-VI-

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Gracias al toqueteo, Vegeta se detuvo y liberó un asfixiante gruñido, uno que hizo a Goku reír. Esto irritó al príncipe de modo que le enterró los dientes en el cuello como si estuviera aguantando y lo retara a continuar. Parecía olvidar que Goku adora los retos: siguió recorriendo el miembro delicadamente, jugando, yendo desde la punta hasta donde le permitió la malla azul que aún lo cubría. Vegeta apretó más la mandíbula en la carne y por fin liberó a su presa para besarlo con salvajismo, antes de que otros sonidos amenazantes parecidos a los de un animal brotaran de sus labios reales.

-Maldito.- Blasfemó y arrastró la mano con dirección a su entrepierna.

Goku cerró los ojos ante el contacto más fuerte pero certero de su rival, por tener más experiencia, supuso, ya que irrisorios segundos después las agitadas exhalaciones se amontonaron en sus pulmones y pelearon por salir.

El espectáculo era fascinante. Vegeta apoyó el antebrazo en el colchón para quedar lo más cerca posible y así sentir su aroma, sus jadeos y ver sus cambiantes expresiones. Pronto, la resistencia de ambos se quebró. Como las bombas de las películas de acción que están a segundos de explotar pero nunca explotan. Necesitaban más.

Vegeta se movió de nuevo para que los miembros choquen y Goku gimió con fuerza.

-Eres tan sexy cuando te sonrojas, Kakaroto.-

-¿Qué es "sexy"?-

El clima erótico se perdió como si se congelara el aire.

-Cabeza hueca. Sexy significa... atractivo, que eres alguien lindo.-

-Ah, ya entendí. Entonces tú eres sexy siempre.- Su honestidad fue brutal, como si reconociera un crimen.

Sonrojado y enojado de que haya interrumpido el sexo por una pregunta tan ridícula, lo tocó con más hondura, dejándole el pantalón a la altura de las rodillas.

-¡Ah! ¡Vegeta, por favor!-

-"¿Por favor" qué?-

Sus piernas lo encerraron con tal fuerza que, si Vegeta no hubiera sido un Sayajin, con seguridad le habría roto los huesos.

-Entiendo.- Sonrió victorioso.

Como la velocidad depredadora de un cocodrilo al cerrar la boca, así Vegeta le arrancó definitivamente el ridículo pantalón anaranjado, haciéndolo añicos, y continuó agitando el miembro sin dejar en paz sus pezones, completamente decido a llevarlo hasta el final, aunque en ningún momento consideró no hacerlo con lo lejos que habían llegado.

Los fuertes jadeos del Clase Baja crecieron hasta convertirse en sufrientes gritos de necesidad.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Veg!- Se retorció y le dirigió el dardo de su mirada que movía la compasión.

La presión del traje ya le dolía y junto con eso, Vegeta no pudo soportarlo. Se enderezó sobre su rival y tuvo que sacarse el pantalón azul en lugar de arrancarlo, debido a que Bulma lo había fabricado ultra resistente precisamente para evitar desgarros, pero ese pensamiento ocupó solo un minuto de su atención. No quería pensar en ella. Nada en ese instante importó más que Kakaroto, el hombre objeto de todos sus deseos, cuya respiración quedó inmóvil al observar por primera vez el colosal miembro por fin liberado de su encierro. Tragó saliva y no supo qué lo impulsó a tocarlo, pero recorrió la piel hirviendo y palpitante con la mano y recordó los videos pervertidos que el Maestro Roshi solía poner de vez en cuando en Kame House.

-*Quizá le guste lo mismo que hacían esas chicas.*- Pensó antes de actuar, algo poco característico de él. -*Después de todo, Vegeta es un hombre.*-

Bajo el rostro asombrado del Clase Alta, Goku le lamió el vientre poniéndose de rodillas en la cama, besó la punta del pene como vio hacer a las mujeres en aquellos antiguos videos y añadió pausas ocasionales para darle tiempo de interrumpir si le resultaba incómodo, cosa que no sucedió en ningún momento. Levantó la vista para ver a su príncipe y este le empujó la cabeza para que envolviera el miembro con la garganta entera. Se complació de que le gustara, por lo que siguió su intuición y chupó con reiterados movimientos de adelante hacia atrás a un ritmo equilibrado. Los graves resoplidos de Vegeta fueron intensificándose según avanzaba la tarea.

