Pánico.

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Alec



Despierto en brazos de mi captor, de nuevo, en la cama, con escasa ropa, está despierto pero se hace el dormido, lo sé por su respiración.

- Magnus

- ¿M?

- Porqué no tengo el traje

- Te veías muy incómodo, así que te presté una de mis playeras.

- ¿Y mi otra ropa?

- Está sucia, ya mande por más

- ¿Por más que?

- Más ropa para ti

- ¿Me cambiaste tú?

- Mmmm.... si.

- ¿Con que derecho?

- No te enojes Alexander, mejor dime ¿Qué quieres hacer?

- No tienes trabajo?

- No, tú resolviste eso... por cierto gracias.

Le cuesta agradecer a la gente.

- ¿Por?

Suspira derrotado.

- Por librarme de esa cucaracha.

- De nada.

- ¿Puedes contarme que sucedió?... por favor.

Ya estamos progresando.

- Le encanta el ajedrez y se enteró por las noticias que estaba contigo y ya que agendaste cita aprovechó la oportunidad, desperté, apostamos y jugamos.

- ¿Qué quería él?

- A mí, que te abandonara y mi vida también.

Se incorpora bruscamente quedando casi encima de mi, está molesto.

- ¿Y aceptaste?

- ¿Qué querías que hiciera?

- ¡Cómo se te ocurre hacer eso!

- ¿Qué tiene de malo?

Me abraza ferozmente y no entiendo nada de nada.

- Estuve a punto de perderte Alexander, no vuelvas a jugar con tu vida, te lo prohíbo.

Será posible que... no lo creo, pero y si...

Tocan la puerta.

- ¡Adelante!

Volvió el mal humor pero no me ha soltado, estoy sobre su pecho aprisionando.

- ¡Magnus, la policía busca a Alec!

- ¡Mierda!

Sus brazos me aprietan más y escasea el oxígeno.

– Mantenlos ocupados en lo que salimos por atrás.

Ragnor se va corriendo y escuchamos voces en la planta baja, Magnus me suelta y se levanta para ponerse el pantalón.

- ¿Por qué no solo me dejas ir?, entrégame y ya, te quitas de problemas.

Voltea furioso, se acerca y me sujeta de la nuca, une sus labios con los míos en un beso tan lleno de reclamo que no es necesario que diga nada, ya lo sé todo, él me quiere, sin alejarse me mira fijamente con firmeza.

- Tú eres mío Alexander.- vuelve a besarme.- y yo no comparto mis cosas con nadie.

La cabeza me da vueltas, demasiada información, lo miro como estupido mientras termina de vestirse, al ver que no reacciono toma una manta y me envuelve como taco, no se que le pasa a mi cerebro, decidió irse de vacaciones por un tiempo al parecer.

Ya envuelto me pone sobre su hombro y me saca cargando por la puerta al patio, el aire es fresco, escucho ruidos, cambia mi posición a sus brazos, se mete a un auto y escucho la puerta cerrarse, voy en sus piernas, por fin me destapa un poco de modo que solo mi cabeza sobresale, me mira y habla.

- Lo siento, entre en pánico.

Su cara es graciosa.

- Me di cuenta.

Ve a policías y de inmediato me esconde, pasamos unas calles y vuelve a destaparme.

Me abraza con fuerza como bebé apoyando su mejilla en mi cabello y sé que estoy perdido, a quién engaño, estuve perdido desde el primer momento que lo vi.

Vete a la Mierda (#malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora