Capítulo Ocho

347K 36.1K 13.4K
                                    


CAPÍTULO OCHO

18 de marzo, 2011

Estoy en mi hora de almuerzo, hoy es uno de esos días de nuevo en donde debo acudir a la empresa a llevar uno de los cuadernos de contabilidad.

Mientras doy cada bocado de comida no puedo evitar reír con incredulidad ante el hecho de que Kaethennis tuvo un alocado encuentro con el chico que la ayudó a dar a luz, nada más y nada menos que Harry Jefferson, un hombre increíblemente atractivo según las imágenes y fotografías capturadas. Estoy percibiendo que una historia se acerca a la vida de Kaethennis.

Respiro con nostalgia al darme cuenta que por mi parte mi vida está tan desolada en el área romántica como se puede estar, desde que hace un año me planteé no dormir con un chico que no quisiera, entonces yo no he tenido sexo con nadie. Suelo alentar a Kae, diciéndole que no debe abstenerse, diciéndole cuán divertido es el sexo, pero el hecho es que hace poco más de un año que no lo práctico.

No porque no lo intentara, de hecho en un año he tenido alrededor de cuatro citas y una relación fugaz de dos meses con un chico, pero soy muy firme ante mi postura de no sexo sin sentimientos, entonces ahora soy como una isla seca llena de abstinencia y gran frustración sexual.

Me siento profundamente orgullosa de que mi enamoramiento con Keith finalmente acabó, aun siento esa electricidad entre nosotros, pero estoy tan acostumbrada a resignarme a no tenerlo que acabé por llevarlo como un día a día que se volvió rutina y que ya no lastima.

Creo que Keith y yo muy bien podríamos ganar un galardón de mejores actores, después de todo, hemos llevado un año tranquilo sin besos o coqueteos que vayan más allá de una broma, sin darnos cuenta trazamos una línea que muy difícilmente podremos cruzar.

En nosotros ya no está esa mirada constante de anhelo, en cambio está la mirada de resignación. Él vive su vida y yo la mía.

Verlo ir y venir con una chica distinta cada dos meses o poco menos ya no duele de la manera en la que antes lo hacía, ahora solo es una espinita de envidia ante querer experimentar lo poco que ellas tienen de él, creo que es algo más en un contexto relacionado a la curiosidad.

Limpio con una servilleta mi labio inferior, dándome cuenta de que Tyler, el chico nuevo, me observa muy fijamente. Esa mirada delata que le intereso y quiero creer que quizás él podría ser el correcto para volver a tener sexo.

***

11 de abril, 2011

Desde el día que mamá murió cuando yo tenía diez años, las comidas con papá se volvieron incómodas, él realmente nunca aprendió cómo cuidar él solo de una niña, pero cuando Ligia, la dulce vecina diez años más joven que él, llegó a nuestras vidas, entonces las cosas para él fueron más sencillas y nuestro vinculo se fortaleció.

Me alegra que Ligia llegara a nuestras vidas cuando tenía diecisiete años, entonces el impacto no fue tan duro y ella no resultó ser una mala madrastra, me agradaba tenerla en nuestras vidas, ella era una constante que mantenía una estabilidad entre mi padre y yo, un exitoso abogado que nunca pudo comprender y saber cuidar de su indescifrable hija.

Por eso ahora los observo sonreírse mientras conversan, no me estoy incluyendo a la conversación porque me gusta observarlos, me gusta ver la manera en la que se complementan y cómo papá brilla alrededor de ella, no lo hace con la magnitud con la que lo hacía con mamá, pero lo hace.

Es esa clase de brillo la que yo quiero en mi vida, deseo ese brillo, lo merezco. Estoy poniendo toda mi fe y esperanza en que las pocas citas que he tenido con Tyler den buenos frutos.

Los Besos Robados de Bridget (BG.5 libro #1.5) Disponible en libreríasWhere stories live. Discover now