Los días antes de la boda

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Sirius Black estaba en el baño de un bar muggle, tal vez demasiado borracho para entender qué ha ido a hacer, mientras James y Peter hablan animadamente sobre Quidditch. Lupin y Lily aprovechan para hablar, en Hogwarts siempre sacaban tiempo para hablar de libros o música, pero con una guerra acechando era más complicado disfrutar de esas conversaciones.
-Vas a convertirte en la señora Potter, ¿estás segura de que es lo que quieres?, dijo Lupin riéndose. James, Sirius, que ya había vuelto del baño ligeramente menos ebrio, y Peter andaban pasándose una snitch que nadie sabía muy bien de donde la habían sacado.
-Mejor pensemos que él va a convertirse en el señor Evans. Los dos se rieron. "Ay Remus... tantos años huyendo de él, y una visita a Hogsmeade sirvió para saber que como él llevaba años diciendo, sería el padre de mis hijos..." Lily miraba a James sonriendo, no sonreía a James, posiblemente agradeciéndose a si misma esa primera cita que tanto le costó aceptar. "Siempre pensé que era un gilipollas, él y Sirius. Siempre metiéndose con Severus, con esa superioridad que le daba ser la mayor promesa del Quidditch de los últimos años y ser tan populares. Qué equivocada estuve, con los dos." Esta vez le sonrió a Lupin, que se sonrojó. "¿Estás enamorado, verdad?"
A Remus le costó contestar. Nunca había dicho nada respecto sus sentimientos en alto, a Sirius se los había demostrado en todos los escondites de Hogwarts, en todas las noches de luna llena, y cada vez que Sirius tuvo problemas con su familia desde que se marchó a los dieciséis años.
-Realmente ni quiero, ni puedo, imaginar una vida sin él. Se limitó a decir Remus.
Se negaba a decir en voz alta que después de dos años sigue sintiendo una mano invisible estrujando su estómago cada vez que Sirius se acerca a su boca. Cómo iba a reconocer que para invocar a su patronus únicamente pensaba en cada mañana que se despertaba y veía a Canuto desnudo a su lado, con sus obscenos tatuajes y el calor que cubría el frío que vivía en los huesos de Remus. No podía verbalizar que cada discusión con Sirius era provocada para ver cómo poco a poco iban calentándose hasta perder el control una y otra vez. Ni su mejor amiga podía saber que cada una de sus cicatrices huelen al aliento y la saliva de Sirius Black. Y que sí, que estaba enamorado de él, desde los huesos hasta sus cicatrices. Que incluso con garras y hocico, solo pensaba en él, y que ese amor le dolía porque nunca podía sacarlo del todo. Y el miedo, el miedo que le daba esa guerra, perderle en batalla. A cualquiera de sus cuatro amigos, obviamente, pero si perdía a su chucho, sentía que lo pierde todo. No quería volver a pasar ni una luna solo.
Lily sacó a Remus de sus pensamientos con su risa, y Remus se moría de vergüenza.
-Bueno chicos, los Potter nos vamos.
-O los Evans, no tomes decisiones precipitadas. Dijo Lily entre risas.
Peter también aprovechó para marcharse, y quedaron solos Sirius y Remus. Sirius fue un momento a la cabina del dj, posiblemente a pedir una canción de las suyas. Volvió con una sonrisa.
-Lunático, en realidad no has contestado a la pregunta de Evans. Dime, ¿estás enamorado de mí?
Lupin se atragantó con su té, y Sirius soltó una sonora carcajada. "Vamos Lunático, no te pongas nervioso, solo dímelo, porfa, me merezco saberlo después de tanto tiempo". Remus levantó la ceja, "¿qué hay de ti?", Sirius volvió a sonreír y se acercó un poco más.
-Remus Lupin, no se qué me has hecho. Dio un paso más hacia Remus, "desde aquel beso no puedo pensar en otra cosa, y han pasado dos años y millones de besos más" un poco más cerca. "Me quemas, Lunático, me haces arder constantemente, joder. Me desespera no poder tocarte u olerte a todas horas", ya casi se rozan. "Eres idiota si piensas que no llevo todo este tiempo enamorado de ti". Sus labios se rozan pero deja a Remus con las ganas, "ahora dime, ¿estás o no enamorado de mi?"
Remus tragó saliva, tampoco entendía muy bien por qué no habían hablado de esto antes, suponía que porque todo este tiempo tenía miedo de que Sirius recordara lo mucho que le gustaban las mujeres, o fuese consciente de que realmente era un monstruo. "Joder Canuto, nunca ha podido haber una persona que no fueses tú" apenas salía un hilo de voz de su garganta, le daba miedo admitir todo esto, que después de dos años se hiciera real. "Cada vez que me llamas Lunático consigues que me reconcilie con la luna. Te quiero hasta cuando eres insoportablemente insistente, cuando te aburres y no me dejas leer en paz. Te quiero siempre y a todas horas. Y ahora más que nunca." Sus bocas se encuentran sin control y solo se separan para coger aire. Sirius sonríe, están poniendo la canción que había pedido. Escucha y dime que no somos nosotros, dice feliz.
"And she turned around and took my hand and she said I've lost control again"
Sirius canta con Ian Curtis
"And how I'll never know justo why of understand, she said I've lost control again"
Y Sirius le coge de la cintura bajando poco a poco la mano hacia el culo de Remus bailando sin parar y acercando sus caderas.
"And she screamed out, kicking on her side and said I've lost control again"
Y Sirius canta bajito, en el oído de Lupin alternando la canción con pequeños mordiscos.
"And seized up on the floor, I thought she'd die, she said I've lost control"
Lupin le susurró que estaba enfermo por él, de él.
"She's lost control again"
-vámonos a casa
"He's lost control", susurró Sirius entre jadeos cuando se aparecieron en su casa, deslizando su mano por debajo de los pantalones de Lupin.
Amanecieron juntos, desnudos, llevaban desde que acabaron Hogwarts viviendo juntos en casa de Lupin, pero ahora era más real que nunca. Lupin acariciaba a Sirius por detrás de la oreja, y Sirius sin despertarse del todo, movía la pierna como si fuese un perro. Remus empezó a tararear la canción que ayer Sirius le cantaba y la puso en su gramófono. Tenías razón, esa canción somos nosotros, pensó enredando sus largos dedos en el pelo de Sirius. Estamos enfermos y perdemos el control con indecorosa facilidad.
Quedaban apenas dos semanas para la boda de Lily y James. Sirius había regalado una nueva túnica de gala a Lupin, una de su talla por fin, pero él estaba tremendamente nervioso. No sabía que ponerse, ni que decir en el discurso. "Tranquilo Canuto, seguro que cuando estés ahí sabrás que decir, siempre sabes hablar y que decir", intentaba tranquilizarle pero Sirius tampoco ponía de su parte. "Quiero ir guapo Lunático, ¿y si no voy guapo? ¿Y si Lily tiene un primo segundo gay igual de guapo que ella y que lee mucha poesía muggle y a ti te gusta más que yo?" Remus se río más alto que nunca y acarició la cabeza de Sirius. "Ni en mil años encontraría a alguien que me gustara más que tú."
Ya había anochecido en la casa de Lupin, ambos estaban enredados en el sofá, posiblemente porque al probarse la túnica que Sirius le había regalado, no tuvo más remedio que, con toda la delicadeza del mundo, quitársela con la mayor velocidad posible antes de que Black se la quitara a mordiscos. Lupin acariciaba distraído el pelo de Sirius mientras leía Lord Byron. A Sirius no había nada que le gustase más que sentir los largos dedos de Lupin, donde fuese, cuando fuese, salvo tal vez acariciar su piel suave y cicatrizada. La cicatriz del costado que se perdía por el culo de Lupin era quizás su favorita "es que esa cicatriz hace un camino que me incita a follarte, Lunático, yo no tengo la culpa", a veces, como esa noche, la acariciaba con delicadeza, otras veces prefería morderla y lamerla.
-Canuto, tengo miedo, me da igual morir en la guerra, pero si le pasa algo a Lily, a James, a Peter o a ti...
Lo decía con la cara enterrada en el libro, como si apenas importara, pero lo decía
-¿Sabes Lunático? No podemos morir, ni separarnos. Si muero yo, ¿quién pasará contigo las lunas llenas? Y tú no puedes morirte porque no te doy permiso y no querrás hacer enfadar a un perro. De Lily y James no te preocupes, son posiblemente los magos más poderosos de nuestra generación, así que... bueno, pobre Pete. Dijo bromeando. Los dos se rieron. Lupin seguía asustado, pero tenía razón, no podía morir porque quién iba quedarse con él cada luna llena.
-¿Por qué no nos casamos nosotros también? Ya sabes, cuando acabe toda esta movida de la guerra y Voldemort, ¿por qué no nos casamos? Me encantaría ser un Lupin, dejar atrás esa enfermedad que supone ser un Black. Cásate conmigo Lunático, por favor.
La propuesta sonaba casi a súplica, casi a no soporto ser un Black ni un día más. El dolor del apellido que le iba a perseguir toda su vida.
-¿Lo dices en serio? ¿Casarnos... nosotros? ¿Abandonar la aristocracia para ser el marido de un hombre lobo?
-Porfa Lunático, cuando acabe la guerra, tú y yo. Solo invitaremos a Cornamenta, Colagusano y Lily, supongo que para entonces mi futuro ahijado habrá nacido ya, y si quieres tambien a Dumbledore. Pero cuando todo acabe.
Entrelazaron sus manos, lo cual en el lenguaje extremadamente corporal de Lupin y Black solo podía significar un sí. Juntaron sus bocas luchando con sus lenguas lo cual significaba "que acabe pronto".
Si hay algo que le gusta a Remus Lupin hacer cuando no puede dormir es observar como duerme Sirius Black. En total silencio, simplemente escuchando el latido de su corazón y la lenta respiración de Sirius. "A veces el insomnio merece la pena", y sonríe porque aunque él no duerme, está en completa calma, pero se lamenta porque no sabe cuánto durará esta paz. La vida a veces solo tiene sentido cuando ves a dormir a Sirius Black. Pero Sirius a veces tarda mucho en despertar, y Remus se ve obligado a levantarse, porque a veces Remus Lupin también se aburre. Se preparó un té de menta, con un poco de leche y tres cucharadas de azúcar, y siguió leyendo a Lord Byron, mientras bajito sonaba en el gramófono el Diamond Dogs de Bowie, pero no podía concentrarse en su lectura sabiendo que su casi prometido estaba durmiendo a apenas unos metros. Sirius se despertó, con sus pocas ganas de siempre. Pero ambos sabían que era un día especial, tenían una meta, no por la que luchar, si no por la que no morir luchando. Sirius se puso sus pantalones y sin camiseta fue bailando y saltando hasta la cocina, "I'm in tears again, when you rock and roll with me", y que bien canta Sirius cuando piensa en su Lupin.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora