13 - LAS OSBORNE

98 15 8
                                    

Están tardando mucho y eso me pone nerviosa. Cuando por fin les veo salir, suspiro aliviada y corro hacia Rose.

—¿Todo bien? —pregunto con nerviosismo. Ella me sonríe.

—Todo bien, Cris —contesta acariciando mi mejilla —. Es sólo que al sheriff le ha costado un poco entender la realidad de tu situación, pero ya está todo arreglado. Ahora debo marcharme, pero no te preocupes. En cuanto se vaya mi marido, podremos volver a vernos.

Asiento con tristeza. Me da mucha pena separarme de ella. Ya le quiero como a una madre.

—Por favor, cuídate y dale recuerdos al pequeño.

—Así lo haré —responde con una sonrisa —. Y tú no hagas tonterías.

—Lo intentaré —contesto un poco avergonzada. Ella se ríe.

—No se puede negar que eres un auténtico cielo, Cris. Te echaré de menos —me indica con tristeza.

—Y yo a vosotros —respondo tratando de contener una lágrima.

Me da un beso en la frente y se dirige al carruaje. Antes de entrar en éste, le hace una señal a Tom que se acerca a mí con una lechera.

—Toma, Cris —dice tendiéndomela —. Procura guardarla en un lugar fresco. Te durará tres días. Después, te traeré más.

—Gracias, Tom —contesto agradecida. Él me sonríe.

Los veo alejarse en el carruaje mientras sostengo entre mis manos la lechera. Cuando me doy la vuelta, me encuentro con Sebastián mirándome de una manera muy rara. Eso me hace gracia.

—¿Qué sucede, Sebastián? —pregunto divertida —. ¿Es que tengo monos en la cara?

Su cara cambia a sorprendida. Parece que no se esperaba mi reacción.

—¿Quién eres, Cris? ¿Qué tienes de especial? —dice intrigado.

—¡Ojalá supiera la respuesta! —contesto con tristeza.

Él me sonríe con ternura y me ofrece su brazo.

—Hace muy buena tarde y te conviene andar. ¿Quieres que te acompañe a casa paseando? No está muy lejos de aquí.

Asiento con una sonrisa y me agarro a su brazo. La verdad es que, después de estar un día entero en la cama, pasear es lo que más me apetece.

—¿Qué te ha dicho la señora Bartholy? —pregunto de forma inocente.

—No mucho —contesta un poco confundido —. Sólo me ha comentado lo referente a tu alimentación y que Tom me bajará lecheras regularmente a la oficina. Por lo preocupada que estaba, parece que te ha cogido mucho cariño —comenta mirándome fijamente.

—Yo también se lo he cogido a ellos —contesto con tranquilidad.

Sebastián se detiene y me mira preocupado.

—¿En serio, Cris? ¿No te dan miedo?

—¿Y por qué iban a darme miedo? —le respondo un poco molesta. Eso le sorprende.

—Porque son chupasangres.

Dice esto último en voz baja y me hace reír.

—¿Y? —le indico con naturalidad —. No me han hecho nada raro ni lo han intentado. Es más, han cuidado muy bien de mí y, por extraño que te parezca, me siento segura con ellos.

Sebastián me mira intrigado, cómo si le costara procesar lo que le acabo de decir. Yo le sonrío y consigo que se de por vencido.

—¿Sabes que eres increíble?

DC IV: LA FUERZA DEL DESTINO √Where stories live. Discover now