━ preface: the goodbye and the moon.

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•° PREFACIO. °•

•── EL ADIÓS Y LA LUNA ──• 

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•── EL ADIÓS Y LA LUNA ──• 


Dolía. Notaba el sabor de hierro de la sangre en su boca y a su corazón latir a un ritmo tan vertiginoso que la dañaba. Además, el aire no le llegaba bien a los pulmones, hiperventilaba sin parar. Comenzaba a sentir que se asfixiaba y tristemente, no era la primera vez que se sentía así, ni siquiera había pasado tanto desde la última vez, pero esta vez sin duda era mucho peor. Esta vez, incluso si no quería hacerlo, incluso si estaba en su personalidad ser positiva y era de la clase de personas que decía que nunca se debía perder la esperanza, se cuestionaba si conseguiría sobrevivir y más cuando no había nadie cerca en aquel bosque para ayudarla.

Su vista comenzaba a nublarse y sus escasas fuerzas a irse. No aguantaría mucho más, podía notarlo en cada fibra de su ser. Pronto la muerte se presentaría ante ella y se la llevaría al eterno mundo de los sueños, donde el dolor no existía y cabalgaría sobre nubes de algodón.

Honestamente, no se sentía tan asustada ante la idea de morir como cabría de esperar. Quizás porque durante sus diecisiete años de vida se las había pasado mentalizándose sobre que ese día llegaría tarde o temprano, sobre que todo el mundo tenía que morir, sobre que algún día tendría que extender sus brazos y dejar que el ángel de la muerte la abrazase, aunque estaba claro que había llegado bastante antes de lo que esperaba.

Lo que sí la asustaba y muchísimo era la idea de no volver a ver a sus amados y cariñosos padres que nunca habían perdido la esperanza con ella y siempre habían estado ahí dedicándole sus vidas enteras, ni a cierto travieso espíritu del invierno al que adoraba y quería más que a nadie en el mundo, pues él le había dado alas cuando los demás le impedían volar. Podía imaginar el dolor que sentirían y las lágrimas que derramarían si se iba. Podía imaginar la armoniosa y tranquilizante voz de su padre quebrarse, los bellos y expresivos ojos grises de su madre romperse, la hermosa y traviesa sonrisa de Jack perderse, y el puro y bello corazón de cada uno de ellos fragmentarse en decenas de pedazos.

¿Se enfadaría Jack con ella si faltaba a su promesa?, se preguntaba. El espíritu le había pedido que nunca dejase de creer en él y siempre lo recordarse, había respondido sin dudar que lo haría y además, había añadido que siempre estaría para él y nunca dejaría de esperarle mientras se iba a sus viajes para hacer nevar en el resto del mundo.

No, lo conocía. Sabía que él nunca se enfadaría con ella, pero sí lamentaría no haber estado ahí cuando más lo necesitaba, por no haber estado ahí para salvarla.

Sus marrones ojos se dirigieron al collar en forma de copo de nieve que se encontraba tirado a un par de metros de ella. Se había desprendido de su cuello cuando la cadena se había roto durante la caída. Con un acopio de fuerzas que no supo de dónde sacó, con temblores sacudiéndola sin parar y sintiendo como su cuerpo se dañaba más con cada movimiento, comenzó a arrastrarse por el suelo y cuando no fue capaz de hacerlo más, estiró todo lo que pudo uno de sus brazos para alcanzar el collar. Tosió un par de vez, haciéndose más presente el sabor de la sangre en su boca, mientras llevaba la mano hacia su pecho y apretaba el collar contra él, para poder sentir la calidez que siempre le había trasmitido lo más cerca posible, para poder sentir de alguna manera que Jack estaba con ella.

Regresó entonces la mirada hacia el bello cielo nocturno que se extendía ante ella, esperando el inminente final y dejando que las lágrimas cayesen.

Pero algo extraño sucedió.

