El té de las cinco

827 65 1
                                    

Capítulo diez.

Tom no sabía qué hacer. Estaba perdido por primera vez en su vida. Tenía familia. Sabía, sospechaba que tenía familia en algún  lugar. Familia muggle, y mágica. Sabía que era descendiente de Slytherin porque hablaba parsel. Pero no que era un Gaunt.

Su acta de nacimiento dice que su madre murió al dar a luz. Sin nombre. Sin nombre de padre. Huérfano. Y ahora descubre, por el pergamino encantado gobblin, que su padre, un muggle, está vivo. Además de un tío. Primero lo invadió la rabia y la ira. ¿Por qué no lo había buscado? ¿Acaso no sabía sobre su existencia? A medida que salía de Gringotts, la ira daba paso al desconcierto y la desazón, la duda y... finalmente, la pérdida. La pérdida de su madre que solo llegó a darle a luz, la pérdida de una familia, la pérdida de cualquier pensamiento coherente. No importaba como lo viera, no sabía cómo sentirse. Era todo tan confuso en su interior, y eso le daba miedo. Él, que siempre estuvo en control de sí mismo y su entorno, hasta cierto punto, estaba completamente perdido.

-¿Señor Riddle?

Tom miró a quién le habló con la mirada perdida. No sabía cómo había llegado a Hogwarts, ni por qué estaba parado en medio del hall de entrada como estatua. O por qué tuvo que encontrarse con la profesora de Estudios Muggles de todo el personal.

-Ven, Tom. Vamos a tomarnos un té. ¿Quieres? -lo tomó suavemente del brazo y lo guio hacia las cocinas del colegio. Los elfos se desvivieron por atenderlos, pero Tom estaba ensimismado en su mente. Un servicio de té completo, con masas y sandwichs, estaba en la mesa que ocupaban en un rincón de las cocinas.

De pronto, sin proponérselo, le entregó el pergamino a su profesora. Ella leyó por encima. Ya sabía lo que decía.

-Lo escucho, señor Riddle. –le ofreció, dejando el pergamino en la mesa.

Tom la miró por un momento. No era mucho más alta que Crabbe en altura, ni tan bonita como la reina de Slytherin. Era de una belleza común, con su cabello ensortijado y sus ojos castaños comunes. Pero... no era nada común. Era excepcional. "¿De dónde vino eso?"

-Tengo un padre... un padre muggle. –movió la cucharilla en el té. –No sé qué hacer.

Hermione sorbió su té y dejó la taza con delicadeza. Ella había sido criada con muy buenos modales.

-No sabes las circunstancias en las que se separaron. Pudo ser porque no se amaban o porque no se conocían. Ellos fueron. Tú te forjaste solo. Eres tu propio dueño. Puedes ir a ver a tu padre, conocer su lado de la historia, pero solo será su lado. Tu madre fue bruja... la bruja que te mencioné. -Hermione había investigado un poco por aquí y por allá. No habría Internet, pero sabía como moverse en los dos mundos.

Tom levantó la mirada y pensó en lo que dijo de los Gaunt.

-La que fue... -no pudo terminar.

Hermione asintió. Si bien eran chismes y rumores, ella no podía soportar las ideas para mantener la sangre pura de esta "civilización".

-Ella tuvo una oportunidad de amar. Verdaderamente. La tomó. Y dio su vida por ese amor. -ahora, que nadie diga que no es una romántica en el fondo.

Volvió a sorber su té, mientras Tom asimilaba las palabras de su profesora de Estudios Muggle.

Amor. Él nunca lo había experimentado... hasta ahora. Su madre lo amó. ¡Lo amó hasta dar su vida por él!

Hermione le dio un pañuelo. No se había percatado que estaba llorando. ¡Estaba llorando! ¿Qué pasaría después? ¿Le pediría matrimonio a la profesora muggle?

-No quiero ver a mi padre. Él no me buscó, eso significa que no le importé. -dijo con resentimiento.

-¿Y los Gaunt?

-Dicen que están locos. -realmente no le importaba su tío.

-Sí. Eso dicen. Entonces...

-¿Entonces?

-¿Tomará su lugar en el mundo mágico? -preguntó mirándolo a los ojos.

Tom pudo ver el trasfondo de esa pregunto aparentemente inocua. Lo estaba empujando. ¿Para bien o para mal? ¿Qué pretendía ella?

-Sí. -contestó con sinceridad después de un minuto de silencio.

-Bien por usted. -dijo ella volviendo a llevar la taza a sus labios.

-Quiero ir a la Cámara de los Secretos.

-Bien. Notificaré al profesor Dumbledore...

-¿Por qué? -no pudo reprimir el tono acusatorio.

-¿Quiere que notifique a su jefe de casa? No es por nada, pero el profesor Slughon es...

-Sí, lo sé. –se quedó pensando. –Pero Dumbledore, no. El director menos y otro jefe de casa... Grrr. ¿Y si le ofrezco un juramento inquebrantable? –dijo a la desesperada.

-No hará falta. -los ojos de Hermione brillaron con picardía. -¿Qué tal si...?

Estudios muggles (editando)Where stories live. Discover now