D i e c i s é i s . 💞

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—Vaya, eso es mucho pastel para ti solo— dice a sus espaldas, no pudo evitarlo al verlo pasar.

—Si Christopher, lo sé— continua su camino.

—Llamame solo Chris— sonríe poniéndose frente a él.

—Esta bien Chris, ¿Qué quieres de mí?— se detiene al mismo tiempo.

—Una porción de tu pastelote por favor— sonríe muy enorme.

—Voy a contarte un secreto— le hace una señal para que de acerque.

—Dime— susurra poniendo su oído.

—Erick es mi novio—

—¡Santo Dios de la Papaya!— exclama tapando su boca.

—Habla más bajito— susurra.

—Pero tu eres muy amable y él... Él es, grosero— sigue mirándolo con asombro.

—Es que realmente él no es así— sus ojo brillan, cada que habla de él. Incluso cuando le plática a su espejo, todas sus cualidades.

—No puedo creerlo—

—La mitad de todo esto— señala el plato —Es para él —

—¿Y la otra para mí?—

—No— ríe —Es para mí, pero si puedes escapar a la cocina, ahí están regalando pastel—

—¿De verdad?— murmura emocionado.

—No, pero puedes robarlo como yo— se carcajea, tocando su hombro antes de irse.

Christopher es tan fácil de engañar, que es divertido. Le gusta la comida.

Tararea alguna canción que ha escuchado en la radio, hasta que llega a la habitación.

Checa dos veces ambos lados del pasillo para verificar que no haya nadie que pueda verlos.

Abre rápidamente y cierra de igual manera, una vez que está dentro.

—¡Yupi pastel!— brinca el más bajo hasta donde está su novio.

—Yo también te quiero— sonríe al verlo estar tan cerca de él.

—Yo te quiero más— le da una mordida en el labio.

Joel pone el plato a un lado, en el mueble de noche. Y lo toma por la cintura, lo carga mientras choca sus narices, y lo sienta sobre el escritorio.

Se mete en el medio de sus piernas, y toma su cuello.

—Eres el novio más bonito de todos— susurra cerca de su boca.

—Tu eres el novio más eficaz del mundo— se pega a él.

El rizado toma el control, comenzando con su labio inferior, succionandolo. Le gusta mucho esa sensación, la de sus lindos labios.

Erick jadea internamente, al sentir su mano acariciarlo debajo de su playera. Saca su lengua con un camino directo contra la de Joel, y cumple su misión, de encontrarse y acariciarse entre ellas.

—¿Podemos comer pastel, por favor?— pide el ojiverde al alejarse.

—No— acaricia su mejilla.

—Ay, ¿Por qué?— responde al instante con un puchero.

—Es mi turno, ahora yo quiero meter mi lengua—

—Mira, puedes hacerlo cuando yo tenga mi pastel en la boca— cuenta feliz.

—¿Como por qué haríamos eso?— ríe mirando su emoción.

—Porqué podemos fingir que yo soy tu mamá pájara y tú eres mi cría, así que tengo que masticar la comida para después darte a tí— infla sus mejillas.

—No amor, se escucha desagradable—

—Entonces vete al carajo y déjame tragar a gusto— trata de irse pero, él lo detiene.

—Pero tu tienes que hacerlo después—

—Suena justo— besa su mejilla eufórico.

Siempre quiso saber lo que las aves sienten al alimentar a sus bebés, y hoy, su curiosidad iba a ser saciada.

¡Odio San Valentín! ¡! TerminadaWhere stories live. Discover now