XII

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La muchacha logró percibir con facilidad la ansiedad que los ojos de su novio reflejaban, conocía a la perfección aquel brillo: le estaba ocultando algo, pero no era una buena sorpresa, presentía que se trataban de malas noticias.

Estaba a punto de preguntar al respecto cuando él habló.

—Fui a casa de los Reynolds.

Theodosia se sentó al lado de él, acariciando sus tensas manos.

—¿Cómo te fue?

—Bien, pude entregarle el dinero a María, se veía muy feliz... —Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios al recordar su buena obra, pero de inmediato se borró al recordar el tema que lo inquietaba—. Pero ese no es el punto, hay algo que debes saber.

—Solo dilo, Philip.

El rizado suspiró hondo.

—Tu padre estaba ahí, estaba ahí con María...

Theo se levantó de golpe. ¡Ese infeliz! ¿Cómo se atrevía? Caminó decidida hacía el exterior de la cabaña, dispuesta a encarar a su padre.

De amor, odio y otras tragedias | PhildosiaWhere stories live. Discover now