XXIII: Sin Sentimientos

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DOS DÍAS DESPUÉS.

Amanda.

—¡Curalo! ¡Hazlo tu sola! —Louis me gritaba y yo solo lloraba del dolor.

Negué con la cabeza gritando que no podía, no podía hacerlo. El dolor no me dejaba pensar con claridad, mis lágrimas no me dejaban ver bien pues todo lo veía borroso y pedía a gritos a Marco sobre todo, que me miraba sin inmutarse, que parase.

Pero mis suplicas solo llevaban más dolor, Marco colocó su dedo en la apuñalada que el mismo había dejado, aplicando más fuerza, grité presa del dolor y la impotencia. Intenté alejar su mano de mí pero no lo logré, solo provocaba que aplicara más fuerza en la herida.

Louis me tomaba del cuello y decía entre gritos que debía hacerlo yo misma, y finalmente lo hice, tomé el alcohol mientras que apartaba con fuerza la mano de Marco y la apartaba de mi. Sin siquiera pensarlo me eché el alcohol en el herida, grité pero actué rápido antes de que Marco o Louis volvieran a hacerme sufrir, tomé la gasa y la coloqué sobre la herida, secando un poco.

Mas personas se acumularon en el patio del lugar, todos alrededor de Louis, Marco y de mí, los hombres gritaban insultos y otros, como me encontraba sin camiseta, solo con brasier, me gritaban piropos despectivos.

—Louis, haz presión —Marco dijo tranquilamente, Louis me ayudó a hacer presión en la herida mientras yo sacaba la hilo de el botiquín.

Louis lo miró por un par de segundos antes de regresar su mirada a mi casi insegura pero al final lo hizo. 

Llevé mis manos hasta la suya y la saqué de mi cuerpo con fuerza, me senté como pude sobre el suelo mientras que entre lágrimas y con la respiración entrecortada tomé el botiquín.

—Malditos bastardos, los odio. Maldito sean todos, maldito sean, —sollocé.

Mis manos temblorosas destaparon el frasco de agua oxigenada y me lo entregaron, Louis quitó la gasa para que dejara caer el producto.

—Aguja e hilo —Marco dijo.

Lo miré con ojos suplicantes, él evitó mi mirada y volvió a decir que debía cerrar la herida.  No sé como lo hice y tampoco si lo hice bien pero lo hice a la vista de todos, casi siendo humillada, habían hombres gritando, un par de mujeres, incluyendo a Flama me miraban sin gritar casi con lástima.

El dolor no paró pero, al menos, era un poco más soportable, tomé gasa y adhesivo médico así colocandolo en la herida, en mi abdomen bajo casi llegando al hueso de mi coxis.

—¿Qué tal algo de agua? —Marco se rió dando un paso hacia mi riendo.

Los hombres, rieron y gritaron en afirmación.

—Louis, llévala a nadar —Marco continuó y me miró con ojos llenos de picardía.

Me senté y lo miré con confusión.

¿Por qué me hacía esto?

—No creo que sea el momento, ella-

—Cállate, Tomlinson, —Marco lo tomó de la camisa acercándolo a su rostro de forma amenazadora—. ¿O prefieres que tu hermano sufra las consecuencias?

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora