Capítulo 7

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—Alexis...—no puedo evitar sentirme aliviada y feliz al ver a Arthur cruzar la puerta de la casa y venir hacia mí.—¿Qué haces aquí?

—Todo mal Arthur, todo mal—le abrazo sin más y él me estrecha entre sus brazos.

—¿Qué ha pasado?—niego con la cabeza. No quiero contárselo. Le necesito como amigo, necesito alguien que no me vaya a juzgar como el resto hace.—Vale, no quieres hablarlo...ven conmigo entonces, te llevo a la residencia.

—¿Y Emma y las gemelas?—le pregunto.

—No te preocupes por ellas, ya las llevarán de vuelta los chicos a los que han estado pegadas toda la tarde—me explica despreocupado y yo asiento. No quiero que las pase nada, pero llegar ya a la residencia es lo que más quiero ahora mismo, y me alivia no tener que esperarlas.

Me siento delante con Arthur y él acaricia suavemente mi muslo izquierdo antes de colocar su mano en el volante. Prefiero pensar que está totalmente sobrio y que el camino de vuelta a la residencia es demasiado corto como para tener un accidente, o de lo contrario estaría comiéndome la cabeza todo el trayecto.

—Muchísimas gracias por traerme—le digo una vez estamos los dos delante de la puerta de mi habitación.

—Es lo mínimo que podía hacer, gracias a ti por buscarme pareja—sonríe tímidamente y yo le devuelvo el gesto—aunque no sé si la habré gustado mucho.

—Seguro que sí, y sino ella se lo pierde—se encoge de hombros. 

—Eres muy amable conmigo Alexis—me dice con gesto avergonzado.

—No tengo ninguna razón para no serlo— le explico. Arthur es un chico simpático y bueno, y me cuesta entender porque la gente no iba a ser amable con él. De chicos como Kaden lo puedo entender, pero de los demás no. Aunque por lo poco que he visto en estos días, la gente no es demasiado agradable aquí.

Entro en mi habitación, y a los pocos segundos me doy cuenta de que mi compañera no está sola. Un chico musculoso ocupa mi cama y ambos se han quedado dormidos. Lo que faltaba.  Despertarles solo hará que Ashley me odie más, y no necesito más enemigos en esta universidad, así que salgo rápidamente de la habitación y cierro la puerta con suavidad.

—¡Arthur!— le grito a mi amigo que todavía sigue cruzando el pasillo y cuando este se gira le hago un gesto para que me espere.—¿Con quién compartes habitación?—le pregunto cuando le alcanzo.

—Con Ben, un chico del equipo de baloncesto de la uni, ¿por?

—Mi cama está ocupada, y me preguntaba si podía ir a dormir a tu habitación— le digo con vergüenza.

—Esto...por supuesto...—me contesta él nervioso.—Además Ben no está nunca así que estará su cama libre...

—Geniaal—le doy un beso en la mejilla y ambos vamos juntos a la habitación. Rezo mentalmente para que ese tal Ben no esté ocupando su cama esta noche, o de lo contrario tendré que buscar otro lugar para dormir. Me suena haber oído el nombre de ese chico, mencionado por alguien cercano, pero no consigo recordar exactamente por quien, ni en qué momento.

Entramos en la habitación, y efectivamente está vacía. No tardo ni dos segundos en tumbarme en la cama y en intentar dormirme cuanto antes. Ha sido un día muy largo, y con demasiadas emociones. Lo único que pido es poder seguir siendo invisible por los pasillos de la universidad, sobre todo ante ciertas personas.

—Buenas noches Arthur, gracias por dejarme dormir aquí.—Sonríe tímidamente y se tumba en su cama.

—Buenas noches Alexis.


Una pequeña luz hace que me despierte. Son las 9 en punto de la mañana. Decido levantarme de la cama e irme a mi habitación antes de que los pasillos se llenen de adolescentes recién levantados. Salgo de la forma más sigilosa posible para no despertar a Arthur, y camino despacio hasta mi habitación, que por suerte no está demasiado lejos. 

El chico con el que mi compañera dormía ya parece haberse ido, mientras que Ashley todavía sigue dormida. Como es temprano aprovecharé para ducharme para después poder estar más tranquila el resto del día y tener tiempo de sobra para estudiar y hacer todos los deberes que ayer no hice. Entro sigilosamente en el baño, y pego un grito ahogado al encontrarme a un chico medio desnudo dentro saliendo de la ducha.

—Vaya, vaya, no sabía que tenía visita—dice él y yo me pongo roja como un tomate. Se tapa con una toalla por debajo de la cintura y doy gracias a Dios de que mis ojos han sido suficientemente rápidos para no poder verle nada "íntimo". Me fijo en sus enormes músculos, nunca había visto nada igual en mi vida. Sus abdominales están tan marcados que realmente hacen justicia a la gran reconocida expresión "tableta de chocolate", y uno de sus bíceps, ocupa lo mismo que mis dos brazos juntos. Madre mía.—¿Hola?

—Yo...perdón...no sabía que estaba ocupado—cierro la puerta de golpe y respiro hondo. Yo no sé si lo que tengo es mala suerte, o que simplemente todo lo que le puede pasar a una persona me tiene que pasar siempre a mí. Me apoyo en la cama y dejo mi mirada fijamente en Ashley. Por suerte ella sigue dormida.

A los pocos minutos el chico sale del baño, vestido.

—Perdón, te juro que no te he visto nada—le digo y él se ríe.

—No me hubiera dado vergüenza que me hubieras visto algo—dice seguro de sí mismo y pongo los ojos en blanco. Lo que me faltaba por oír.—Soy Ben.—Las ideas se me hacen claras de un momento a otro. Este es el famoso Ben que comparte habitación con Arthur. Que ironía que yo haya dormido en su cama y él en la mía.

—Yo...soy Alexis—le digo todavía con timidez.

—Lo sé—le miro confusa y seguidamente dice:—eres la compañera de habitación de mi novia, ¿cómo no lo iba a saber?

—Ah claro—le digo sin saber muy bien si debería sacarle tema de conversación o simplemente ignorarle.—¿Y te vas a quedar aquí hasta que se despierte Ashley?

—¿Me estás echando, Alexis?—dice riéndose.—Pues pensaba irme nada más ducharme, pero me estás entreteniendo.

—No, no, no te quería echar, si quieres quedarte quédate.

—¿Ahora quieres que me quede? Cambias muy rápido de opinión eh—se ríe de nuevo y yo me doy de cabezazos mentalmente por no saber escoger las palabras correctamente.

—No, me refiero que...hagas lo que quieras— digo por última vez con la esperanza de que no saque más pegas de todo lo que digo.

—Me voy ya anda, ya nos veremos por ahí—se despide con la mano y yo le devuelvo el gesto.

Ashley todavía sigue durmiendo. Ella y Ben hacen cumplen sin duda el típico prototipo de pareja de instituto, la chica popular y el jugador de baloncesto. Aún así, por lo poco que les he conocido, sus personalidades no me pegan mucho juntas, son los dos tan egocéntricos que me cuesta creer que no estén todo el día discutiendo por quién es el centro de atención.


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