Capítulo 1

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Christopher Vélez reflexionaba sombríamente acerca de cómo los bebés minaban cualquier relación normal entre adultos. Ya antes incluso de entrar en el mundo se habían infiltrado en la vida de las personas, y, una vez presentes, tomaban el poder como verdaderos tiranos. Nada ni nadie estaba a salvo de ellos.

Christopher reflexionaba sobre esas verdades al volante de su automóvil mientras atravesaba el túnel de la Bahía de Sidney. Había tomado el camino más corto hacia Paddington, camino del Hospital de Maternidad, aunque deseaba de todo corazón que Richard se hubiera conformado con sus sinceras felicitaciones por el nacimiento de su primogénito, en lugar de hacerlo acudir allí para ver a la criaturita. Ante ese despliegue de orgullo paternal, Christopher se preguntaba cuánto le duraría.

Uno a uno todos sus amigos habían ido sucumbiendo a la tentación de la paternidad, y uno tras otro se habían ido encontrando destronados en sus propios hogares. Y luego era él el que tenía que escuchar sus quejas, y oír cómo lo envidiaban por estar libre y a salvo del caos que ellos mismos se habían buscado:

-No se puede hacer el amor a gusto.

-Ya te puedes dar por contento con hacerlo alguna vez.

-¿Y quién pide tanto? Yo me conformaría con poder dormir una noche entera sin interrupciones.

-Los bebés tienen que ser siempre los primeros en todo.

-Yo tenía una esposa; ahora se ha transformado en una esclava del bebé.

-Ya nunca tenemos tiempo para nosotros.

-Para salir a cualquier parte es como si se movilizara un ejército, así que prefiero quedarme en casa. Ese trabajo que nos ahorramos...

A Christopher no le cabía duda de que los bebés eran pequeños monstruos destructivos que, por lo visto nacían con licencia para matar, como pequeños agentes secretos. Varias de las parejas que conocía se habían deshecho bajo la presión de la paternidad, y el resto estaba constantemente luchando para adaptarse a la nueva situación.

Christopher ahora sabía por qué sus padres se habían limitado a tenerlo a él solamente, por qué había sido criado por niñeras y despachado al internado al cumplir los siete años. Era evidente que les había desorganizado demasiado la vida. Desde su perspectiva de adulto, comprendía que sus padres habían tomado medidas prácticas para reducir todo lo posible el daño causado a sus derechos como individuos, pero, de pequeño, los remedios aplicados por ellos le habían hecho la vida muy ingrata.

De hecho, la sensación de posterga miento de su infancia seguía siendo un recuerdo doloroso, y no habría querido por nada del mundo tratar a su vez a un hijo suyo con el mismo método. Y, por otra parte, estaba seguro de que tampoco deseaba sufrir en su vida las destructivas consecuencias de la paternidad, de modo que, para él, la solución era bien sencilla: no tener hijos.

En cuanto a la curiosidad que pudiera haber sentido por esa experiencia había quedado más que satisfecho observando a sus amigos. Y, además, no sentía especial inclinación por perpetuar su apellido. Disfrutaba de la vida, de su trabajo y de independencia económica para poder hacer lo que quisiera cuando le viniese en gana. ¿Qué más podía desear?

A _____.

Christopher hizo una mueca al intentar sacudirse ese pensamiento. _____ lo había expulsado de su lado más a conciencia todavía que sus padres, y ni siquiera había dejado un resquicio para la reconciliación. Todo por una tonta discusión acerca de los niños.

O quizá hubiera otras razones. Sacudió la cabeza, frustrado todavía por la forma en que ella se lo había quitado de encima, preguntándose qué era lo que había hecho mal. La noche en cuestión pensaba pedirle que se fuese a vivir con él, seguro de haber encontrado la mujer con la que compartir su vida, y únicamente por hacer unos cuantos comentarios, sobradamente justificados, sobre el bebé que acababa de echar a perder la cena a la que ambos asistían, _____ se había trastornado y lo había dejado plantado, por las buenas. Y no había regresado. Se la había tragado la tierra.

Papá por sorpresa// Christopher Vélez y TN//Where stories live. Discover now