-¡Demonios, insecto!- Habló tironeándole los mechones despeinados. -Lo haces bien.-

El más alto se esforzó el doble tras oír esto y los sonidos estrepitosos de la succión aparecieron hasta que Vegeta lo apartó y ubicó de espaldas al colchón. Sujetó su propio miembro y Goku no pudo evitar excitarse al verlo. Estaba fogoso, repleto de adrenalina y su piel dorada como la madera pulida brillaba a causa del sudor.

-¿Estás listo?- Lo escuchó decir.

-¿Eh?-

Vegeta no esperó una respuesta; en su estado, lo que menos deseaba era hablar. Le levantó y separó ambas piernas con ímpetu y contempló la virginal abertura. Estaba mojada y lubricada naturalmente como respuesta biológica al exceso de incitación sexual, pero aun así temió lastimarlo al ser su primera vez, pese a que crecieron más que nunca las ganas de poseerlo. Mezcla de emociones que decantaron en una simple acción: agachó la cabeza y su lengua ingresó entre las paredes de su pareja.

-¡Vegeta!- Fue lo que alcanzó a pronunciar hasta que el placer gobernó sus sentidos.

Pronto, todo el placer recibido antes, el mayor lo devolvió a su modo más salvaje y desconocido para Goku. Se sentía agradable pero a la vez su cuerpo ansiaba algo más grande. No pensó en lo que seguía hasta verlo de nuevo a la cara. Solo se veían.

-¿Qué?- Dudó en una combinación de aliento entrecortado y voz atiborrada de gozo.

-Nada, es que verte así...- Acarició sus largas piernas. -Es un paisaje admirable.-

Por mucho que Goku amara el diminuto lado romántico de Vegeta, su condición física imploraba atención, y no tuvo que esperar más tiempo, porque su compañero dirigió el latiente miembro entre sus glúteos e ingresó solo un poco, momento en que gritó de deseo pero a la vez de molestia por la intromisión.

-Estás tan apretado.- Resaltó el príncipe. -Al menos eso me asegura que no te han puesto las manos encima.-

-¿De qué hablas?- Quiso saber con los ojos cerrados, listo para un segundo intento.

-A que tu primera vez, y únicas veces con un hombre, serán conmigo.-

-Por supuesto. ¿Con quién más haría esto?-

Vegeta se dejó impactar por el comentario. Lo admiró allí un instante, desnudo. Su piel era del color del marfil y suave como el terciopelo, el cabello adusto como la noche, las extremidades perfectas tanto en su largo como en su forma, y podrían considerarse a sus ojos gigantes como imitaciones perfectas de dos tazas de café puro sin degustar.

-Si pudieras verte como te veo ahora.-

-¿...?-

-Cualquier hombre se encendería al verte, Kakaroto.- Parecía una frase exagerada, pero la dijo con un semblante demasiado serio para serlo. -No dejes que otro te haga estas cosas ni que se acerque con intenciones de hacerlas. ¿Entiendes?-

-Nadie lo hará. ¡Estoy completamente seguro!- Se lo tomó a chiste.

Le devolvió la sonrisa y una vez más empujó hasta entrar dificultosamente. El menor dejó escapar un chillido amplio y claro como el agua de arroyo y Vegeta hizo ademán de retroceder cuando creyó percibir resistencia, pero Goku se abrazó a su cuello y negó reiteradas veces con la cabeza. Tenía la carita tensa y apretaba los impecables labios como si combatiera el dolor, pero no quiso desprenderse.

-¿Estás bien?- Susurró al estar rozando narices, oprimido en su abrazo.

Los eclipses llorosos de Goku se abrieron y se miraron fijo. La entrega habló por él.

-Sí, sí.-

Ambos sonrieron.

Tu nombreWhere stories live. Discover now