CAPÍTULO 9 3 DE AGOSTO 13:47 p.m. SAM MORRISON

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LA INTELIGENCIA BUSCA PERO QUIEN ENCUENTRA ES EL CORAZÓN


Los tres cafés bien cargados que me tomé durante la mañana no consiguieron quitarme el agotamiento. Había pasado gran parte de la noche repasando los informes acerca de la desaparición de Erin Marino y estudiado al detalle las declaraciones de dos de sus amigos más cercanos. Habían sido ellos quienes me informaron acerca de los horarios de su marido e hijo, y en breve me disponía a salir hacia su casa para interrogarles. Estaba un poco alerta, ninguno de ellos creía que Erin se hubiese fugado por su propia voluntad, y su mejor amiga me insinuó la posible culpabilidad o, al menos implicación, del marido de la desaparecida, Fabio de Luca.

Tomé mi sombrero del perchero de mi oficina y le di las buenas tardes a mi secretaria Steffany al salir. Era un día frío, a pesar de ser Agosto, y me alegré de llevar mi gabardina conmigo a pesar de caer en el tópico de la vestimenta de un detective que tanta gracia le hace a mi esposa.

Eso me recordó mandarle un mensaje para que no me esperara para el almuerzo, quería tomar declaración a la familia de Erin Marino lo antes posible.

(Cariño, hoy se me alarga el trabajo, llegaré a media tarde)

Arranqué el coche y me dirigí a la dirección que me había proporcionado la base de datos sobre la familia De Luca Marino. El vehículo del que tenía conocimiento en su propiedad no estaba estacionado en la entrada, así que esperé en el mío echando un vistazo a los informes de mi maletín. Cuando su 4x4 hizo acto de presencia, tomé mi libreta y les esperé en el porche.

Un marido visiblemente agotado y un adolescente malhumorado me miraron confusos mientras se acercaban a mí.

- Buenas tardes señor De Luca, soy el detective Sam Morrison – me presenté enseñándoles mi placa – estoy investigando la desaparición de su mujer. Si fuera tan amable, me gustaría hacerles...

- Gabriel, entra en casa – Me interrumpió el padre notablemente furioso. El chico quiso protestar, pero éste le hizo obedecer con un movimiento de cabeza – Oiga... detective, no tenemos nada más que decir que lo que se ha dicho ya, así que si me disculpa...

- Entiendo que esto es difícil para ustedes señor De Luca – insistí al ver que me iba a cerrar la puerta en las narices – pero tengo que tomarles declaración acerca de las horas previas a la desaparición de Erin, ustedes son cruciales para esclarecer el caso.

El marido de mi investigada se giró con aire furioso, algo que llamó mi atención fue su falta de colaboración.

- Mi hijo es menor de edad, y yo ya declaré todo lo que sabía en la comisaría cuando la denuncié por abandono de hogar. Si pretende molestarnos más a Gabriel o a mí, tendrá que ser con una orden del juez – sentenció, y sí, me dio con la puerta en las narices.

Me subí a mi auto y anoté en mi libreta:

Bolso de mujer en la entrada de la casa

Pedir orden al juez Oslon

Miré mi teléfono:

Vale Sherlock, besos

Respondí rápidamente a mi mujer:

Cambio de planes, te invito a comer fuera. Te veo en la cantina señora de Morrison.

Me envió una sonrisa y pedí una jarra de cerveza fría a Arthur cuando me senté en la terraza de su local.

LUSS: EL LÍMITE DE LA VERDADWhere stories live. Discover now