Capítulo 8: Masturbación

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- Relájate de una puta vez – escuchó el grito de Law, lo que hizo que durante unos segundos, Ace dejase de forcejear.

- Maldita sea, Law, ya he hecho lo que querías esta mañana.

- ¿Que has hecho qué? ¿Te sientes aliviado?

Aquella pregunta confundió a Ace. No se sentía aliviado, sus testículos aún dolían, incluso puede que más que antes, pero él había hecho caso, se había masturbado aunque jamás había probado a hacerlo.

- Joder, Ace, no tuviste un orgasmo.

- ¿Un qué?

- El culmen del placer, te quedaste a medias.

- Yo no me quedé a medias, hice todo lo que me dijiste.

- ¿Sacaste todo el líquido?

Ace dudó unos segundos, no estaba seguro, pero había expulsado unas gotas de un líquido blanquecino. Sabía que era semen, los otros presos siempre bromeaban y decían guarradas relacionadas al sexo y al semen, no era idiota como para no saber eso.

- Yo... salieron unas gotas y...

- Te quedaste en el preseminal – se quejó Law – quédate quieto, voy a aliviarte esa presión que sientes. Ahora debe dolerte más que antes. Cuando se produce una erección la sangre se acumula en el pene, Ace, si no tienes un orgasmo, tarda más en bajar y eso produce más dolor.

¡Azahar! No era la habitación. Intentó centrarse en aquello pero cuando Law pasó su mano libre hasta las esposas de Ace, se dio cuenta de que el olor venía de él. Apretó los puños, sintiendo la mano de Law sobre el dorso de ellas, apretando con fuerza contra el colchón para mantenerle inmóvil mientras su otra mano seguía jugando bajo su pantalón.

- ¡Joder! – susurró Ace entre dientes, mordiendo la sábana e intentando aguantar los espasmos de placer que estaban recorriendo su cuerpo.

Law supo que ese chico no aguantaría demasiado. Los novatos no solían hacerlo y además de eso, Ace estaba al límite. Necesitaba descargar y con urgencia. Sin embargo, aquella posición tampoco era buena para Law, su miembro, preso bajo su propio pantalón, estaba apoyado contra el levantado trasero de Ace, allí arrodillado en su cama, aguantando como podía las caricias. No pudo evitar deslizar su miembro hacia arriba, rozándose entre las nalgas del menor y bajando nuevamente. ¡Estaba mal! Sabía que estaba mal restregarse de esa forma, más porque no podía bajar la guardia y el sexo... era bajarla demasiado. ¿Quién le decía que ese chico no podría matarle allí mismo si su cerebro se despistaba con el sexo y el placer? Pero aun así, volvió a moverse, restregando un poco más su miembro que empezaba a despertar. ¡Se lo habría follado! Su cabeza sólo pensaba en bajarle más el pantalón, dejar esas tersas nalgas al descubierto y metérsela, pero no lo hizo. Contuvo sus instintos y se conformó con el restregón. ¡Ace ni siquiera parecía percatarse de aquello! Estaba sumido en su propio placer como para darse cuenta de lo que Law hacía.

¡Era un maestro en esto! Ace se dio cuenta por cómo sus dedos se paseaban por toda la longitud de su miembro, prácticamente erecto desde las primeras caricias que había recibido, pero ya no era sólo eso, sino la forma en que jugaba con su frenillo. Tan sólo pudo intentar reprimir unos jadeos que eran casi incontrolables.

- Deja de resistirte, joder – se quejó Law, al darse cuenta de que Ace más que disfrutar, parecía estar sufriendo.

Quizá tenía vergüenza por aquella situación. Un hombre, un total desconocido le estaba masturbando, no era plato de buen gusto y Law lo sabía, pero iba a enseñarle a ese idiota cómo narices tenía que hacerlo las próximas veces y hasta dónde tenía que llegar.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Место, где живут истории. Откройте их для себя