Capítulo 8

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El ruido de mi celular me despertó, alguien me estaba llamando.

Ayer habíamos estado toda la noche hablando entre risas. Terminamos por dormirnos a altas horas de la madrugada. Hayden fue el primero en caer, así que con Emily le dibujamos un par de cosas en el rostro con marcador. Y "con un par de cosas" me refiero a que su diabólica hermana lo llenó de penes por todo el rostro. Y, por desgracia para Hayden, la rubia era una excelente dibujante.

Me levante de la cama cuidadosamente para no despertar a Emily, que dormía plácidamente a mi lado. El chico, en cambio, estaba durmiendo en el suelo, sobre un colchón que había traído.

Me puse las pantuflas rosas de Emily, tomé  mi móvil y salí de la habitación. El número que estaba llamando no lo tenia agendado, por lo que no podía saber quién era aquella persona. Atendí.

—¿Hola?— dije.

—Hola, Alex— contestó del otro lado de la línea. No lograba distinguir quién era ya que había mucho ruido de su parte. Había música a todo volumen y gritos. Sea quien sea, estaba en una fiesta.

—¿Quien habla?

—Soy Nathan.

—¿Cómo me llamas si te tengo bloqueado?

—Es el celular de un amigo— explicó— por favor no cortes— hablaba torpemente y se trababa. Se notaba a kilómetros que estaba borracho.

—¿Qué quieres?— dije de mala manera.

—Hablar.

—Estas borracho y son las cinco de la madrugada. No es el momento.

—Por favor, déjame ir a tu casa y hablemos.

—¿Estas loco? No vendrás a mi casa a las cinco— negué— no vendrás a mi casa a ninguna hora— me corregí— ¿que no entiendes que no quiero nada contigo?

—Alex, por favor— insistió— necesito hablar contigo, es urgente.

—Como sea, no estoy en mi casa.

—¿Podemos vernos en algún lugar?

—No.

Pude oír un bufido de su parte.

—Te espero en cinco minutos en la plaza cerca del instituto, nos vemos allí— dijo y antes de que pudiese siquiera negar su invitación, finalizó la llamada.

Agh, puto Nathan.

Entré a la habitación nuevamente para ver si Hayden y Emily seguían dormidos. Una vez que verifiqué que sí, salí de allí y fui escaleras abajo con sumo cuidado.

Sabía que era un estúpida por ir a ver a las cinco y cuarto de la madrugada al chico que me había hecho sufrir por años, pero algo en mí me obligaba a ir a encontrarlo.

Salí de la casa sin siquiera cambiarme de atuendo, ya que llevaba puesto una pijama de unicornios. Comencé a caminar con el paso apurado, ya que a pesar de que el instituto no estaba muy lejos, las calles estaban oscuras y solitarias, lo que me inundaba de miedo.

Tras unos  minutos llegué a aquella plaza. Fue fácil distinguir a Nathan ya que no había nadie más allí. Estaba sentado en una banca. Tenía una botella de cerveza en la mano y en la otra un cigarro. Llevaba el cabello despeinado y la camisa desabotonada hasta los pectorales, lo que hacía que se notase cuán trabajado estaba.

Dudé unos segundos en si ir o no, pero cuando Nathan se percató de que yo estaba allí y volteó a verme, fue él quien se acercó. Tiró la botella de vidrio contra el frío cemento, haciendo que esta se partiera en mil pedazos y el liquido se derramara. Luego, le dio una última pitada al cigarro y lo arrojó al suelo.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2019 ⏰

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