The Cut.

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La cortada.

Dipper se encontraba frente a su casillero riendo tontamente mientras hablaba con Bill.

Después de todo, finalmente el pequeño descanso de clases por vacaciones navideñas había llegado a su fin.

—Por cierto, debido a que la nieve impidió que pudiera hacer algo por mi cumpleaños Will y yo planeábamos irnos a un lago cerca de aquí para celebrar... y bueno, quería invitarte —empezó el rubio con nerviosismo—, a ti y a Mabel.

—En serio lamento mucho lo de tu cumpleaños, pero, por otro lado, me encantaría ir al lago contigo —contestó el menor antes de detenerse un segundo a pensar todo—, sólo tengo que convencer a mi mamá, lo cuál espero que no sea tan difícil considerando que ya te conoce... y le caíste bien... y que Mabel está invitada.

Bill rió ante eso.

—Igual no es tan pronto —respondió Bill, bastante orgulloso de haber conseguido la aprobación de la señora Pines—, tenemos que esperar a que haya menos frío y bueno, planearlo mejor, por el momento sólo es una idea, pero me gustaría que lo tuvieras en cuenta.

—Es perfecto, así tengo tiempo para lograr que mi madre nos de permiso —añadió el castaño—, y claro que lo tendré pendiente.

—Mmm, se está haciendo algo tarde —comentó el rubio viendo el reloj en la pared—, desafortunadamente creo que ya deberíamos ir a nuestras clases.

—Cierto —murmuró el chico algo desanimado—, supongo que nos veremos al rato, después de todo tenemos clase de matemáticas juntos.

—Genial —contestó con fingida emoción—, pero bueno, supongo que no será tan malo porque al menos estaremos juntos, ¿no?

—Sobre eso... —soltó el castaño—, estoy casi seguro de que Ford tiene un "Ok" preparado para hoy.

—Doblemente genial —contestó haciendo una mueca de fastidio.

—Pero estaremos juntos así que te puedo ayudar —le dijo el castaño con una sonrisa que derritió el interior del rubio—, claro eso sólo si te quieres sentar conmigo.

Bill lo miró fijamente.

—Aunque bueno, sí lo sugeriste en un principio es porque si quieres —continúo nervioso—, ¿no?

—Sí Dipper, obviamente me quiero sentar contigo —contestó viéndolo con ternura y decidía darle un rápido beso en la mejilla.

—Genial —respondió el castaño sonrojado—, sólo que yo lo digo sin el sarcasmo.

Bill soltó una pequeña risita al escuchar aquello.

—Nos veremos luego —finalizó el rubio con una sonrisa, antes de darle otro pequeño beso en la mejilla.

Dipper sonrió ante ese hecho.

—Seguro.

El mayor se dio la vuelta dispuesto a ir al aula que le tocaba en esos momentos, pero un estruendo logró obtener toda su atención, se giro con rapidez encontrándose con que el castaño se había dado un golpe con un casillero abierto.

—¡Dipper! —llamó Bill preocupado tomándolo de los hombros para verlo mejor—, ¿estás bien?

El mencionado desvió la mirada completamente roja por la vergüenza, sobándose la frente un poco el golpe, mientras la persona con el casillero abierto se disculpaba, tratando de no reírse por lo ridículo que era la situación.

—Sí, está bien... sólo estaba distraído —contestó el menor tratando de no ver al rubio puesto que la vergüenza que tenía era demasiada.

Nota mental para un Dipper del futuro: cuando Bill coqueteará con él TENDRÍA que ver por dónde caminaba.

The Mindscape. [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora