-VIII-

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Se despertó Vegeta con la sensación de haber dormido años, aunque evidentemente no había pasado mucho tiempo, porque la cama seguía aguada en sudor. Miró al insecto desmayado a su lado, semejante a un bebé, y hasta que la luz de La Habitación del Tiempo no descendió para anunciar el atardecer, no se despertó de su sueño. En ese lapso el príncipe decidió bañarse, comió igual que un muerto de hambre y entrenó pocos minutos antes de volver a la cama. Apenas asentó el cuerpo, Goku abrió los ojos, cosa que su rival pudo ver en el momento exacto, como si el sol naciera con él y a partir de ahí despierte el resto del planeta. El menor parpadeó varias veces en un intento por hacer foco al ver a Vegeta bañado y con solo un bóxer blanco puesto. Sonrió dulcemente y se estiró a lo largo de la cama con la comodidad de un gato.

-Hola.- Saludó pero se reservó cualquier añadidura al intentar sentarse. -¡Auch!-

-¿Q-quieres que te lleve al baño?-

-¿Cómo dices?-

-¡Que si quieres puedo prender el agua para que te bañes, maldición!-

-¿Por qué estás enojado?- Hizo una mueca encantadora. -¿Sientes culpa?-

El Clase Alta lo fulminó con la mirada y se incorporó de un solo movimiento.

-Solo digo que puedo cargarte hasta allá. Haz lo que quieras.-

La expresión de Goku se amplió en ternura. Adoraba su nueva faceta de amante.

-Está bien, pero en un rato. Ahora me duele mucho y prefiero descansar.-

El príncipe no se alejó un paso. Quiso decir "perdón", pero carraspeó y no lo hizo.

-Ven un rato conmigo.- Continuó el más joven, palmando el colchón.

Tan pronto como buscó razones para decir que no sin encontrarlas, Vegeta se dejó caer con cansancio, cruzó las manos detrás de la cabeza y quedó en silencio, viendo hacia el techo. Solo se oían sus sutiles respiraciones y la brisa proveniente de algún lugar. Un par de minutos después, Goku habló con calma:

-Yo no creo haber vivido hasta ahora un día más cansador que éste.-

-Ya es de noche. Puede que nos hayamos excedido un poco.- Mencionó altivo.

-¿Qué haremos ahora, Vegeta? Sabes que se enojarán cuando lo sepan.-

Dijo aquello con una dureza inquietante. No hizo falta nombrarlas.

-No lo sabrán.-

Goku lo miró de reojo. No había considerado la posibilidad de callarse en algo así.

-¿Insinúas que lo mejor es mentirles?-

-Omitiremos lo que hicimos, nos reservaremos información. No vamos a mentir.-

-Sabes que es lo mismo.-

-¡Es la única opción!- Elevó la voz.

Los invadió otro silencio. Reflexionaron con la vista clavada en el techo, cada uno en lo suyo.

-Diablos. Si Bulma se enterara, me mataría, y Milk nunca volvería a darme de comer.-

-¿Te arrepientes?- Su murmullo resonó por cada rincón del cuarto, o Goku lo sintió así.

-Para nada.-

El corazón del príncipe sintió cosquillas.

-Yo tampoco.-

-Creo que conocerte es lo mejor que pudo pasarme.-

Impresionado, Vegeta dejó pasar un instante y habló ásperamente.

-Espero que estés jugando.-

-Es la verdad.- Habló convencido.

-La primera vez que te vi te rompí todos los huesos y casi mato a tu hijo.-

-Me mostraste un mundo nuevo, uno violento pero real. Además, sabes que ese mundo resultó ser un imán para mí. Nunca quise que nadie saliera herido, ¿sabes? pero necesitaba conocerte más, Vegeta. Aquel día distinguí un enorme potencial en ti.-

El otro se mantuvo callado, reflexionando lo que acababa de oír.

-Por eso, no dudé en detener a Krillin cuando levantó la espada para matarte. No estaba bien, y tampoco iba a dejar que te mate con lo mucho que te esperé.-

-¿Me esperaste?-

-Sí. Bueno, tal vez no a ti específicamente, pero antes de conocerte vivía una vida demasiado aburrida. Supe que había alguien interesante allá afuera, pero desde que nos fuimos a vivir juntos con Milk, me costó distinguir los días. Eran todos iguales.-

-Debió ser difícil pasar tanto tiempo sin pelear.-

-No lo fue al principio. Me gusta la paz y era responsable de cosas simples en la casa, como pescar o llevar troncos para la leña, pero sentía como si gritara y quisiera salir pero no hubiera puertas.- Frunció apenas el ceño. -Acostarme con ella me pone nervioso hasta el día de hoy.-

En cuanto escuchó eso, la garganta del príncipe se secó y sus pupilas se contrajeron.

-En la noche de bodas me explicó que hacerlo es algo normal entre parejas casadas, pero yo en ese momento no lo entendía. Yo... jamás lo disfruté.- Tras un breve intervalo, Goku rió. -Conocerte cambió eso. Esta vez lo disfruté y mucho.-

Los ojos de Vegeta centellaron tras esta declaración como si una flecha lo atravesara. Sus palabras resonaron como un eco en su corazón. No lo miró, pero su interior revolvió la mixtura más cálida entre felicidad y ternura que lo agobió como el alcohol. No hubo lugar para más palabras. Sintió la calidez del brazo de Goku apoyado a su lado y con un indetectable movimiento enredó sus dedos para apretarle fuerte la mano.

Tu nombreWhere stories live. Discover now