Pesadilla

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Disclaimer: Perdón si hay mala ortografía, tuve la idea en clase y lo escribí en una tarde uwu

Escuché sollozos en la habitación de al lado, la de Álex.

Me preocupé, ¿Álex lloraba? Ese/a mismo/a Álex que amenaza a todos con decapitarlos?

Llevábamos un mes de pareja y no éramos de los más cariñosos. Sentí el impulso de correr a su habitación, patear la puerta abrazarlo hasta que se asfixie o deje de llorar. Lo que pase primero.

Pero sabía que no le gustaría. El/Ella no era de ese tipo.

Me sentía demasiado impotente, llegò el sonido de cerámica rompiéndose.

No pude más y salí de mi habitación, toqué tu puerta con un poco más de fuerza de la necesaria y nadie respondió.

La toqué otra vez y me respondió en un grito -¡Vete!- la voz se le quebraba, yo to también me quebraba por dentro.

Empujé la puerta.

-¡Dejame entrar! !Soy yo! Quiero saber qué te pasa...

Silencio.

La puerta se abre y me muestra un..no, espera, una Álex Fierro con los ojos enrojecidos, sus ligeros rizos verdosos despeinados, su pequeña estatura hizo que cuando se lanzó a abrazarme; apoyó su cabeza en mi hombro y lo dejó mojado con sus lágrimas.

No me importaba, con una mano correspondí el abrazo y con otra le acariciaba el cabello peinando y enrrollando mi dedos.

Quería saber qué le pasaba, que le preocupaba, que la deprimía aunque hemos estado saliendo por poco tiempo sentía que la quería. Lloró por unos minutos, la intenté consolar en silencio pero no funcionaba acerque mi boca a su oído.

-Eres increíble- Susurré suavemente después de que su llanto empezara a perder fuerza. -Eres hermosa.- Dije nuevamente para ella. Sólo quería hacerla sentir bien.-Te quiero.

Se separó de mí con sus cara enrojecidos y sus ojos hinchados. Pero sonreía. Verla sonreír era una de las cosas más bellas del mundo, de los nueve.

-Yo también te quiero Maggie.- Dijo mientras buscaba mi mano para entrelazarla con la suya. Acariciaba su mano con el pulgar hasta que se me ocurrió una idea.

Cerré la puerta empujándola con el pie e hice algo que no me había atrevido a hacer hasta el momento.

Besarla.

Fue maravilloso, mi corazón paró por un milisegundo (o más, técnicamente ya estaba muerto) nuestras manos juntas y nuestros labios también, duró muy poco pero fue suficiente.

-Creí que nunca lo harías.- Dijo ella.

Sentándose en el piso de la habitación, me senté junto a ella. Ella puso su cabeza en mi regazo y se acostó en el suelo. Le acaricié la cabeza como si fuera un pequeño animal.

-Tuve una pesadilla.- Dijo mientras su voz volvía a quebrase nuevamente. -B-bueno no era una pesadilla, sino un r-recuerdo.

Parecía que volvería a llorar. No podia dejar que eso pasase.

-No debes decirlo si no quieres.- Dije rápidamente.

Puso mi mano contra su fría mejilla a pesar de estar en verano.

Pasaron unos minutos de un còmodo silencio hasta que el fuerza de agarre en mi mano desapareció. Alex se había quedado dormida.

La carguè y la deposité con suavidad en su cama al terminar de esquivar los pedazos de cerámica rotos.

-No me dejes.- Dijo ella en un balbuseo seguido de un bostezo mientras me agarraba en brazo quise analizar este comportamiento no característico de ella. No encontraba una razón válida.

Me jaló hasta que reaccioné, me recosté en la cama junto a ella, ella de abrazó a mi, con fuerza.

Hace un año, tanto contacto físico me hubiera matado, ahora no podría tener un mejor momento.

Estábamos a unos 28 grados y en el hotel Valhalla todas las camas son tamaño King; aún así estábamos abrazados, con las piernas enlazadas y nuestras caras tan cerca que podíamos sentir el aliento del otro mientras nuestras narices se tocaban.

Ella ha había cerrado sus ojos hace una media hora, pero yo seguía admirando su cara. Posteriormente yo también los cerré y me adentré a un mundo donde mis sentidos no tomaban control de mi cuerpo.

(...)

Cuando desperté estaba siendo usado como almohada, Alex tenía su cabeza en mi brazo y abrazaba mi torso. Estaba en una posición un poco incómoda y deseaba moverme un poco pero no me atreví por miedo a despertarla. Pero después de unos segundos ella abrió sus ojos. Sus hermosos ojos heterocromáticos.

-Estás despierto.- dijo mientras se sentaba. Yo me acomodé antes de darle un pequeño empujón para que se volviera a acostar.

-No me dejes, tengo sueño.- Dije poniéndome de lado para verla bien, algo que hacía cada vez más a menudo

-No me iré a ninguna parte- Dijo ella con una sonrisa coqueta antes de que le besara la frente.

-Si vas a volver a tomar la iniciativa y besarme como anoche es un buen momento.

-Como usted diga ,magestad.- Y lo hize, fue un beso dulce y suave, como si tuvieramos miedo que si nos aferrabamos mucho al otro se rompería. Casi ni acostumbrabamos a ser tan cercanos, poco a poco subiò de intensidad, solo nos separabamos por falta de aire y solo por unos segundos. Sus manos recorrían mi cabello, brazos y torso mandaban pequeñas descargas por todo mi cuerpo.

El tiempo pasaba y nosotros seguíamos en nuestro propio universo, inconcientes de cualquier otra cosa que nos sean los labios del otro. Nuestras manos empezar a buscar caminos diferentes y nuestras lenguas se encontraron.

Creo que hoy no llegaremos a tiempo para el desayuno, esperemos que los chicos del piso 19 no se pregunten mucho las razones de nuestra ausencia.

Fierrochase fluff y one-shots (Español)Where stories live. Discover now