XXXVII: Su Amor, Mi llave

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Capítulos finales.

Amanda.

No me paré de mi lugar desde que colgué la llamada, no me importaba si me veía fea, yo solo esperaba que cayera en mi juego. Jim no me había dicho más nada desde que le entregué el teléfono y yo a él tampoco, cada uno parecía estar inmerso en su mundo.

Escuché la puerta de la entrada cerrarse y a continuación paso acercarse a la cocina, me levanté de donde estaba hacía el ventanal que deba una vista fija a la hermosa y azul playa de Hawái. Me crucé de brazos y esperé respirando con calma, concentrandome más que todo para mi siguiente paso triunfal.

Sentí los sonidos detenerse en el portal de la cocina, el silencio reinó y suspirando miré por encima de mi hombro, por el rabillo de mi ojo.

Él estaba quieto y como ninguno de los dos reaccionó me di vuelta encontrándome con   él vestido con una camisa holgada de botones y unos vaqueros, llevaba un par de lentes reteniendo su cabello que estaba un poco más largo.

Sus ojos lucían preocupados y con un brillo de esperanza que me pareció hasta un tanto ridículo.

—Llevo semanas pidiendo verte, —susurré.

Él relamió sus labios y entro en la habitación mirándome de pies a cabeza.

—El doctor dijo...

—Sé lo que dice, —rodé los ojos—. Y estoy cansada de escucharlo. Él no me cree Harry, aún cree que estoy loca.

Él me miró con ojos desconfiados.

Tomé una respiración fuerte antes de bajar la mirada y jugar con el dobladillo de mi suéter.

—Te extraño, —susurré mirándolo—. Ya no quiero estar aquí. No me gusta esta casa, ni las personas, ni nada, me quiero ir.

Su mirada se empezó a suavizar cuando mi voz se ahogó un poco y mis ojos empezaron a formar lágrimas. Caminé poco a poco hasta estar cerca de él, llevé mis manos a su cintura y lo acaricié, me acerqué más para lograr colocar mi mentón sobre su pecho, él llevó sus manos a mi cabello y me miró con algo en sus ojos, esa mirada melancólica y enamorada.

—No estas bien, Amanda, —él susurró acariciando mi cabello.

Asentí acariciando su espalda.

—Claro que sí, —le dije sonando desesperada—. Sé que actué mal, sé que te hice daño, que me comporte como una trastornada pero entiendeme, a mi me pasaron muchas cosas. Estaba enojada, con el corazón roto, no quiero odiarte pero cada vez que me veo sentada aquí sola siento que me haces daño.

Él me miró con las cejas unidas mientras seguía mintiendole con las mejillas llenas de lágrimas, con la careta de niña estúpida, como antes.

—Me siento como cuando Jeff me tenía encerrada, como un animal enjaulado, —lloré—. No me sigas haciendo esto.

—¿De verdad te sientes así? —murmuró preocupado.

Asentí—: Por favor, sacame de aquí.

Él besó mi frente y me abrazó.

—Lo siento, —él me susurró.

Cuando me solté de él, llevé mis manos a sus mejillas colocándole de puntillas, él llevó sus manos a mi cintura y aceptó mi beso con suavidad. Lo besé fuerte, esperando que sintiera que de verdad lo necesitaba; algo dentro de mi se emocionó cuando lo besé pero no me dejé llevar por mis sentimientos.

MONEY - HS 💵 #1Where stories live. Discover now