En esa noche de primavera, en la que el suave viento mecía las copas de los árboles, las olas del mar cercano chocaban contra la costa produciendo un hermoso sonido y el aroma de las diferentes flores inundaba el ambiente, la luna se veía diferente a todas las anteriores que había visto a lo largo de su corta vida. Se veía mágica, pura y más hermosa que nunca. Enorme y brillante. Y mientras la contemplaba, tendida en el frío suelo, pensó que era bonito que lo último que fuera a ver fuera aquella hermosa luna. Incluso llegó a sentirse arropada y reconfortada por sus rayos de plata cuando estaba a nada de perderse.

«No es tu hora, resiste, lucha. Aún no es tu hora, todavía hay mucho que debes hacer», escuchó que le decía una voz aterciopelada que llenó su corazón de una inmensa calidez. Le recordó a la voz de su padre: tranquilizadora y cargada de amor hacia su persona.

«¿Quién ha dicho eso?», quiso preguntar, pero su boca fue incapaz de emitir sonido alguno, pues estaba demasiado ocupada tratando de obtener aire.

«No te rindas, eres necesaria, pequeña flor», volvió a escuchar de parte de esa bella voz.

Por un instante, creyó que quizás había alguien cerca, alguien que la había encontrado e iba a salvarla. Sin embargo, rápidamente se dio cuenta de que estaba sola, únicamente acompañada por aquella luna llena, y que la voz sonaba como si estuviera dentro de su cabeza.

¿Eran imaginaciones suyas? ¿Incluso en un momento así se estaba permitiendo soñar con los ojos abiertos?, se cuestionó. Podría ser, ella siempre se ponía a soñar en los momentos más inesperados. Quizás su mente quería darle un momento de esperanza y tranquilidad antes de que sus ojos se cerrasen para no volverse a abrir.

Pero se equivocó.

Mientras cavilaba la posibilidad de que fuera la propia luna quien le hubiera hablado, pues recordaba que Jack le había contado una vez que esta nunca respondía a sus preguntas, las ataduras de su cuerpo se deshicieron y el dolor se esfumó. Fue como por fin poder escapar de la jaula en la que había estado prisionera durante toda su vida y extender sus alas con plena libertad. No se había sentido tan libre, tan capaz de hacer cualquier cosa, desde Jack.

Aun así, no pudo disfrutar mucho de esa extraña e increíble sensación, que probablemente había sido producto de su imaginación, sus ojos cedieron y terminaron cerrándose. Se despidió del mundo en un mero susurro y deseó lo mejor para aquellos a los que amaba.

Su vida como Lyanna Madden terminaba.

Pero otra comenzaba.

A los pocos minutos, sus ojos se abrieron de nuevo, dando la bienvenida a una nueva vida, pero ya no eran de color marrón como la tierra mojada, sino que refulgían en un verde como la hierba fresca.

El espíritu de la primavera había nacido.


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Otra historia comienza. ♥

Debo decir que este es uno de los prefacios/prólogos más cortos que he escrito, apenas me ha ocupado dos páginas de World. En realidad, he escrito dos versiones diferentes de este prefacio y la primera era mucho más larga, algo más de seis páginas. Sin embargo, me he decantado por publicar esta más corta para evitar haceros spoiler de varios sucesos del acto uno que prefiero que sean sorpresa. De todas maneras, es probable que termine publicando la primera versión, algo modificada, más adelante, cuando la historia llegue a este mismo punto. 

Cambiando de tema, no sé exactamente a cada cuanto iré actualizando esta historia, pero espero hacerlo rápido, ya que los capítulos del primer acto no pretendo hacerlos muy largos. Aún así, sed pacientes, ya que hasta que no haya terminado de actualizar todas mis demás historias es probable que no vuelva a actualizar esta, más haya de publicando el apartado del acto uno.

Y eso es todo. Espero que os haya gustado y no os olvidéis de votar y comentar. ♥

Marie Weasley.

Believe ➳ Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora