El Dragon y Las Sirenas

Un Favor Para Un Amigo?

Han pasado aproximadamente cuatro meses desde el incidente con el diablo del fuego y las cosas han estado bastante tranquilas alrededor de Fiore en su mayor parte. Después de que Natsu se despidió de las sirenas, se estaba recuperando por el tiempo. Después del primer mes, se sentía mejor y decidió salir a trabajar nuevamente. Estaba regresando de un mes de búsqueda de un dragón rumoreado en un desierto volcánico. Caminaba de regreso por la colina desde la estación de tren y estaba casi en la sala del gremio de Lyner.

Su atuendo había cambiado un poco. La chaqueta que había puesto sobre los pantalones negros de carga con bandas de plata atadas a la parte inferior. Tenía muñequeras negras en lugar de sus guantes sin dedos.

"Si no lo supiera mejor, creo que ese tipo me estaba mirando mal en ese tren". Pensó, recordando su viaje de diez horas desde la frontera. Bueno a quién le importa. Lo primero que hago cuando abro esa puerta es dirigirme directamente a la cama que Darla me preparó ... Será mejor que no haya vuelto a hacer algo en la habitación de Mindy ". Natsu se quejó al pensar en los planes de la madre de Mindy. Toda la duración de En ese momento, ella había estado tratando sin parar de crear una situación en la que a él y a ella le pasarían cosas románticas incómodas que le leería. Treya no entendía realmente por qué había hecho la mitad de las cosas que hacía. La Dragon Slayer de Cristal había establecido su residencia en su alegre sala de gremios.

Sin embargo, para Treya, Mindy era una amiga bastante agradable. Ella también la había estado entrenando en el tiempo que pasó con ellos. Mindy era ahora una "amenaza formidable", como lo expresó Treya. Incluso se fue con Treya en los trabajos que consideró apropiados para su nivel. Sin embargo, todas sus sombras fueron hechas a su discreción. En general, había sido bastante tranquilo. Natsu estaba a punto de abrir la puerta. Abrió y respiró todos los olores de comida, gente y muebles de pino que lo rodeaban.

"Ahh, finalmente de vuelta." Natsu suspiró con alivio. Se dirigió a su habitación y tiró su mochila al suelo, luego cayó sobre su cama.

"Mmmmmff". Estaba contento de que finalmente se había derrumbado en su colchón. Lo necesitaba muchísimo. Se estaba quedando dormido antes de escuchar de repente que alguien entraba por las puertas del gremio y estaba haciendo una raqueta. Se levantó y pensó que era otro borracho. Salió y fue a ver de qué se trataba todo ese alboroto. Cuando salió, vio a un hombre con una armadura de cuerpo completo y una capa sobre la espalda. Tenía la insignia de lo que parecía un 'Mago ​​Exorcista'. Se despertó su interés por lo que se acercó a saludar.

"Nunca te había visto por aquí antes". Natsu se abrió con. El hombre se dio la vuelta y sonrió.

"Ah, justo el que estaba buscando". Él tenía su cabello peinado hacia atrás y tenía una cicatriz en el ojo. Su placa pectoral también decía 'Cero absoluto'.

"¿Yo?" Natsu tenía curiosidad.

"Permítame presentarme. Me llamo Silver. Vengo de la catedral de exorcistas conocida como La Orden del Invierno". Parecía tener una actitud relajada.

"Está bien, entonces, Silver. ¿Qué querías?" Preguntó Natsu con una mirada estrecha.

"Tengo un asunto que necesito discutir contigo. En algún lugar privado sería bueno". Dijo mientras miraba a su alrededor.

"Bien, sígueme." Dijo Natsu mientras lo conducía afuera.

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Los condujo a su antiguo campamento. La mayor parte se limpió antes, pero las mA.R.Cas de quemaduras aún permanecían.

"Está bien, Silver. ¿De qué querías hablar?" Preguntó Natsu mientras se cruzaba de brazos.