Epílogo

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Cuatro meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Amber logró pasar su trabajo final, se graduó de la universidad y consiguió un empleo. Por el lado de Roger, el músico concluyó el Hot Space Tour junto a su banda y recaudaron una buena cantidad de dinero. Por más que ambos hayan avanzado en sus vidas, no se podían olvidar uno del otro.

La noche del viernes cinco de noviembre, Amber Connery se regresaba caminando a su casa de su trabajo. Como siempre, sacaba las llaves de su cartera guinda para poder abrir la puerta principal del departamento, pero la puerta de un auto cerrarse la asustó.
La muchacha giró y vio a Roger Taylor, que vestía una casaca de cuero crema, jeans oscuros y una bolsa de papel entre sus manos.

—Hola —dijo al acercarse.

—Hola —respondió nerviosa al volver a tenerlo frente a ella.

—Ha pasado un tiempo —intentó sonreír.

—Así parece.

Roger observaba sus ojos cafés, sus labios, sus pestañas rizadas, sus cabellos castaños atados en un moño, su raro pero a la vez, especial estilo de ropa. La había extrañado mucho.

—La banda y yo regresamos ayer del tour y decidí traerte esto —dijo al entregarle la bolsa de papel.

—Gracias —respondió—. Supe que les fue bien —comentó al abrir el paquete y sus ojos brillaron al ver lo que se encontraba en el interior. Era una edición de Hot Space firmada por los otros tres miembros de la banda, más una dedicatoria de Freddie—. Dios santo, esto es demasiado.

—Freddie insiste en que lo tengas —se mostró tímido.

—¿Freddie sabe de mi? —intentó no emocionarse— Vaya, gracias.

—Te lo mereces —le sonrió.

Amber volvió a verlo y habló:

—Creo que la última vez que nos vimos las cosas no terminaron bien. Estaba enojada, actué por impulso y pensaba solo en mí. No me había puesto en tu lugar —estaba arrepentida—, lo siento mucho.

—Tenías derecho a molestarte. Yo tampoco supe comportarme —aceptó sus disculpas.

Hubo un pequeño silencio, Amber veía por momentos el cielo o la calle que carecía de autos y personas. Roger, solo la veía a ella.

—Seré directo —continuó hablando—. Se que todo acabó mal, se que te herí de una manera cruel. Pero nunca me había sucedido el estar enamorado de alguien que sentía lo mismo, entré en pánico. No quería hacerte daño —la miró y ella sorprendida ante la confesión, continuó escuchándolo—. Yo sabía que sentía cosas por ti, pero no sabía que era exactamente. Al inicio pensaba que era pena por lo mal que te traté, pero no era eso. Definitivamente no lo era, supe que era algo más. Al parecer trataba de ocultarlo y pensé que funcionaría —se acercó un poco más a ella—. Pero cuando empezó la gira y teníamos que tocar las canciones del álbum —intentó reír—, muchas cosas pasaban por mi mente. El día en que me mandaste esa carta, cuando fuimos a esa discoteca, cuando me invitaste ese cupcake —pausó—. En Estados Unidos encontré el disco —señaló la bolsa de papel que ella sostenía en sus manos—, lo compré, lo reproducía una y otra vez en el hotel. Escuchaba las canciones y solo podía pensar en ti.

Amber estaba tan cerca de él, miles de emociones se estaban manifestando. Roger era tan perfecto como para ser real.

—En estos cuatro meses —continuó hablando—. Supe que siempre había estado enamorado de ti —el rubio veía los labios de la joven y trataba de controlarse—. No sé si tus sentimientos habrán cambiado, pero quiero que sepas que lo que siento no es ninguna mentira y...

La frase quedó inconclusa, pues los brazos de Amber rodearon el cuello del músico para poder besarlo, él le correspondió el beso, que fue uno desesperado, pero a la vez cálido. El rubio rodeó sus brazos en la cintura de la joven, al separarse le acomodó algunos mechones y la miró fijamente a sus ojos cafés.

—Espero eso responda a tu pregunta, imbécil —fue sarcástica.

—Extrañaba ese cariño —susurró.

—Si bien me hiciste daño —dijo al acomodar su colorida blusa—. Era imposible no pensar en ti. Suena estúpido, pero es cierto —le dio un pequeño golpecito en el pecho.

—En verdad me arrepiento de eso —Roger por primera vez había sido honesto—. Juro que jamás trataré de ocultar lo que siento —posó ambas manos sobre las mejillas de ella—. Te juro que jamás volveré a ser un imbécil, egocéntrico y arrogante.

—Eso último si no te lo creo —lo interrumpió.

—Bueno, tal vez con los demás sí, pero contigo no ¿qué te parece eso? —le sonrió.

—Al menos es algo —dijo en tono burlón y se detuvo a contemplarlo—. Solo... no vuelvas a cometer estupideces.

—Te lo prometo —respondió honestamente y volvió a darle un pequeño beso en la cabeza.

—Entonces, ¿esto es el inicio de algo más allá de la amistad? —ella quería saber si la tomaría en serio.

—Me parece que sí —respondió sincero—. Si me das la oportunidad.

—Va a ser un poco difícil para mí pero, creo que irá bien —le sonrío—. El estar contigo.

Ambos entraron al edificio, Amber sujetaba la mano de Roger y con la otra, sostenía la bolsa con el disco que los había unido.

Hot Space.

Hot Space «Roger Taylor»Kde žijí příběhy. Začni objevovat