Capítulo 3

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—Alex...— me movió alguien— Alex, despierta...

Abrí los ojos lentamente y me encontré con el rostro de mi vecino, mirándome con preocupación.

—Que alivió— suspiró cuando vio que había reaccionado— creí que te habías muerto.

—¿Dónde estoy?— pregunté confundida.

—En mi habitación, tonta— dijo con obviedad.

—¿Y por qué tengo una camiseta tuya?— miré mi torso.

—Cuando te desmayaste volcaste el agua sobre la tuya y te cambié.

—¿Me viste en brasier?— dije alarmada y algo sonrojada.

—Si, ni que fueras la primera.

Rodé los ojos y salí de la cama de Alec. Perdí el equilibrio y casi caigo, sino fuera porque el rubio me atrapó.

—Wow, ten cuidado— me advirtió.

—Debo volver a mi casa, ¿que hora es?— comencé a caminar por la habitación en busca de mi camiseta.

—Estuviste desmayada tres días...

—¿¡Qué!?— lo miré boquiabierta.

—Solo bromeó, fue una hora y media.

Lo miré mal.

—Ten— me dio mi camiseta que estaba ya seca. La tomé y se me quedo viendo.

—...Sal del cuarto así me la pongo— dije por fin.

—He visto tu ropa interior y tu torso semidesnudo, no es nada nuevo— se sentó en la cama— cámbiate aquí.

—No, vete— lo eché de su propio cuarto.

—No— sonrió y se cruzó de brazos.

—Bueno, entonces date la vuelta.

Rodó los ojos y me hizo caso. Me quedé unos segundos mirándolo para verificar que no espiase. Luego de un rápido movimiento me quité su camiseta y me puse la mía.

—¿Listo?— preguntó.

—Si— contesté. Se dio vuelta— adiós, debo irme.

—Bien, te abro abajo.

—Deja que me voy por la ventana— me asomé— si mi mamá regresó y me ve entrar a casa me castigará por haber salido.

—Bien, ve por ahí. Pero si caes al vacío por el hueco, yo no voy a salvarte otra vez.

Rodé los ojos y salté hasta mi habitación.

—Hmm, gracias— dije una vez que había pasado.

—De nada— me guiñó un ojo.

[...]

Me desperté por el sonido de mi alarma. Eran las 6:30 am. Después unos minutos de estar mirando el techo, me digné a levantarme. Fui al baño y comencé mi rutina: tomé una ducha, luego me cambié, me sequé el cabello y por último me cepillé los dientes.

El playboy es mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora