Capítulo 4

8.3K 616 171
                                    

     —Ni lo creas—negué— la única persona que lo sabe es mi mejor amiga Nicole.

—Se que no te agrado, y tú a mi tampoco, pero no lo sé, tal vez podría ayudarte.

—¿Para qué quieres saberlo?— pregunté irritada. No iba a contárselo, no tengo ni un poco de confianza en él, siendo que lo único que me demostró hasta el momento es que adora jugar con las chicas.

—Solo curiosidad.

—¿Sabes dónde puedes meterte tu curiosidad?

—Ese no es el lenguaje apropiado para una señorita— rió y se acercó peligrosamente— ¿estás segura que no quieres contarme?

—¿Y por qué debería hacerlo?— me crucé de brazos, con una expresión de enojo en el rostro.

—Porque tengo tus bragas de Winnie Pooh...— sonrió arrogante.

¿Pero como...?

—¡Eres un cerdo!— exclamé— la conservaste.

—Y por fin les daré uso.

—¿Qué quieres decir?— comencé a temer. Viniendo de Alec podría esperarme cualquier cosa.

—Que con un solo movimiento podría compartir una foto de esas tiernas bragas, y serías el nuevo blanco de burlas.

—¿Estas amenazándome?— formé una  "O" con mi boca.

—Yo no lo llamaría así— se cruzó de brazos— solo te estoy diciendo que te conviene dejar de desafiarme, porque nunca saldrás ganando contra mí, Alexis.

—¿Eres siempre un idiota?— espeté.

—¿Y tú siempre tan simpática?— preguntó con sarcasmo y una sonrisa divertida.

—Púdrete— fue lo último que dije antes de dar media vuelta y salir de esa conversación echando humo de la rabia.

Caminé por los pasillos sin saber hacia dónde iba por la poca familiarización que tenía con el instituto, hasta que me crucé  a Sarah, quien se encontraba hablando animadamente con un chico. No quise interrumpirla pero ella al ver mi estado, se acercó.

—Alex, ¿qué pasó?— preguntó preocupada.

—Alec, eso pasó— dije.

—¿qué te hizo?

—Me defendió de Nathan— no expliqué más.

—¿Nathan? ¿conoces a Nathan?— preguntó extrañada. Yo me limité a asentir con la cabeza sin decir cómo ni hace cuando lo conocía— Pero ¿que tiene de malo que te haya defendido?

—¡Que luego me amenazó!— dije y la ira comenzó a subir por mis venas nuevamente.

—No estoy entendiendo nada— reconoció con sinceridad— ¿qué te hizo Nathan? ¿de qué defendió Alec? ¿cómo te amenazó?...

—Es una larga historia— la interrumpí y miré al chico con el que Sarah estaba hablando— y tienes algo pendiente.

—Tengo tiempo, cuéntame— dijo.

Aquel chico bufó al escuchar esa respuesta y se retiró de allí.

—Lo siento— me disculpé con ella por arruinar su coqueteo.

El playboy es mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora