Capítulo 3: Un túnel oscuro (parte IV)

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La joven sin entender demasiado se limitó a soplar un mechón de pelo que le caía por su rostro, demostrando su frustración ante las palabras de Taniel y se dirigió a buscar al adolescente que se encontraría comiendo en el divino salón.
«Es un gran logro» pensaba la joven, «¿por qué no me felicitó?». Ella esperaba una recompensa, un reconocimiento por parte de su rey y al no recibirlo su mente se bloqueaba «¿no seré suficiente?».

En el salón, Milton se encontraba disfrutando de un plato exótico que él había definido como una sopa de colores y texturas diferentes. A decir verdad no le gustaba demasiado pero era lo que le habían ofrecido y no se sentía todavía con la autoridad como para pedir otro tipo de comida.
Algo que si había podido notar, era que ahora, las personas que estaban ahí o que lo cruzaban, lo saludaban con cierta solemnidad. Ya no era con chistes o risas como en anteriores oportunidades. Suponía que era por la insignia que ahora llevaba consigo.

—Disculpe señor —el joven sentía una voz cerca suyo mientras terminaba su plato—. Señor —la voz insistía nuevamente y Milton decidió voltear para ver a quien se refería. Gran sorpresa se llevó, al notar que el guardia estaba requiriendo su atención—. No quise distraerlo y espero que no se haya enfadado con mi molesta presencia —el joven podía sentir el miedo con el que el hombre de no más de cuarenta años le hablaba—. Pero quería consultarle si ya había elegido un caballero porque a mí me vendría bien el puesto y sería un placer dar mi vida por usted.

«¿Dar su vida?» Milton apenas había podido escuchar lo que el guardia quería decirle por su voz baja y el fuerte ruido que habían hecho las puertas que se abrían en ese momento. Los caballeros eran fieles soldados que cuidarían la vida de las familias reales, el joven era parte de la familia de Taniel por lo que ahora merecía tener uno.

—Eh —dubitativo, ya que no sabía de que le estaba hablando.

—Contaré hasta tres —la voz de Kinta interrumpía la charla—. Para que te corras de mi vista —le decía al guardia y sonreía—. Chiste —lo empujaba y sólo ella reía—. Amor —mirando y acercándose a Milton—. ¿Te estaba molestando?

—Señora —respondía el hombre haciendo una reverencia—. Sólo le preguntaba si había elegido caballero. Entre los guardias nos enteramos...

—¿Se enteraron de que? —el guardia se empezaba a ponerse nervioso. Nadie había hecho un anuncio y estaba prohibida la distribución de información no oficial—. Habrá un torneo en el cual el vencedor será su caballero... y vos no participarás por estar acosándolo —el guardia quería defenderse pero ella empezó a gritar y no pudo hacer más que alejarse.
Como si nada hubiera pasado se sentó al lado del joven que ya había terminado su plato y empezaron a hablar de lo que Milton debería enfrentar a partir de ahora. Claro que Kinta no lo dijo así, pero la realidad es que Taniel haría todo por ver al joven explotar su potencial, lo haría entrenar duro. No estaba en sus planes fracasar.

Después de una charla no tan larga, se dirigieron nuevamente a donde el rey los esperaría para comenzar con lo que la joven había llamado "un primer paso en el entrenamiento".
Milton estaba un poco ansioso, ya quería ver en que parte de esta gran historia que empezaba a descubrir, tendría su lugar.
No había tenido tiempo de llorar o ponerse mal por lo ocurrido en Oportunidad ya que lo llevaban de un lado para otro y en cada momento vivía un episodio nuevo e impactante. Un buen plan para mantener al joven concentrado en el ahora y no dejarlo pensar en el pasado, en lo que había sucedido.

 Un buen plan para mantener al joven concentrado en el ahora y no dejarlo pensar en el pasado, en lo que había sucedido

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Fhender: La rebelión de los Vahianer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora