Dónde viven los monstruos.

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Remus estaba un poco más triste de lo habitual en él, en parte porque no le gusta el verano porque hace calor y el calor es horrible, y en parte porque  Philip estaba en el hospital y los tres sabían que nunca más saldría de ahí. Parece ser que cuando empezó con una gripe y ahora estaba en coma. Si algo había aprendido Remus de los muggles era que ser pobre y estar enfermo es sinónimo de muerte, y Remus conocía a poca gente tan pobre como Philip y Maggie, y eso que Remus no tenía grandes ingresos porque trabajaba hasta que faltar tres días al mes empezaba a ser sospechoso. A menudo era él quien pagaba las cervezas, o quien les invitaba a cenar a su casa siempre y cuando la Luna llena no estuviese cerca. Desde que Phil fue ingresado, Maggie estuvo durmiendo en el cuarto de invitados, tenía el sueño bastante ligero y cada vez que escuchaba a Remus sufrir en sueños iba a consolarle.
—¿Has soñado con él otra vez?
—Sí... me estoy volviendo loco, creo. Cada vez parecen conversaciones más reales. Es gracioso porque parece que está celoso de vosotros. No sería de extrañar, Siri...Canuto era muy celoso con sus cosas. —se obligó a sonreír para que disminuir la preocupación de su amiga, y para intentar ignorar la sacudida de su estómago. Sus cosas
Maggié sonrío, cogió uno de los libros de Remus.
—¿Quieres que te lea un cuento? Siempre eres tú el que nos lees cosas a Phil y a mí, igual te ayuda a relajarte. 
Remus asintió, tenía en sus manos el antiguo ejemplar de “Dónde viven los monstruos” de Remus. Ese cuento era muy importante para él, de niño, cuando pasó aquello, su madre se lo leía siempre antes de la Luna llena. Le decía que se iba al país de los monstruos, pero que a la mañana siguiente volvería para desayunar otra vez juntos, y al pequeño Remus de cuatro años le parecía suficiente para hacerlo más llevadero. Demuéstrales lo que vale el rey de los monstruos, cariño.

"La noche que Max se puso su traje de lobo y comenzó a hacer una travesura tras otra, su mamá le dijo: "¡ERES UN MONSTRUO" y Max le contestó: "¡TE VOY A COMER!" y lo mandaron a la cama sin cenar. 
Remus no pudo reprimir una sonrisa. Remus se ponía cada mes su traje de lobo y hacía una travesura tras otra, hasta que ya no le quedaron amigos con los que hacer travesuras, y hacerlas uno solo puede acabar siendo vandalismo con absurda facilidad. Su traje de lobo era doloroso y dejaba cicatrices, pero recordó las mil veces que se despertó en la enfermería, con Sirius dormido en una incómoda silla aferrado casi con devoción a su brazo. Incluso antes de aquel fatídico primer beso.  
Esa noche en la habitación de Max nació un bosque. Y el bosque creció y creció hasta que el techo se cubrió de enredaderas y las paredes se transformaron en el mundo a su alrededor. Y de repente apareció un océano y Max navegando en su bote, navegó día y noche, durante varias semanas y casi un año hacia donde viven los monstruos.
Todo esto era muy reconfortante para él. Se imaginó que el océano era el expreso de Hogwarts, navegando solo hasta que encontró algo o alguien, más en concreto tres alguienes que le dijese que había llegado a donde viven los magos. Donde su disfraz de lobo no fuese más que un disfraz, y poder reír con el ellos en el bosque prohibido. 
Y cuando llegó al lugar donde viven los monstruos, éstos emitieron unos horribles rugidos y crujieron sus afilados dientes y lo miraron con ojos centelleantes y le mostraron sus terribles garras. Hasta que Max dijo: "¡QUIETOS!" y los domó con el truco mágico de mirarlos fijamente a los ojos sin pestañear y se asustaron tanto que dijeron que él era el monstruo más monstruoso de todos. Y lo nombraron Rey de todos los monstruos. "Y ahora, que comiencen los festejos " 
Esta historia apestaba a MERODEADOR, recordó cuando era el único que sabía calmar el huracán desmedido que era Sirius, la emoción de sus ojos cuando se enteró de que era un hombre lobo, y el cómo se dormía los días de Sol escuchando simplemente su voz al leerle. Remus fue el único que consiguió domar a Sirius y sin el viejo truco de mirarle a sus ojos porque con solo su presencia valía. Y era el monstruo de los monstruos hasta que el resto de monstruos aprendieron a serlo, algunos con garras y dientes, otros con cuernos, y otros con largas y delgadas colas, decidiendo compartir su reino monstruoso de la luna llena.  Pero ya no pudo escuchar más del cuento porque poco a poco sus ojos se rindieron al cansancio, y apenas escuchaba a Maggie murmurar cosas como "Y Max el rey de todos los monstruos se sintió solo" o "TE COMEREMOS", pero ya ni si quiera tenía sentido. Y soñó con ellos cuando eran adolescentes, sus últimos días en Hogwarts, sus últimas travesuras, y todos llevaban disfraces absurdos, y en vez de hablar gruñían.
A la mañana siguiente preparó café para los dos, ambos iban a ir al hospital a Phil. Maggie había comprado unas flores por el camino, las había conseguido a mitad de precio y también el número del dependiente. Maggie apenas conseguía dinero cantando en el metro, no porque cantara mal, si no porque simplemente la gente nunca da dinero por nada, pero sobrevivía a base un encanto especial desarrollado para conseguir todo lo que necesitaban ella y Phil.

Homo Homini LupusWhere stories live. Discover now