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•── MUÑECOS DE NIEVE ──•
—¡Jack! ¡Jack! —iba gritando Lyanna por el pasillo que llevaba a su habitación.
Abrió la puerta y se encontró al mencionado recostado sobre la cama mientras giraba el bastón con cara aburrida. En cuanto la vio de reojo, se incorporó, sentándose con las piernas cruzadas, la pelirroja se acercó hasta la cama y la subió dando un pequeño saltito. Sus marrones ojos miraron al espíritu cargados de emoción y como siempre, inocencia.
—¿Qué pasa? —preguntó él extrañado.
—¡Papá me ha dado permiso para jugar en el jardín con la nieve! —respondió completamente entusiasmada—. ¿¡No es genial!?
—¿Eh? ¡¿En serio?! —inquirió inclinándose hacia delante, tanto que su rostro quedó a la altura del de Lyanna.
—¡Sí! Ha dicho que está bien si es solo un ratito y me abrigo mucho.
—¡Genial! —exclamó Jack.
Era difícil saber cual de los dos estaba más emocionado por poder salir a jugar fuera.
—P-Podríamos hacer un muñeco de nieve —sugirió con timidez Lyanna mientras juntaba y separaba los dedos índices—. Siempre he querido hacer uno...
Jack parpadeó varias veces seguidas, no podía evitar sorprenderse y extrañarse porque ella nunca hubiera hecho un muñeco de nieve. Pero, claro, ella no salía mucho a jugar fuera y además, en aquel pueblo rara vez solía nevar.
—¿Y qué tal si hacemos dos? —propuso con una ladina sonrisa—. Uno grande que me represente a mí y uno pequeñito que te represente a ti.
Los orbes de Lyanna brillaron de pura emoción y se tapó la boca con ambas manos mientras esta se abría ampliamente. No cabía en su gozo de lo que le había gustado la propuesta.
—¡Sí, sí, hagamos eso!
El espíritu sonrió aún más al verla tan feliz.
—Ah, ¿pero no se extrañará tu padre si te ve hablando sola? —cuestionó algo preocupado de que el hombre pensase que su hija estaba loca.
Lyanna ladeó la cabeza como si no entendiese lo que le quería decir.
—Está acostumbrado —dijo después.
—¿Acostumbrado? ¿Sueles hablar sola seguido? —Su ceja se enarcó.
—¿Cómo si no iba a hablar con mis amigos de los libros? —inquirió ella como si fuese obvio y a Jack se le escapó una carcajada, no esperaba esa respuesta.
