Capítulo 3: M.A.D

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Miguel Ángel Duarte, un cocinero de veinticuatro años se levantó temprano ese día y con una sonrisa en la cara, era usual verlo así, incluso cuando en la ciudad, el tráfico y las personas eran insoportables. Su empleó quedaba muy lejos de su casa, así que siempre se debía levantar a las 5:00 a.m. para poder llegar a tiempo y de esa forma evitar los tapones de autos y los semáforos. El autobús había tardado demasiado en llegar a la parte Sur, pero fue interesante, ya que un chico iba con papeles en mano, su mochila era un campo apocalíptico de reglas, escuadras y planos, además, el rostro preocupado de aquella persona era interesante solo por hecho de estar apurado. Miguel se entretuvo un momento en su celular y le perdió interés a aquel estudiante pues era uno de los gerentes de aquella cocina y había un problema que tenía que resolver llegando al lugar, y en un curioso movimiento del autobús, se golpeó con la ventana y se volvió a distraer. El camión se detuvo y notó que el chico hilarante bajó corriendo demasiado rápido, sin embargo, vio unos papeles en una carpeta que debían ser de él, un trabajo final que decía: "La Arquitectura Moderna"

Miguel Ángel llegó a su trabajo y entró a hacer las revisiones necesarias de la cocina, y vaya que cuando el restaurante abrió, el caos comenzó. De inmediato, personas llegaban por montones al rustico lugar, las mesas se llenaron en un abrir y cerrar de ojos, y con ello, los encargos de comida. Miguel se movía de un lado a otro, y el movilizado lugar era enérgico y eso le fascinaba, era su lugar de trabajo y al parecer se veía feliz con lo que hacía.

Cuando llegó el momento de descansar, un muy buen amigo suyo se acercó a platicar y fumar un cigarro con él.

-Hoy estuvo todo muy pesado. –Decía Roberto, sentado en una silla.

-Lo sé, pero el restaurante cada día se vuelve más popular y me gusta el trabajo. –Miguel Ángel llevaba solo tres meses, pero sus propuestas habían sido todo un éxito.

- ¿Qué tienes ahí? –Vio que tenía una carpeta en mano.

-Es algo que me encontré en el autobús esta mañana, y lo voy a entregar a su dueño. Creo que es importante. –El cigarro terminó y solo quedaban dos horas más que cubrir para poder ir a descansar a casa.

-Bien, hay que regresar a ese infierno. –Roberto el pesimista, Miguel solo comenzó a reír pues él adoraba su trabajo.

El día en el trabajo había terminado y finalmente pudo regresar a casa. En su mente vagaba la idea de entregar aquel trabajo que se había encontrado y por supuesto, descansar, que era lo que más anhelaba.

Entró a su casa, saludó a sus perros, Mortadela y Chédar, a su gato, Cupki y a su loro Pascasio. Encendió su computadora y entró a su cuenta falsa de Facebook (todos deben tener una, pensaba), buscó el nombre "Axel Buendía Villalobos" y encontró dos resultados, pero reconoció de inmediato al chico que vio en el autobús. Abrió el chat y pensó mucho lo que iba a escribir y si era conveniente o no pues no conocía a esa persona. Tardó quince minutos y al fin escribió:

M.A.D: Hola Axel B. Villalobos.

M.A.D: Tengo tu trabajo final de arquitectura.

Pasaron alrededor de dos minutos y finalmente recibió una respuesta.

*Conversación de Messenger*

Axel: Hola...

Axel: ¿En serio?

M.A.D: Sí, se titula "La Arquitectura Moderna"

Axel: ¡Sí!

Axel: Oh cielos.

M.A.D: Solo te hablé para decirte que lo encontré.

Axel: Muchas gracias.

M.A.D: No es nada, deberías tener más cuidado con ese tipo de cosas.

Axel: Lo sé, pero no vi cuando eso cayó de mi mochila.

Axel: ¿Dónde lo hallaste?

M.A.D: En el autobús.

Axel: Rayos, en serio no me percaté de ello.

M.A.D: Eso creo, de lo contrario tendrías tu trabajo contigo y no estaríamos hablando.

Axel: ¿Cómo encontraste mi perfil?

M.A.D: Por el nombre que aparece en la portada de tu trabajo que, por cierto, es uno muy bueno.

Axel: Muchas gracias.

Axel: ¿Cuándo podrías entregármelo?

M.A.D: Mañana mismo en tu universidad.

Axel: En serio me salvas la vida...

Axel: ¿M.A.D?

M.A.D: Sí, por ahora llámame así.

Axel: Perfecto, y ¿en dónde podré recibir mi trabajo?

M.A.D: No te preocupes, lo dejaré en tu universidad, en la dirección. No quiero que me veas, solo estoy haciendo mi buena labor del día.

Axel: En verdad agradezco que te tomes la molestia.

M.A.D: No es nada. Pasa una excelente noche Axel.

Axel: Igual tú, MAD.

*Conversación de Messenger*

La primera impresión fue buena, y a Miguel Ángel le pareció un chico agradable, así que se levantó más temprano que de costumbre y se fue a la universidad (quedaba relativamente del trabajo) y debido a la hora no había absolutamente nadie, así que dejó el trabajo en el escritorio de la secretaria del director. Salió de la universidad pensando en que había hecho la buena labor del día, y eso lo alegró mucho más en el trabajo, pues todo lo que hacía era felicitado por los comensales. Cuando terminó en el restaurante, Wendy, una compañera se acercó a él.

-Felicidades Miguel, hoy fue un gran día para ti. –Todos en la cocina notaron eso.

-Gracias Wen, también tu trabajaste mucho hoy y muy bien. –Miguel Ángel siempre trataba de ser amable con sus compañeros de trabajo.

-Lo sé, fue algo pesado. ¿Quieres que te lleve a casa? –Wendy ofreció amablemente.

-No quiero molestar Wendy, además es tarde. –Demasiado tarde, y la casa de Wendy quedaba mucho más lejos de la casa de Miguel Ángel.

-No es problema y justo porqué es tarde puedo llevarte. –Wendy era una excelente persona.

-Está bien. –Sonrío y se fueron juntos.

-Muchas gracias Wendy, nos vemos mañana en el trabajo.

-Adiós Miguel, nos vemos. –Se fue en su auto.

El cansado cocinero entró a su casa y vio su celular con algunos mensajes y uno muy interesante, un mensaje de Axel.

*Conversación de Messenger*

Axel: Hola.

Axel: Muchas gracias por tomarte el tiempo.

Axel: Espero te haya ido bien en la cocina.

*Conversación de Messenger*

El gesto de Axel sorprendió a Miguel y de inmediato contestó, pero no recibió respuesta alguna de aquel chico tan preocupado.

El Amor de un DesconocidoWhere stories live. Discover now