Capítulo 62: Fuerte

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Priss reaccionó rápido, y cuando se hizo a un lado para evitar ser atropellada logró ver el rostro de Sandra

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Priss reaccionó rápido, y cuando se hizo a un lado para evitar ser atropellada logró ver el rostro de Sandra. En serio había querido matarla, esa no era ninguna broma. Intentó pararse, pero sintió que le dolía la pierna por haberse arrojado a un lado, la misma pierna que meses antes se lastimó cuando corría detrás de Adriano por las escaleras. Por un instante creyó que las cosas se iban a quedar ahí, que Sandra saldría a insultarla o algo parecido. Fue aún peor, escuchó que el auto retrocedía pues se había chocado con la parte trasera del auto de Adriano. No, Sandra no iba a quedarse tranquila. Iba a matarla.

Claro que le dolía la pierna, pero sacó fuerzas para echarse a correr en dirección contraria. Le sorprendió ver a Anne acercándose hacia ella. Quizá estaba bajando y al oír el choque fue rápidamente a ver qué pasaba. Y eso era justo lo que había sucedido, Anne decidió adelantarse para esperar a Cameron, cuando escuchó el choque. Preocupada, bajó a ver qué pasaba y solo vio a Priss levantándose con dificultad y corriendo como podía. No sabía qué había pasado, pero ella estaba en problemas y no iba a quedarse con los brazos cruzados.

—¡No, Anne! —gritó Priss con desesperación, no se había dado cuenta de que ya corrían lágrimas por sus ojos—. ¡No te acerques! ¡Corre! —Anne no hizo caso, solo quería auxiliarla. Y fue demasiado tarde para ella. El auto de Sandra retrocedió a toda velocidad. La chica intentó alejarse de su alcance, pero entonces el auto la golpeó con la parte trasera. Quizá fueron unos segundos, para Anne fue una eternidad. "Voy a morir, ¡cuando caiga al piso moriré!", pensó con desesperación antes del impacto. Priss vio como el cuerpo de la joven caía al suelo en un golpe que parecía mortal. Sin importarle su propia vida y olvidándose del dolor, corrió hasta donde estaba ella y le sorprendió ver que Anne aún estaba consciente, aunque su cabeza sangraba y no se veía nada bien.

Y de pronto escuchó fuertes risas de burla. Unas risas malvadas y hasta desesperadas. Cuando Priss giró la cabeza halló a Sandra mirándolas desde la ventanilla del auto. Su risa maniática la llenó de miedo, esa mujer las iba a matar. Había perdido la cabeza, estaba fuera de sí. ¿Qué demonios la había llevado a eso? ¿Cómo es que nadie la había descubierto? ¿Cuánto tiempo llevaba esperando ahí abajo?

—Quería matar a ese par de miserables, pero esto será mucho mejor —dijo entre risas—. Mataré a sus dos zorras y voy a ser tan feliz cuando sepa que mueren de dolor. —Sandra siguió riendo y Priss supo que tenían poco tiempo para escapar. La puerta para salir estaba a unos pocos metros, si conseguía llegar hasta ahí tal vez ella y Anne estén a salvo.

—Ve por ayuda... —Pudo pronunciar Anne apenas. Tosió y de su boca salió también algo de sangre, Priss no pudo controlar sus lágrimas al verla así. No iba a dejarla morir, no de esa manera en las garras de Sandra. Así que al demonio con su pierna, cuando escuchó que el auto de Sandra se daba la vuelta para embestirlas le salieron fuerzas para levantar a Anne, y correr hacia la puerta. La maldita de Sandra aún se dio un tiempo para retroceder y acelerar. Priss no pensaba, solo seguía adelante mientras sentía que el auto de Sandra casi le pisaba los talones. Cuando al fin estuvieron cerca de la puerta pasó lo inevitable.

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