8

2K 164 46
                                    

Pov Narradora.

Las visitas que Meg comenzaba a tener con Foxy eran ya bastantes, cada día iba a hablar con él. Y de un momento, para el pelirrojo, la voz de aquella peliblanca se le comenzaba a tornar dulce y tranquilizante...y cada día se fue acostumbrando...ahora su voz era como una droga.

Las noches nunca fueron tan relajadas para él. Sin embargo, cuando ''Maggie'' iba a visitarlo y tenían largas charlas que para ella comenzaron a ser divertidas y relajantes, Foxy, sin embargo comenzaba a sentir algo diferente, extraño e irreverente.

Maggie, mejor dicho Meg, se sentía cada vez más cómoda con él y aunque de repente sacaba a temas cosas sádicas y palabras frías, no detuvieron a Meg, después de todo, ella era su doctora, ¿no?, y debía ver por el bien de él.

***

- Este es su medicamento -Dijo Bonbon algo sorprendida pensando: ¿cómo puede encargarse de ese maniático, sin temor alguno?-, se lo dejas por la rejilla.

Para Meg comenzó a ser común que varios doctores la vieran así; confundidos y extrañados, incluso la veían como una loca más. ¡Claro!, ¿cómo no hacerlo?, si Meg ahora estaba en boca de todos tras el apodo de ''Maggie'' y también de algunos pacientes, aquí al parecer te vuelves famoso por un simple nombre: Foxy.

- Está bien -dijo ella. Era la primera vez que le otorgaría sus medicamentos a Foxy, y no sabía como iba a reaccionar.

Tomo el medicamento y comenzó a caminar hacia el pasillo de Foxy. Hace días conoció a otros pacientes: Como Springtrap y Toddy. Unos pacientes con trastornos muy extraños, sobre todo el de Springtrap. ¿Canibalismo?, ¿enserio?, ¿qué te dejaba a la imaginación esa palabra?

Al menos la albina se alegro del que pasillo estuviera más iluminado. Favor que le hizo Golden, era algo tenebroso caminar por un pasillo tan oscuro.

- Foxy -llamo la albina desde afuera-, ¿cómo estás?

Su rutina de todos los días, tener una charla amigable con el asesino...uf, ¿qué tan bien y tan normal les suena eso?. Charlar con un asesino peligroso y sobre todo, amistosamente.

El chico sonrió inconscientemente. 

- Maggie -Meg comenzaba a sentirse incómoda, quiso decirlo: No me llamo Maggie, me llamo Meg, pero no lo hizo, a pesar de llevarse mejor con el pelirrojo, seguía siendo precavida-, que bueno que vienes...-dijo mientras se relamía los labios, no se molesto en contestar la pregunta de la albina, ¿qué como estoy?, pensó para después sonreír cínicamente, ¿cómo se estaría dentro de un cuarto, encerrado, sin nada que hacer?.

- Si. Vine a...entregarte tus medicamentos, ya sabes, si tú cooperas, puedes salir más rápido de aquí-recordó la albina con una sonrisa.

- Ya veo-susurro molesto el pelirrojo-, pero enserio te has puesto a pensar que yo estoy aquí por gusto?-sonríe.

- Vamos, Fox, nadie quiere estar en un lugar así por gusto-dijo ella tiernamente. ¿Desde cuando su actitud cambio radicalmente?-, no entiendo que es estar...en un cuarto así.

Evito decir encerrado. Sabía que podía hacerlo enfurecer.

- Podría salir si lo deseará-susurro él.

- ¿Acaso...-trago saliva- no quieres?

Simplemente no quiso imaginarse si el saliera, el caos que podría desatarse.

Las muertes...la sangre.

Pero a pesar de estar nerviosa, no se asustó.

- Yo creo que el mundo está mejor sin mí-dijo entre sonrisas-. Aunque debes en cuando al mundo le falta su gran dosis de sangre, no? Y qué mejor que de las personas que habitan en el, que haya sangre de una forma trágica. ¿Lo imaginas?

- Realmente...sí un poco-admitió la albina algo interesada.

Quizá estar ahí la estaba volviendo un poco loca.

- Qué encanto, te ves tan normal...pero sé que no lo eres. Puedo notar el vacío en tus palabras, dime, florecilla, ¿por qué has pasado?

La albina sintió el corazón en la garganta.

Florecilla.

- Por varias cosas-respondió-, como todos.

- Pero esas varias cosas para ti...tienen mucho sufrir, lo puedo notar.

¿Qué es peor que ver a tú familia muerte frente tuyo?, pensó la albina.

- Créeme, cosas que no entenderías-dijo ella, dejando los medicamentos por la rejilla.

Pero de un momento a otro, el pelirrojo logro tomar los dedos de la albina, con algo de fuerza. Ella soltó un jadeo sorprendido.

- ¿Por qué no lo entendería?-dijo acariciando sus dedos suavemente.

- ¿Q-Qué haces?, suéltame...-pidió, aunque deseaba muy dentro de ella, que no lo hiciera.

- Responde mi pregunta-la ignoro.

La albina miró sus ojos dorados y sonrió con tristeza.

- Por que...no sentirías absolutamente nada-exclamo-. Has matado, torturado...¿qué lastima podrías sentir a este punto?-dijo-. Si te digo por lo qué pase, tal vez te burlarías diciendo que eso no es nada y que tal vez debería de dejar de lamentarme por ello.

- Si no me dices no sabre qué decir, ¿sabes?

Niega lentamente.

- Algún día...ahora suéltame.

El pelirrojo presiono su agarre y jalo con algo de fuerza la mano de la albina, haciendo que casi su brazo estuviera dentro de la celda.

- ¡Ey!-exclamo la albina tratando de zafarse-. Suéltame, solo atraes la atención de los guardias que pueden haber alrededor.

- Tú lo has dicho, pueden.

Entonces el pelirrojo acaricio el brazo de la albina con delicadeza. Eso la hizo sentir un cosquilleo algo fuerte y dejo de poner resistencia. Le gustaba su tacto.

- ¿Te pasarás la tarde acariciando mi brazo?-dijo algo cansada.

- Podría ser...no lo dudes-respiró fuertemente-. Quiero conocerte.

Eso paralizo por completo a la albina.

- ¿Quieres conocerme...?

- Quiero ver como eres-completo-. Estoy harto de verte como una maldita sombra detrás de esta ventana-gruño levemente- Quiero conocer tú cabello, ojos...todo.





Obsesión »FxM«Where stories live. Discover now