capitulo 2

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Narra Grecia:

-¡Cómo demonios te vas a poner eso! -Gritó mi madre.

-¿Qué? -Murmuré.

-¡Pareces prostituta!

Alcé una ceja.

-Cámbiate eso antes de que lleguen los invitados.

-Si me van a casar que él sepa desde ahora cómo soy.

-¡Cámbiate!

-Señora, ya llegaron los invitados...

Mi mamá me fulminó con la mirada.

Salió de mi habitación.

¿Una prostituta?

Este vestido es adorable... vestido amarillo, me llega hasta arriba de la rodilla, lo cual, es de prostituta según mi mamá.

Bajé las escaleras.

Mi papá me fulminó con la mirada.

-Ella es Grecia- gruñó.

Una señora se volteó a verme.

-¡0h! ¡No sabes cuánto he esperado para conocerte!

Sonreí, ella me miró de arriba a abajo. Hizo una mueca.

Se volteó a ver a mi padre.

-Jerry, ellos son mis hijos, Román y Natasha.

-Román, he oído hablar mucho de ti, has ascendido de puesto muy rápido, me sorprendes, hijo -habló mi papá- desearía tener un hijo como tu.

Alcé las cejas. Claro, las mujeres quedamos suprimidas.

Caminé en dirección a la cocina, el tal Román me siguió con la mirada, mantuvo su postura rígida y firme, sus manos en su espalda, alzó levemente una ceja, casi como si fuese un tic nervioso, le sostuve la mirada hasta que entré en la cocina.

Mi mamá y las sirvientas corrían de allá para acá.
-¿Puedo ayudar en algo? -Mi mamá arrugó la nariz y frunció su boca.

-Dios mío... no tienes modales. Vas a conocer a tu futuro esposo y te vistes como... como una prostituta. ¡Dejarás a nuestra familia mal parada!

-Yo también te amo mucho, mamá.

[...]

-Román será ascendido pronto -anuncio Harold- y bueno... acaban de terminar de construir su casa -alcé las cejas -fue un regalo... del gobierno.

Claro, un regalo, como es hijo de un militar importante, pronto lo enviarán a la guerra y será el primero en morir... y quedaré con una enorme casa... sólo tendré que fingir 6 meses que estoy muy afectada y ya.

-Es muy bueno saberlo- sonrió mi madre -me enorgullezco del yerno que tendré.

Arrugué la nariz.

-Bueno, no finjamos que estamos aquí por otro motivo -murmuró Harold -para cuándo será la boda.

Román se rio del comentario de su padre. Mi papá puso sus manos cruzadas en su mentón.

-En un mes creo que las chicas y yo podríamos tener todo resuelto -apoyo mi madre-el lugar,la ceremonia, los adornos... y por supuesto el despampanante vestido de Grecia.

Todos miraron a Román.
-Por mi está bien se  encogió de hombros.

-Bien, el viernes haremos una fiesta de compromiso, con muchos unciales... gente importante- apoyó mi padre.

Apreté los labios. Román me miró directamente, hice una mueca y corrí la mirada.

-Y... tienen que lucir enamorados, y muy felices, ¿Comprenden? Ambos.
-Si murmuró Román.

-¿Grecia?

Alcé la mirada.

-Si.

[....]

-Ahora si luces decente -murmuró mi madre- y con el cabello bien arreglado.

Suspiré y rodé los ojos. Terminé de bajar las escaleras para encontrarme de golpe con Román. Me pasó una mini caja de terciopelo oscuro.

La abrí, un gran anillo posaba tranquilo contra su esponja. Hasta eso luce elegante.

-Gracias, que romántico -dije irónica y rodé los ojos.

-0h, ¿Quieres que te lo ponga? Bromeó.

Quedé abrumada y saqué el anillo.

-No.

Le devolví la caja y puse el anillo en mi dedo. Demonios, luce tan bien.

Es un perfecto anillo de compromiso.

-Román.

El enseguida alzó la mirada y se puso rígido al escuchar el llamado de su padre.

Lo mandó al patio a hacer algo, no estoy segura de qué.

-¿No lo acompañas? -Murmuro Harold.

-No dije obvia.

-Ve con él ordenó,- alcé una ceja- obedece, mujer. 

Gruñí y seguí a Román, me abrió la puerta de su auto, bufé y me subí. Luego, él rodeó el auto y se subió.

-¿Y dónde se supone que debo acompañarte? -Se encogió de hombros.

-Sólo nos enviaron a dar una vuelta de... una hora más o menos, hasta que lleguen los invitados.

-¿Y eso por qué?

-No lo sé, sabes cómo son los viejos. Quieren que todo salga perfecto.

Bufé.

-¿Quieres un helado?

[...]

Lamí mi helado y me limpié la boca con la servilleta.

-En dos días debo ir a un evento... muchos militares y sus esposas, prometidas y novias... e hijos algunos. Debes ir conmigo.

-¿Debo? -Alcé una ceja.

-Debes, las cosas cambiarán ahora, cariño. Ya basta de vida sin reglas, en mi casa las cosas serán como yo quiera, yo decido lo que se hace y lo que no.

-Como si ser hija de un militar significará "una vida sin reglas "-rodé los ojos.

-Irás a ese evento conmigo, bien vestida, bien peinada, muy correcta y encantadora... y por supuesto muy enamorada.

-Será lo más difícil.

[...]

Llegamos a mi casa, muchos militares con sus familias estaban llenando mi casa, cada uno con una copa o un vaso y probando algún bocadillo.

Enseguida la actitud de Román cambió, puso una mano en mi cintura y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

Saludó a muchas personas y regaló encantadoras sonrisas, chicas más jóvenes que yo le coqueteaban al hombre que me sujetaba de la cintura, parecían ignorarme totalmente.

-¡Aquí está! ¡El hombre! -Gritó mi padre y palmeó la espalda de Román- ¡Oigan todos!- Se subió a una silla- ¡Me complace informar que mi hija se casará con el teniente Román Vokanosh!

Todos aplaudieron y felicitaron, Román me atrajo hacia él, sonreí como complacida.

Mentira, estoy más incómoda de lo que nunca he estado.

Puse mi mano en el pecho de Román y lo miré como si estuviese enamorada, pero sólo quería golpear su rostro.

No tendré que hacerlo, pronto se irá a la guerra y lo golpearán por mi.
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Disculpen por borrar tan de repente al capítulo hace rato es que al revisarlo te que tenía un error

1939Donde viven las historias. Descúbrelo ahora