XI: Lissa

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Amanda

Harry llegó furioso a la casa pero más furiosa estaba yo en todo sentido, ni siquiera me bañé o me cambié solo estaba esperándolo en la cocina para que explicara la cantidad de cosas que seguía sin decirme. Él se me paró en frente con mandíbula tensa, sus manos hechas puños y sus ojos fríos junto con sus ojos inyectados en molestia.

—¿Me vas a explicar qué demonios te ocurre? —él dijo casi reclamándome.

—¿Cuando me ibas a decir? —me crucé de brazos entre cerrando mis ojos.

Harry soltó una risa sin gracia.

—No me quieras distraer, sabes lo que has hecho, Amanda, sé que tienes algo con el maldito Jeff y lo de ayer me pareció una total inmadurez —Harry me dijo con voz dura.

Esta vez fui yo la que rió—: Liam trabaja para ti. ¿Qué demonios? 

Harry rodó lo ojos.

—¿Esa es la razón por la que decidiste emborracharte?

Me encogí de hombros con naturalidad.

—Yo creo que me iría con otro que me fuera más sincero, más joven, con menos dinero, pero al fin y al cabo honrado, sin mentiras, me tienes cansada— y supe que mis palabras le dolieron porque sus ojos me lo demostraron.

—No digas estupideces, —dijo entre dientes, mientras negaba con la cabeza—. No me vas a dejar, tu me quieres.

—Que te adore, Harry, no significa que quiera vivir al lado de una persona que me mienta —le dije negando con la cabeza —. Y la verdad, estoy demasiado decepcionada.

Su rostro se contrajo en dolor y me miró desconfiado.

— Liam llamó hace un par de minutos, el mismo que va a la universidad conmigo, le contesté, dijo que te llamara, ¿por qué demonios tienes contacto con él?

Los ojos de Harry me demostraron que no se esperaba esa pregunta.

Harry se tensó y me miró con ojos casi asustados. Esperé unos segundos por una respuesta pero no hubo nada.

—No tenías derecho a revisar mi celular —dijo.

—Eso no responde ninguna de mis preguntas, Harry—susurré—. Te juro que no me quiero ir, tampoco quiero dejarte a ti. Tal vez soporte pequeñas mentiras, pero las tuyas llevan otro nivel.

Él se apoyó del mesón y cerró sus ojos.

Camino alrededor de la cocina nervioso pero finalmente sus ojos pararon en mi.

—Liam siempre ha trabajado para mí, —Él se cruzó de brazos sin mirarme—. Es mi mano derecha y, está dentro de la Universidad porque te protege, no porque estudie.

Casi me quedé sin aliento.

—¿Qué demonios está mal contigo? —casi le grité—. ¿Por qué me vigilas? 

—Sé que eres capaz de decirle a Lissa o a Jeff de lo que voy a hacer, —él dijo mirándome furioso—. Necesito estar al tanto de las estupideces que dices y haces. 

Lo miré indignada. 

—¡¿Matar a mi amiga es una estupidez para ti?! —le grité.

—¡Es necesario desaparecer a Jeff y a Lissa, no puedo dejar pasar eso por alto! —Harry también me gritó—. ¡Y gracias al cielo, probablemente ya deberían estar en el infierno!

Dejé de escuchar por un par de segundos porque no creí que me lo estuviera diciendo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y un ardor se asentó en mi pecho, llevé mis mano al pecho de Harry.

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora