Capítulo 2

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71 horas y 30 minutos.

7:30 PM

Pascale escuchó el sonido de la puerta y salió de su habitación para ver a su madre pero su decepción fue grande cuando la única persona que Atravesó la puerta fue Anthony.

—¿Dónde está mi madre? —interrogó Pascale.

—¿Esa pregunta no debería hacerla yo? —Anthony alzó una ceja— !No soy Dios niña tonta! —se sentó en el mueble y miro a Pascale— espero que llegué temprano, tengo hambre.

Pascale rodó los ojos y se fue a su cuarto, no aguantaba a ese hombre, deseaba con todas sus fuerzas que un día es su trabajo un delincuente le disparará, sería un final justificable para un policía. Buscó su teléfono y marcó el número de su madre.

Usted ha entrado al buzón de mensajes del...

¡Malditasea! —Pascale empezaba a ponerse nerviosa, su madre debía estar en casa hace ya como media hora—. Tranquila Pascale no te alteres, seguro se quedó trabajando hasta tarde no te preocupes, se pudo haber quedado sin pila, debe venir en camino pero hay mucho tráfico —daba vueltas en su habitación tratando de apaciguar ese mal presentimiento.

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70 horas y 40 minutos.

8:20 PM

—Por favor, déjame ir, no se quién eres —suplicó desesperada Sofía, estaba en una casa extremadamente grande, limpia y bien cuidada pero estaba aterrorizada. El hombre que la tenía cautiva, estaba hablando por teléfono con una persona. Decía cosas sobre un vuelo para dos personas, no lograba procesar bien, sus sentidos aún se encontraba un poco dormidos por aquello que se hombre le haya puesto—. Yo tengo una hija, ella... ella debe estar esperando por mi... por favor —no podía contener las lágrimas, el miedo y la desesperación la estaban superando. Ese hombre la había amarrado a una silla.

El hombre misterioso había dejado de hablar por teléfono, aún conservaba el pasamontañas pero esos ojos verdes, tan cautivadores, Sofía los recordaba de algún lado

—¡Dios mío! De verdad al veces solo tienes que mantener la boca cerrada. No puedo pensar con claridad cuando estás sollozando demasiado fuerte —el hombre se acercó a ella peligrosamente, eran tan alto y a juzgar por como le quedaba la ropa también era musculoso— sigues siendo igual de bella que antes, pero ya no tienes ese brillo particular en los ojos ¿Acaso estás sufriendo una trágica historia de amor? Porque con el marido que te gastas, toda una decepción para una mujer como tú ¿No lo creés? —tocó un mechón de cabello de Sofía y está como pudo se apartó.— quieta,quieta. No quieres que me moleste —hizo presión con su mano en la cabeza de Sofía.

—Por favor, yo no te conozco, debes estar equivocado. Déjame ir y no le diré a nadie —le rogó.

—¡Claro que me conocés!— exclamó alzando los brazos—. Tú y yo, tenemos historia, la olvidaste por lo visto pero puedo hacerte memoria  el hombre busco una silla y se sentó frente a Sofía, se sacó el pasamontañas dejando ver un rostro que le paralizó la respiración a Sofía.

—Marcos...

—El mismo que viste y calza —le mostró una sonrisa un tanto escalofriante, no se podía negar de la belleza que poseía Marcos. Alto, musculoso, cabello negro como la noche, piel muy blanca, pecas que adornaban su rostro y unos hermoso ojos verdes.

« Admito que encontrarte no fue fácil, después de que te casaste con este tipejo te escondites, dejaste de hacer lo que te gustaba y hasta pediste un descenso para un puesto más cómodo. Todo por un hombre que su ego nunca hubiera aguantado que su mujer fuera más exitosa que él, patético, muy patético viniendo de ti. No queda nada de la mujer que conocí años atrás en Suiza, una mujer poderosa, hermosa y llamativa, una mujer que llamaba la atención solo con su presencia, tan magnífica que quién iba a pesar que iba a doblar su rodilla frente a un hombre, insípido cabe destacar pero un hombre. »

— se levantó de la silla— ¡La gran Sofía Scott! Una mujer de negocios, a sucumbido frente a un hombre —exclamó por los aires.

—¿Porque estás haciendo esto? ¿Qué quieres? —Sofía interrogó a Marcos.

—¿Acaso no es obvio? Vine a recuperar la oportunidad que me quitaste cuando te fuistes de Suiza, también voy a sacarte de ese maldito matrimonio que llevas, un completo infierno por cierto —volvió a tomar la silla pero está vez la colocó al revés y apoyó los brazos del espaldar mientras se inclinaba un poco— ¿Cómo puedes aún estar con ese tipo? ¿Cómo puedes dejar que te peguen? Mírate eres una belleza, yo sin duda te pondría una mano encima, pero sería para llevarte a lo más extremo del placer y eso que solo dije mis manos.

—Marcos por favor, tú no eres así, eres una buena persona— Sofía trataba de razonar con él—. Yo tengo que volver, mi hija debe estar muy preocupada por mi. Ella es todo lo que tengo, además no me gusta dejarla mucho tiempo sola con ese hombre, tú mismo lo has dicho es un ser miserable.

—¿Tu hija? Se me había olvidado que tenías una hija —le acarició el rostro— no te preocupes por hijos, cuando estemos lejos voy a darte muchos hijos y creeme, debo hacer unos hijos preciosos —se paró de la silla y salió del cuarto donde estaban.

—¡No Marcos, por favor!

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Este es el capítulo número dos, con el tiempo va tomando más forma.

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Gracias por leer, hasta la próxima actualización.

72 horasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang