CAPÍTULO 8 3 DE AGOSTO 08:50 a.m. ERIN

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UN HOMBRE VIAJA POR EL MUNDO BUSCANDO LO QUE NECESITA Y REGRESA A CASA PARA ENCONTRARLO.

GEORGE MOORE



De nuevo, ese pinchazo horrible en mi nuca cuando abrí los ojos por los rayos de sol que se colaban por la ventana. Estaba en la habitación de mi hijo, tumbada en un rincón. Mi marido golpeó la puerta para despertarlo, hacía mucho tiempo que no era cariñoso con Gabriel.

¿Qué te ha pasado Fabio?

Lo miré con rencor, sólo despertaba eso en mí. No podía sentir más que rechazo por esa persona con la que me casé tan enamorada. Espera Erin... algo más venía a mi mente...

Tampoco era cariñoso conmigo...

(( - Cariño, me ha llamado Sarah – mi tono sonaba tembloroso – ya sabes que su tienda está teniendo mucho éxito, y cómo yo la ayudé a sacarla adelante... me ha propuesto asociarnos y trabajar juntas.

- ¿Trabajar? – Dijo Fabio sin levantar la vista del periódico matutino – Tú no necesitas trabajar Erin, además solo la entorpecerías, lo que tienes que hacer es quedarte en casa cuidando de tu hijo y de mí, ya traigo yo el dinero a esta familia.

- Fabio, no se trata del dinero – intenté hacerme entender – yo necesito salir de esta casa de vez en cuando, relacionarme, ocupar mi tiempo, soy buena con los negocios, tengo estudios y muchas ganas, Sarah dice que lo haré bien.

- Erin no me cabrees – mi marido soltó el diario y me miró amenazante. Hacía mucho que no encontraba ternura en sus ojos – te he dicho que no y punto. Llama a Sarah y dile que no estás interesada.

- P-pero...

Mi queja fue interrumpida con un fuerte golpe en la mesa con su mano que me sobresaltó.

- ¡He dicho que no y no hay más que hablar! – Su grito me asustó y me eché hacia atrás como un acto reflejo. Fabio se dio cuenta y puso su mano en mi cara... Tenía un moretón que con su áspera caricia me recordó un dolor en mi mejilla – deja que yo cuide de ti...))

Abrí los ojos con fuerza, ese recuerdo inundó mi cabeza abrasándome por completo. Miré por la ventana del cuarto de mi hijo mientras él se iba a duchar para acudir a clase.

Ángel...

Salió al porche a recoger el periódico que el chico de cada mañana dejaba en nuestras entradas. Se detuvo en la escalera frente al jardín de mi casa y miró hacia arriba. Cuando me localizó y nuestros ojos conectaron, sentí una indescriptible sensación de melancolía y nervios.

Pero su mirada había cambiado, no huyó de nuestro contacto visual. Pude distinguir una media sonrisa y un gesto con su cabeza a modo de llamada. Su desaliñado pelo claro detonaba un sueño recién interrumpido, y sus ojos una mezcla de emoción y miedo.

Como una adolescente sin cerebro, me señalé preguntando si era a mí a quien gesticulaba y él afirmó disimuladamente. No necesité más, salí del cuarto atravesando paredes y me planté delante de él en un abrir y cerrar de ojos.

- Entra conmigo, Erin – susurró.

- ¿Qué? – mi asombro no cabía en toda la calle.

Ángel abrió el periódico y tapó su cara con vergüenza mientras se dirigía a la puerta de su casa.

- No querrás que me vean aquí hablando solo...

LUSS: EL LÍMITE DE LA VERDADWhere stories live. Discover now