Bane es un apellido que inspira terror en quien lo escucha pues pertenece al narco más poderoso que ha pisado tierra, Magnus es una persona que no se tienta el corazón porque no tiene y está acostumbrado a que todos están a sus órdenes y disposició...
Llegamos al medio día a nuestra nueva casa temporal, ahora si no me dejó decidir y vinieron 5 guardias con nosotros que afortunadamente se quedarían en la cabaña cerca y no en la casa, pues no me siento cómodo si tenemos sexo y pueden oírme, bajamos del Jeep hacia una casa preciosa.
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Enserio me conciente demasiado, auque los guardias no se pueden quejar tampoco.
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- Y que pasó con la ciudad.
- La he odiado estos últimos días, así no podrán encontrarnos tan fácil.
- Jace les parará los pies a mis padres, no te preocupes.
- No sólo es Jace, puede ser cualquiera. - Hablamos mientras bajamos las maletas.
- Y por qué querría cualquiera encontrarnos. ?
- Hay mucha gente que quiere acabar conmigo, para hacer eso tan sólo tendrían que atraparte a ti.
Me quedé estático unos momentos, me dijo que yo soy su debilidad, pero no pensé que fuera tan literal, y si así lo es me doy cuenta que no me importa correr el riesgo, No mientras sea con él, dejé caer las maletas ya dentro de la casa y me lancé a atacar sus labios, sorprendido también tiró el equipaje llevando las manos a mis caderas, nos separamos hasta que el oxígeno fue absolutamente necesario, mi cabeza da vueltas.
- Eso que fue. ?
- Me pone que digas cosas tan calientes.
- Creo que puedo ayudarlo con ello señor Ligtwood.
- Enserio señor Bane?
- Oh si bebé.
Aprieta un boton en la pared y las ventanas se van oscureciendo, las lámparas prenden en un nivel de luz cálido pero sin ser muy luminoso, vuelve por mi, nos besamos presionando nuestros cuerpos y rozando erecciones, Me carga y yo me abrazo a él como Koala, subimos las escaleras entre besos, llegamos a la habitación y me deposita tiernamente en la cama, nos desnudamos mutuamente poco a poco, la playera, de paso estimulando con besos por el cuello y los pezones, luego los pantalones y la ropa interior besando los muslos, las piernas, la pelvis, subiendo por el estómago, recorre mi cuerpo con tiernos toques de sus labios, inserta un dedo para empezar a expandirme, seguimos con besos dulces hasta que mete otro, la incomodidad se ha ido y da paso al placer, un tercer dedo mientras chupa mi cuello dejando marcas, sopla haciendo que me estremezca, yo quedo de espalda a la cama y el sobre mi, toma mis manos entrelazando sus dedos con los míos y las pone a los lados de mi cabeza, se posiciona entre mis piernas y empieza a entrar lento, no rompemos contacto visual mientras lo hace, ninguno de los dos aparta la vista ni siquiera cuando está hasta adentro, se detiene dejando que me acostumbre y seguimos mirándonos con absoluta devoción, le transmito lo que quiero y se que me entiende porque se va retirando lentamente y vuelve de golpe, repite eso, sale lento y entra rápido hasta el fondo, el ritmo es pausado, disfrutando las emociones, disfrutando el acto, disfrutando las sensaciones.
Ésta vez no es todo frenético, no es ansiada necesidad, no es puro acto sexual y es cuando me doy cuenta que no estamos follando, no estamos cogiendo, estamos haciendo el amor.
