Capítulo 12; Doncel.

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Aclaración:
Entre el capítulo 8 y 10 hay una diferencia de 3 semanas. Es decir, el viernes de la semana 1 y el lunes de la semana 3. Es para que entiendan los siguientes capítulos.
Eso es todo, Amnesia fuera.

Naruto Namikaze era un doncel; es decir, una persona que tiene el físico de un hombre pero posee la capacidad de dar vida. A pesar de que estos casos son más conocidos ahora, un doncel siempre es una bendición. Su familia se remonta a una gran variación de donceles a lo largo de la historia, por lo que la genética indica que al menos uno de tres hijos hombres será varón, dos de tres hijos hombres podrían ser donceles.

Su abuelo Jiraiya dice que los padres de Kushina y Nagato debieron ser varón y doncel respectivamente, Minato tenía otro hermano y este era doncel pero murió en un atentado a la policía donde trabajaba. Su hermano Deidara y él eran donceles, así que el hecho de que los tres hijos de Minato y Kushina pudieran dar vida era quizá lo que más llamaba la atención de la familia Namikaze-Uzumaki, eran sangre bendita con sangre aún más bendita.

Eran algo así como una cadena de sangre bendita. Todo un árbol genealógico bendito.

Tsunade Senju, rubia de ojos miel, era una reconocida doctora que se especializó toda su vida en embarazos de donceles, y además de eso era su abuela. Ahora ella lo miraba con una seriedad que lo hacía desistir de su idea de hacerse un chequeo, pero una vez que entró en el consultario ya no había vuelta atrás.

Luego de terminar su jornada de trabajo, y sabiendo que Sasuke llegaría tarde hoy había pedido una cita urgente con su abuela, quien enseguida le había cedido un turno pero ahora frente a ella, estaba literalmente intimidado.

Tenía miles de preguntas estallando en su cabeza. ¿Y si no estaba embarazado? ¿Y si era un embarazo psicólogico? No, no soportaría aquello. Es que ya llevaba un par de días con las pocas codiciadas naúseas y el sueño que se apoderaba ahora de él era infame. Llevaba apenas tres semanas y media desde que empezó a trabajar, pero sentía que habían pasado siglos.

—Jé, hola-ttebayo.

Sasuke estas últimas semanas se levantaba muchisimo más temprano que él -o así le parecía porque el otro le dejaba dormir un poco más-, estaba muy estresado pero él también llegaba cansado así que ni siquiera se preocupaban por hacer otra cosa que no fuera tirarse uno encima del otro sobre el sofá y dormir, hasta que recordaban que existía algo llamado comida -que el primero en reaccionar era el rubio-, y se ponían a preparar algo. Naruto no se estaba metiendo de lleno en los temas de la empresa pero por lo que decía su padre, Sasuke tenía mucha carga sobre sí. La empresa Sharingan, el problema con Danzo, el buffet y la asosiación con los Hyuuga parecía estarle sacando canas a su adorado esposo. Y él había tenido tanto apetito, de todo, que tampoco le dejaba descansar mucho.

—Naruto —Tsunade se lanzó a abrazar a su hermoso nieto.

En parte se sentía mal por el azabache pero es que no podía evitarlo; eran las hormonas. Por eso tres días antes le había informado a su esposo que iría con el doctor, más nunca especificó con cual pues quería darle una grata sorpresa a Sasuke que seguramente le daría luz entre toda la oscuridad en la que se estaba sumergiendo actualmente.

—Hola, Baachan —saludó con una sonrisa.

—¡Mocoso! Siéntate, siéntate —lo alentó, mientras rodeaba el escritorio y se sentaba a un lado del computador, sin apartar la mirada de su distraído nieto—. Bien, entonces, dime que te trae por aquí.

—Quiero practicarme un examen de emb... embaraza... embarazo-ttebayo —tartamudeó, con las mejillas rojas.

—Finalmente —suspiró la mayor.

El hijo de un abogado |SasuNaru|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora