CAPÍTULO 3 1 DE AGOSTO 19:12 p.m. ERIN

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LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS... - EL PRINCIPITO-


Me costó varias calles recuperar el aliento. No podía creer que ese hombre me haya visto y oído.

Gabriel se preguntaba durante el trayecto por qué aquel desconocido había pronunciado el nombre de su madre, a lo que sus amigos le persuadieron diciendo que seguramente sabía quién era yo y habría casado a mi hijo por nuestro parecido. Pero yo sabía la verdad. Aquel hombre me había visto. Sí. Repitió mis palabras porque yo se lo pedí. Era ciertamente increíble. Un atisbo de esperanza iluminaba este callejón oscuro de desconcierto. Debí haberme quedado con él y hablarle, pedirle ayuda, pero no podía dejar a Gabriel solo. Necesitaba las mismas respuestas que él, y una extraña fuerza me impulsaban a protegerle sobre todas las cosas. 

A los pocos minutos llegamos a una casa que me resultaba gratamente familiar. Era la de mi mejor amiga Sarah y su marido Carlos. Eran una pareja envidiable. Él vino a Escocia en un viaje de intercambio estudiantil y se quedó a terminar la carrera aquí por ella. Una de esas historias de amor que solo salen en las películas, viviendo felices y comiendo perdices en un lindo pueblo al suroeste del país. Salimos los tres en dirección a su puerta y fue Gabriel quien se adelantó para llamar. Podía atisbar la inquietud en su mirada. Nada deseaba más que estrecharle contra mí y sentir su corazón palpitar. Este día estaba siendo el más largo de mi vida y, por alguna razón, sentía que aún me quedaba el plato fuerte.

Mi querida amiga abrió la puerta y abrazó a mi Gaby y a los chicos con el ceño fruncido. Pero nadie dijo nada, solo con un "pasad" se dio todo por entendido. Miré a Sarah mientras cerraba la puerta a nuestro paso, buscando encontrarme en sus ojos, pero los suyos me abandonaron para ir en busca de sus visitantes.

- Gaby, ¿qué está pasando? – mi amiga se sentó frente a ellos con las manos sobre las rodillas. La conocía, a mí no podía ocultarme esa preocupación en su mirada.

- Sarah, mi padre dice que mi madre nos ha abandonado – afirmó con seriedad – pero tú y yo sabemos que ella sería incapaz de irse sin más. Dice que le llamó para decirle que no la buscara y que yo la perdonara... que hay otro hombre...

Mis mejillas se sonrojaron, yo no pude haber hecho una cosa así. Gabriel era mi mundo, nunca lo habría dejado. Recuerda.... Recuerda.... Me decía a mí misma yendo de un lado a otro de la habitación.

- No – pronunció mi amiga – no es propio de Erin. Yo la conozco, nos lo contamos todo, te aseguro que no hay nadie más Gaby.

- ¿Entonces dónde está? – el tono de voz de mi hijo empezaba a subir - ¿Por qué fuiste esta mañana a mi casa? Vi tu coche cuando te ibas.

Sarah miró a los dos amigos de mi hijo y luego a él soltando el aire por la nariz.

- Puedes hablar – inquirió – son de mi total confianza... al igual que tú.

- Tu madre Gaby... no es feliz en su matrimonio. No sé si debo decirte hasta qué punto Fabio la hace sufrir.

- ¿Estás diciendo que le ha pasado algo? – Henry se pronunció al notar el asombro de Gabriel.

- No... no lo sé, chicos, mirad, Erin no pudo haberse ido sin deciros nada, ¿de acuerdo? Y tampoco estoy acusando a nadie. Hoy fui a tu casa porque me puse nerviosa cariño – dijo cogiéndole las manos – nada más. Todo se arreglará, Carlos entraba en el turno de noche en el hospital, pero me ha prometido que de camino pasaría por la comisaria para interponer una denuncia por su desaparición. Estoy esperando su llamada. ¿Por qué no os quedáis a cenar y esperáis conmigo para que estéis más tranquilos? Mi marido me asegura que tiene que tratarse de una tontería.

Los chicos asintieron esperanzados, pero yo conocía la mirada de mi hijo, él realmente se estaba poniendo en lo peor. Mis lágrimas no dejaban de brotar por la frustración de verlo así y no poder hacer nada.

Cuando Sarah sirvió la cena fue incapaz de lograr que Gaby probase bocado. Estaba sentado junto al teléfono con la mirada perdida. Éste no tardó más en sonar y los tres se acercaron a él.

- ¡Es Carlos! – anuncio mirando la pantalla y dándoselo apresuradamente a mi amiga.

Me senté junto a mi hijo y puse mi mano sobre la de él, intentando tocarla. Miré a Sarah que hablaba por teléfono, y luego a Gabriel, no soportaba ver esta desdicha en su cara. Cuando la conversación termino todos la miramos y esperamos a que hablara.

- Mi marido dice que hablo con el jefe de policía del pueblo, y que éste le explico que tienen que pasar 48 horas para hacer tramite de la denuncia en el caso de tu madre. – las tres cabezas miraron al suelo – no obstante – afirmó con el ceño fruncido llamando nuestra atención – asegura que tu padre ya se ha adelantado en dar parte a las autoridades de su desaparición. Dice que le ha puesto una demanda por abandono de hogar.

Silencio... No se pronunció una palabra más en varios minutos que se hicieron eternos. Supongo que todas nuestras cabezas estaban en mí, en averiguar mi paradero y mis supuestas razones. Y también en la prisa de Fabio por denunciarme por dejarlos a mi hijo y a él.

De regreso en coche, Josh quiso convencer a Gabriel de quedarse a dormir en su casa, así que Henry avisaría a mi marido con la excusa de que iban a estudiar juntos. Hubo un trozo de la conversación que llamo mi atención cuando Gaby al principio no quería, ya que ya se había quedado ayer y no pretendía volver a entrar por la ventana justo antes de que se despertara mi marido. ¿Por qué mi hijo durmió fuera sin pedirnos permiso? ¿De qué estas huyendo Gaby?

. . .

Hoy, sus hermanas pequeñas y sus padres no pernoctarían en casa. Ellas tenían una actuación de ballet al día siguiente muy temprano, y optaron por hacer noche en casa de sus abuelos, mucho más cerca de la ciudad. Así que Gabriel y Josh, dormirían en el cuarto de las gemelas, sin necesidad de sacos de dormir. Algo que oí antes de cerrar los ojos en la oscuridad de la habitación fue a mi hijo diciéndole a su amigo que creía que Sarah sospechaba de Fabio. Reconozco que esa información me aterró.

Cerré mis ojos abrazando mis piernas y no pude evitar pensar en él. El hombre de cabellos rubios y mirada clara que me pudo ver en el parque esta tarde. Pude sentir como me atravesaba con sus pupilas destellantes, pude sentir su asombro, su aliento cuando me acerqué y su voz suave y asustada repitiendo mi nombre. Daría lo que fuera por encontrarle y comprobar que no lo soñé.

Una luz tenue iluminó mis parpados y me hizo abrirlos. Me encontraba confusa por el cambio, estaba al aire libre. De nuevo, un punzante dolor en mi nuca y un malestar general que me aturdía. Levanté la vista, era de noche, la luz que me había sacado de mi letargo era una de las farolas de la calle.

¿Qué hacía aquí? ¿Cómo he llegado? Esto cada vez daba más miedo. Miré al frente y vi mi casa. La casa donde vivía con Fabio y Gaby. Pero no estaba en ella, sino en el jardín de la que estaba delante. ¿Ya la han vendido? Que rápido. ¿Por qué piensas ahora en semejante tontería? Todo esto iba a enloquecerme.

Volví la vista y, como si de una aparición se tratara, lo vi.

¡Era él! ¡El hombre del parque! Esos inquietos ojos claros que preguntaban más que yo me observaban confusos y destellantes.

Estaba delante de él ¿Cómo podía ser?





EN 3...2...1...

CAPITULO CORTO, VAMOS A IR DEJANDOSE CONOCER A LOS PERSONAJES PARA ENMARAÑAR EL ASUNTO. ¿TENÉIS YA ALGUNA SOSPECHA?

GRACIAS POR ACOMPAÑARNOS EN ESTA AVENTURA, NO PIENSO RENDIRME.

BESIS CARIÑOSIS

MARGA

LUSS: EL LÍMITE DE LA VERDADWhere stories live. Discover now