando que cayera de espaldas en otra parte y rápidamente Rigal explotó el techo para que sus escombros fueran a aplastar al rey.
La sala permaneció en armonía unos segundos y luego un ruido agudo que anticiparía la posterior explosión. Un semicírculo transparente, llamado por los Mythier, campo de intensidad, rodeaba a Taniel mientras expulsaba todo lo que antes intentaba aplastarlo.

—Tenés trucos nuevos —decía mientas limpiaba sus hombreras color gris—. Yo tengo un ejército —sonreía soberbio mientras ingresaban unos cuantos guardias por las puertas—. ¿Nos mataras a todos? —en ese momento creó una mano esquelética que salía a la superficie agarrando a Rigal, dejándolo sin escapatoria. Tenía a su hermano enfrente suyo y los guardias atrás.

—Nos volveremos a ver —un estruendo y una gran ola de fuego fueron la pantalla que le permitió escapar.

—¿Dónde está? ¿En donde se metió? ¡Busquen por todo el castillo! ¡Inútiles! —desesperado y cegado por su furia no pudo ver, como un águila se esfumaba por una ventana.


—Niño —la voz cortaba su visión—. ¿Estás bien? —tocando su hombro.

Un escalofrió hizo que Milton vuelva a conectar con Taniel y se diera cuenta que la escena que había visto, ahora estaba tapada por una gran puerta de acero a la cual no recordaba haberse acercado.

Fhender: La rebelión de los Vahianer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora