Untitled Part 5

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Capítulo 5

El maullido resultaba melodioso para el alma de Yamirelis. Su rostro lo decía todo. Preguntó por el gato después de dejar claro que le encantaban pero por lo alérgico que era su padre, no tenía uno en su casa. Más su rostro denotaba total confusión al Lois aclararle:

—No es un gato, es un perrito.

— ¿Pero?

—Acá el ruido de los perros se asemeja a los que ustedes llaman maullar y el de los gatos se asemeja al ladrido de los perros de donde tú vienes. ! Ah! Y aquí los gatos persiguen a los perros, aunque los domésticos se llevan bien.

—Eso no es normal.

—Lo mismo diríamos nosotros si estuviéramos en el otro lado del mundo.

Yamirelis asistió con su cabeza. Su padre le había enseñado que la verdad era relativa, que existían diversas culturas cuyas creencias entraban en contradicción, unas con otras y que lo mejor era fomentar el respeto y el entendimiento de unas con otras. Decidió acariciar al perro cual tirado bocarriba con la lengua afuera. El maestro Figoren interrumpió diciendo con mucha amabilidad:

—Espero que te sientas como en tu casa. En la mañana partiremos a otro lugar secreto. Tengo que presentarte ante el otro líder de la coalición. Dormirás acá abajo por tu propia seguridad. Si necesitas algo, puedes subir en confianza. Allá estaremos Lois, mi esposa y este servidor.

Lois, al ver a Yamirelis preocupada, sosteniéndole la mano le dijo:

—No te preocupes. Desde hoy viviré para guiarte y protegerte, aunque con el tiempo sabrás que tú eres la que nos guiará y protegerá a todos.

De repente llegó a ese cuarto secreto Yidis Figoren, quien enseguida fue presentada por su esposo. Ésta, nerviosa, le dijo a su esposo que muchos policías estaban realizando intervenciones en todo el sector Laguna Grande. Le pidieron a la joven que se quedara ahí, que pase lo que fuese no hiciera ningún ruido, ni subiera. En segundos la dejaron sola.

Los Figoren subieron. Lois se metió al baño del sótano. En menos de cinco minutos salió del mismo con una camisa diferente, cabello teñido de rubio y peinado con otro estilo. Antes de que ella le preguntara algo, él le aclaró:

—Aquí tenemos de todo para cambiar de apariencia, desde aerosoles para teñir el cabello de manera temporal hasta atuendos de diversas clases.

Él subió después de sujetarla por los brazos y decirle:

—Tranquila, todo saldrá bien.

Diez minutos más tarde ocurrió lo esperado: policías tocando bruscamente la puerta y anunciándose. La señora Figoren la abrió antes de que la derribasen. Les explicaron a los residentes que estaban ordenados hacerles un allanamiento y cateo. Les enseñaron los dos bocetos de los sospechosos. Adolecentes: un varón y una hembra. Los Figoren aseguraron que no los habían visto y hasta preguntaron con amabilidad cual era el motivo de la búsqueda de los jóvenes.

—Diversos crímenes contra Ciudad Mundial —les contestó, no muy amable el que parecía estar a cargo de la docena de policías que registraban la casa.

—Tú, niño, enséñame tu identificación —le dijo uno de los policías a Lois, quien se encontraba en un sofá de la sala leyendo un libro.

Le mostró su tarjeta de identificación. El retrato 2x2 impregnado a la tarjeta oficial del gobierno fue verificado y validado por el mismo policía. El que parecía estar a cargo le dijo con firmeza al señor Figoren:

—Si por casualidad se topase con esta pareja notifíquelo de inmediato al cuartel de este sector. Buenas noches.

El maestro asintió con la cabeza. Luego aseguró la puerta tras la partida de los policías. Enseguida Lois y él fueron al sótano.

Yamirelis: en el otro lado del mismo mundoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن