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ృ ꒰❝La idea de pensar en tí me deja débil; no hay palabras que me expliquen, pero si te sientes como me siento, házmelo saber que es real.❞꒱ ృ
—Por mucho que me guste verlos desnudarse el uno al otro con sus malditos ojos, ¿podrían volver adentro y ayudarme a salir de aquí, por favor?— Bailey interrumpe, enojada con los brazos cruzados.
Nuestras cabezas giran hacia donde ella está, asomándose por la ventana con la cara cubierta de malicia, y yo retrocedo rápidamente, haciendo que los brazos de Shawn cuelguen sin fuerzas a sus costados. Frunce el ceño, mirando a la chica inoportuna.
—¿Qué quieres?— pregunta, irritado.
Bailey lo mira fijamente. —Que ustedes dos dejen de hacer el estilo perrito con sus iris y me ayuden con la guardería. ¿A menos que estén listos para desnudarse y empezar a filmar una maldita película porno?
—¿Con qué necesitas ayuda?— interrumpo abruptamente, queriendo cambiar de tema lo más rápido posible.
Le doy a Shawn una mirada de disculpa, antes de subir para unirme a Bailey, con él siguiéndome justo detrás de mí.
Ella suspira. —Las señales están hechas. El cartel está terminado. Mae me dio las llaves de su coche y todo lo que necesitamos para la próxima actividad está en el maletero.
—¿Qué es lo que sigue?
Sonríe, es la primera sonrisa que me da desde que nos conocimos. —Lavado de autos. ¿Recuerdas?
—¿Lavado de autos?
—Te pedí que trajeras un bikini por una razón, idiota.— pone los ojos en blanco. Shawn se tensa a mi lado, dejando salir un fuerte aliento.
—¿Por qué necesitaría un bikini para lavar un coche?— cuestiono.
Ella suspira, mirándome fijamente. —¿Es realmente una pregunta?
—Sólo contesta.—digo exasperadamente.
Bailey vuelve a poner los ojos en blanco. —Te mojas cuando lavas autos, Sophie. Así que te quitas la ropa seca y te pones algo que se supone que está hecho para mojarse. ¿Está claro?
—No traje mi bikini.— informo, parpadeando en su dirección.
—No es que sea mi problema, pero hay dos piezas de repuesto en alguna parte de mi bolso, si quieres.
—¿Llevas trajes de baño de repuesto?— pregunto, divertida. Pero Bailey no se ríe. Su cara de piedra aún es visible.
—No. Sólo sabía que olvidarías el tuyo.— afirma, antes de salir por la ventana y cerrarla con un fuerte clic.
