Capítulo 8: Entre risas y besos

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- Hola.

- ¿Hola? -Axel estaba nervioso, su tono de voz era un poco quebradizo. 

-Perdón que llame a esta hora, pero sigo pensando en la reunión de hoy. -Miguel Ángel buscaba salir con Axel, pero no encontraba las palabras para decirlo.

-No te preocupes, entiendo que estás ocupado. -Aún así, el joven estudiante se encontraba un poco molesto.

-No sé dónde vives, pero estoy justo donde tomas el bus para ir a la escuela. -El experto chef era un buen observador. -Hace frío y creo que podrían abducirme los extraterrestres. -Sus tonterías causaron una sonrisa en Axel.

- ¿¡Qué?! -Aunque también lo sorprendió y eso causó aún más nervios en el chico, desde manos sudorosas hasta desesperación en sus pies, caminaba por todo el cuarto con el celular en la oreja sin decir nada.

- ¿Entonces? 

- ¡Espera, espera! Voy en un momento. -Salió corriendo, el aire chocaba con su rostro, el frío era normal en esa ciudad, además del tráfico incesante. Axel se detuvo, frenó de repente al ver la figura de Miguel a lo lejos. 

Miguel Ángel esperó con cierta desesperación, se arreglaba el cabello, se veía con el celular, miraba en todas direcciones y cuando finalmente volteó, su mirada distinguió a Axel a la distancia, los dos chicos se veían, pero se quedaron estáticos pues los nervios los conquistaron, como si de una invasión barbara se tratara. Axel comenzó a caminar con pasos ciertamente pequeños, Miguel no reaccionaba y en un abrir y cerrar de ojos tenía al joven estudiante frente a él.

- Hola -Extendió su mano para saludarlo.

- Hola - Miguel también la extendió.

- ¿Quieres ir a mi casa? Aquí hace frío. -La conciencia de Axel sonó en su cabeza, e interpretó la frase en doble sentido, observar a su salvador era un placer visual.

- Claro, además no traigo abrigo. - Miguel apreciaba los detalles en el rostro de ese chico preocupado, aquel despistado estudiante que perdió su trabajo final. Los dos comenzaron a caminar, pero ni uno decía nada, era gracioso. Cuando finalmente llegaron a casa de Axel, vieron al hermano mayor, Frederick. 

- ¡Hola! -Gritó desde la cocina. - ¿Quién es? ¿Quién eres? 

- Miguel, te presento a mi hermano, Frederick. Frederick, te presento a mi amigo Miguel Ángel. -La cara de Axel estaba roja, y quería golpear a su hermano.

- Mucho gusto Frederick. -Sonrió bastante nervioso.

- ¿Qué haces en la cocina? -Fue bastante extraño pues Frederick nunca entraba a la cocina.

- Saldré con África, y mamá fue con papá a casa de Carpe. -Los papás de Axel salían mucho a reuniones en la noche, bastante conveniente para el chico.

-Ve con cuidado entonces. -Frederick salió corriendo de la cocina con unas galletas y se acercó al oído de Axel.

- Usa condón, tienes la casa para ti solo. -Le susurró y los ojos de Axel se abrieron demostrando la sorpresa de lo que había dicho su hermano.- Nos vemos Miguel. 

- Hasta luego. -Miguel estaba aún más nervioso, no esperaba tantas sorpresas.

- Disculpa mi mala educación, ¿quieres algo de beber? -Axel entró a la cocina.

- ¿Tienes vino? 

- Claro. -Sirvió la bebida en dos copas y comenzaron a platicar, el poco alcohol era suficiente para entrar en calor y platicar sobre cosas tanto estúpidas como importantes, Miguel Ángel habló acerca de su trabajo y las responsabilidades que tenía en el restaurante, mientras que Axel le contó sobre su progreso en la universidad y lo que estaba estudiando, incluso hablaron de las abduciones alienigenas y el tráfico de la ciudad. 

- ¿Me esperas un momento para ir por mi bocina? 

- Claro, quiero saber qué tipo de música escuchas. 

- Regreso en un momento. -Axel subió las escaleras y bajó de inmediato, sincronizó los aparatos y puso la playlist que tenía en su celular. 

- Son buenas canciones, pero tengo otros gustos musicales. 

- ¿Cómo qué? 

- Te digo ahora que regrese del baño, ¿puedo pasar? 

- Claro. -De pronto comenzó a sonar I Kissed Girl de Katy Perry, el alcohol había distorsionado un poco a Miguel, y también a Axel. Caminaron un poco y esa conexión finalmente surtió efecto en los dos, Miguel dio media vuelta y tomó al joven estudiante por la cintura, lo aprisionó contra la pared y lo besó (Frederick tuvo razón); Axel se paralizó, los labios venenosos de Miguel eran agradables, su sabor era interesante, y aunque no era un catador, sabía que era unos de los mejores sabores que había probado, la textura, el aroma, la sensación, su respiración y la temperatura eran perfectas, ni uno sabía que sucedería después de eso ¿un acto de amor valiente o un simple reflejo de excitación?



El Amor de un DesconocidoWhere stories live. Discover now