19

1.8K 145 35
                                    

Pov Narradora

- ¡Ha pasado una semana! -grito una rubia, con lágrimas en los ojos-. ¡Sin saber nada de ella!

- Joy...sé que es difícil, pero enojada no conseguirás nada -aclaró Chica con mirada preocupada, viendo a la de ojos azules-. La policía ya la está buscando.

- ¿Y cuánto tardará, Chica? -susurro, decaída-. ¿Un mes, dos meses?, ¿¡Un año!?

Bon entra a aquel cuarto donde ambas rubias habitaban. Miró a Joy y le sonrió, pero pareció más bien una mueca. Desde que su amiga desapareció, todo ha cambiado. 

- Te traje tú té -dijo Bon tendiendo el té a su amiga, Joy-. Y a ti tu jugo de fresa -dijo Bon hacía Chica. Está le sonrió con ternura mientras agradecía.

- Sabes...se me quitaron las ganas -dijo Joy dejando el té de lado.

Bon suspiró y se dirigió a Joy. Su mirada era seria, sus ojos verdes trataban de no mostrarse tan preocupados...pero era inevitable. Joy parecía una muñeca de porcelana que pronto se caería y se rompería en miles de pedazos.

- Escúchame bien, ¿con esa actitud piensas salvar a Meg? ¡A Meg no le hubiera gustado que estés así! -exclamó el chico viendo a su amiga, con detenimiento-...solo piénsalo.

Chica puso su brazo izquierdo en un lado de su cadera y con el otro, le dio un sorbo a su jugo.

- Solo piensa, el daño que le causarías a Meg, si te ve así-dijo Chica 

- Bueno, por si no están informados, Meg no está aquí -dijo Joy sonriendo herida. Sus ojos estaban apagados, nada común para alguien tan alegre.

Chica y Bon se vieron. Hicieron una mueca y miraron a Joy.

- No por mucho tiempo.

* * *

- No quiero que me toques -dijo Meg. Viendo hacía un rincón de la habitación.

El pelirrojo aun con la sangre, se sacudió el cabello. Claro, no se notaba demasiado, porqué ambas cosas eran de color rojo. Meg solo lo miró fijamente a sus ojos.

- ¿Qué, tengo algo en la cara? -preguntó el pelirrojo, sentándose en una esquina de la cama.

- Manchas de sangre. 

- Oh...en ese caso -se encoge de hombros y una reluciente sonrisa se forma en sus labios-. ¡Te tengo una sorpresa! 

Meg se intimidó por unos segundos. Foxy jamás se mostró así.

- Bien...¿debería asustarme?

- No veo el porqué -dice mientras mete a su mano en el bolsillo-...el matar a esa persona, me hizo reflexionar -Meg ríe un poco y Foxy la ve confundido-. ¿Qué?

- ¿El matar gente te hace reflexionar? ¡Oh dios! -comienza a reír-...en ese caso, yo también mataría gente -se ríe más.

- Uhm...claro cuando quieras -Meg lo miró confundida-. Aunque...teniendo en cuenta ese corazón de piedra, pero puro...dudo que lo hagas. Una linda florecilla como tú, no puede marchitarse de esa forma.

- ¿Cuál es tú sorpresa? -cambio de tema la albina.

Foxy metió una de sus manos en su bolsillo del pantalón y saco un pequeño juego de llaves, confundiendo más a la Albina.

- No ha pasado mucho, pero tú actitud ha cambiado conmigo. Ya no eres tan asustadiza...volvemos a lo de antes, ¿verdad?.

- ¿A qué te refieres con lo ''De antes''?

- Cuando tú eras mi doctora y yo tú paciente. Esas charlas amistosas...¿no lo ves?, estamos conversando normal, no hay temor en ti, yo no estoy de loco como siempre...es como si fuéramos nuestra propia cura. Por eso, pensé en traerte aquí, te...''secuestre'' como tú le llamas, porqué tú eres la única que me entiende, que me hace sentir bien...que no me tiene del todo miedo, que sería mi amiga, sin que le importé la mierda en mi interior -el pelirrojo, serio, pero con voz suave, caminó a ella-. Y sé, que soy lo mismo para ti. No te importa que sea un asesino, que tenga el alma manchada...me aceptas, lo sé.

La Albina se quedo estática. No pudo hablar. Esta sorprendida.

¿Acaso...eso siempre fue para Foxy?

La llave que Foxy tenía, se dirigió al candado y desató levemente a Meg. Meg miró incrédula el acto de Foxy. Se sobó la muñeca que estaba atada, y agachó la mirada.

- Sabes, también hay razones del porqué asesino. Siempre han pensado que estoy loco -dijo con la mirada perdida-. Pero...la verdad es que no.

- ¿Estás diciendo, que el matar no son por las voces de tú cabeza?. ¿Por los trastornos? -dijo Meg viéndolo, fijamente.

El niega.

- De alguna forma, tuve que mentir. ¿Sabes qué hacen cuando descubren a un asesino?. ¿Y la policía lo busca?. ¿Y lo encuentra?

- Lo encierran en la cárcel.

- Exacto. No quería pasar toda mi vida encerrado ahí. Así que me pase por un loco. Fingí que tenía trastornos...para que me metieran al manicomio. Era lo mismo, me pudriría en ambos, pero, en el manicomio, sería mas fácil salir.

Para Meg, todo empezaba a tener sentido.

- ¡No puedo creerlo! -chilla la albina, viendo a Foxy-...pero...¿por qué eres esto?

La mirada de Foxy se tornó vacía. Sus puños se apretaron y relamió sus labios, inquieto. De forma rápida tomo la mano de Meg y lo jaló hacía el.

- Necesito que me acompañes.

- ¿A dónde?.

- Solo acompáñame...

La albina se levantó lentamente de la cómoda cama y siguió a Fox. Cuando salió de aquella habitación, vio que estaban en una casa rustica. Piso de madera, paredes de color blanco, techo en forma de triángulo...era la casa ideal. Sin sangre. 

La casa de alguien normal.

- ¿Y...tus víctimas?

Foxy se ríe levemente, mientras salían de la casa. Meg se sorprendió, se encontró con un bello bosque. Iluminado por la luna, las estrellas...perfecto.

- Esas tienen su lugar en especifico. Debajo de la casa, está el peor temor hasta del más valiente, ¿entiendes? -Meg solo asintió.

Ambos caminaron varios minutos. En silencio, las manos de Foxy y Meg estaban entrelazadas. A Meg, eso no le incomodó. Volvía a sentir esa sensación tan cálida, que sentía cuando se besaban, o cuando solo hablaban normalmente. La sensación única.

Pasaron tiempo caminando, bajo la luz de la noche. El viento del bosque...el paisaje perfecto para Meg. Hasta que finalmente llegaron a un lago, un lago cristalino, hermoso, con varias flores de todos los tipos a su alrededor.

Foxy sentó a Meg en un tronco, que estaba dando frente del lago.

Foxy se sentó a su lado y apretó más fuerte su mano.

- Bien...estás a punto de oír una historia. Te esperará una larga noche -dijo Foxy viendo su reflejo en el lago y sonrió, pero...era la sonrisa de alguien herido-. ¿Por dónde empezar?


Obsesión »FxM«Where stories live. Discover now