Capítulo 14: La rebelión (parte III)

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Sin tiempo para reparar en si sentía algún dolor por la caída, se echó a correr como hacía no tiempo no recordaba. Tenía que llegar a tiempo y entender que era lo que estaba sucediendo.
Pese a que sus piernas se desplazaban a una gran velocidad, al salir del bosque, la inmensa fila de hombres y mujeres ya se había puesto en marcha. Sin dejarse abatir por lo que veía, se dirigió a Aneg que permanecía en el mismo lugar en donde la había visto la última vez.
Al verlo venir, la comandante sabía lo que se vendría a continuación. Por lo que, escuchó lo que éste tenía para decir, pero de aquella manera en la que alguien escucha sin la mínima posibilidad de que cambie su opinión. Sutil y cordialmente, Aneg agradeció el aporte del joven y lo felicitó por resolver las fisuras en su antiguo plan.
Fhender reconoció que sus intentos por convencerla serían inútiles y decidió dejar de perder tiempo.

Tardó un poco más en volver a encontrarse con su grupo, ya que la masa de Vahianer en movimiento generaba un mareo a la hora hacer foco en solo un grupo de personas.

—¡Eh! —un grito lo hizo voltear—. ¡Muchacho por aquí! —Germanus reía mientras veía la cara de desorientado del joven.
Rápidamente Fhender fue recibido con palmadas en la espalda y con esa mirada, que particularmente odiaba, de: "todo va a estar bien".
Todo parecía ya estar empacado y los gapers listos para continuar el viaje, oían por lo lejos a los soldados apagar las fogatas restantes. Pronto la única luz sería la luna, y ella quien guiase su camino.

—Tu bestia no me hace caso —le decía Bori enfadado—. Vas a tener que hacer algo.

—Es porque no sabés cómo llamarla —sonriendo y llevando sus dedos a la boca; acomodándolos de tal manera, que al exhalar genere un silbido fuerte.

—¿Ella? —preguntaba Oriana—. ¿Es una hembra?

Poco antes de que termine su pregunta las cuatro patas del animal se acercaban a gran velocidad. La noche hacía su trabajo, y no dejaba ver con total detalle; pero el efecto de su pelaje chochando contra el viento, simplemente transmitía paz. O Al menos eso le parecía al joven.

—Sí... descubrí que tiene un nivel de audición increíble, al igual que su capacidad de visión —cuando los pasos ya podían sentirse cerca, Fhender volteó para recibirla.

—Realmente es hermosa —se acercaba la guerrera y le daba algunos golpecitos en su cabeza.

—Hermosa y feroz —hablaba sorprendido Germanus—. ¿Viste esos dientes? ¿Y esas garras? —acercándose a las patas del animal y luego volviéndose al joven —Te salvará de muchas —codeando a Fhender.

—¡Vamos soldados! ¡Nos dirigimos al cruce! ¡El puente Re nos aguarda! —decía una mujer con voz elevada.

Luego de recibir una mala mirada de parte de la misma, revisaron que todas sus pertenencias estén empacadas y montaron los gapers.
A una velocidad de caminata, comenzaban a avanzar las filas Vahianer.
Fhender esquivaba la mirada de sus compañeros, como quien se siente avergonzado. Observaba los árboles y su enojo crecía.
En un movimiento repentino, arremetió con una pregunta a la guerrera.

—¿Cuál es el plan a seguir?

—Baklo propuso... —dudando en si sería una buena idea contarle—. Enviar un Blitch a los Vahianer de Tuk'Hum; para que combatan sorpresivamente a quienes estén en el puente y así poder pasar.

El joven se quedó mudo unos segundos, calculando cada palabra que acababa de escuchar. Al tiempo reaccionó y respondió:

—¿Y piensan que Taniel no querrá ver esas comunicaciones? —suspirando—. Los arqueros no dejarán pasar ningún Blitch... ¿Cómo pueden creer que es buena idea?

Fhender: La rebelión de los Vahianer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora