Capítulo 10: Antes de hora

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Law fue el primero en abrir los ojos. ¡Era la primera noche que dormía sin complicaciones! Su hermana no se había abalanzado sobre él, no tenía un cuchillo sobre su cuello y Ace seguía en su sitio, con su brazo libre sobre el radiador apagado y su rostro encima de su brazo, agarrado a ese aparato para poder dormir un poco.

Durante unos segundos, se quedó estático en la cama. Las mantas le daban calor pero fuera, empezaba a hacer frío. Elevó un poco la cabeza y se fijó nuevamente en el moreno frente a él. Realmente era un buen chico, ni siquiera había hecho el amago de intentar escapar y dormía como mejor podía en esa incómoda posición.

Con aquello en mente, se levantó y tiró de una de las mantas de su cama para ir hacia el chico. Desató su mano del radiador y colocó la segunda manta encima de él. Ace agarró enseguida ambas mantas, colocándolas mejor sobre él, dando a entender a Law que tenía frío.

Sin embargo, Ace abrió los ojos con lentitud, enfocándose en el sicario frente a él. Todo su cuerpo estaba entumecido y dolía por haber permanecido demasiado tiempo en la misma posición.

- Me has soltado – susurró Ace al ver su mano libre del radiador.

- Ya estaba despierto.

- Claro – sonrió con inocencia.

Así era Law y empezaba a comprenderle. Simplemente era un hombre que jamás se fiaría de nadie. Una vez despierto y pudiendo controlarle, ya no necesitaba mantenerle atado, era lo suficientemente fuerte como para bloquear cualquier ataque a su persona. Era un hombre inteligente y temible, pero por alguna razón, Ace no se sentía amenazado por él. Quizá porque sabía que tarde o temprano moriría, ya fuera en la jaula o a manos de ese sicario de helado corazón.

- Oye, Ace... llevo un tiempo preguntándome algo y creo que tú tienes la respuesta a ello.

- ¿De qué se trata?

- Es... sobre la enfermedad de Lami. Cuando la di por muerta, estaba muy enferma, no habría aguantado ni un año más, pero está viva y eso es porque alguien tuvo que darle la medicación que inventé. Sé que los nobles no se preocupan por los esclavos, así que ellos no pudieron dársela aunque al principio creí que era la única opción posible pero...

- No sé nada al respecto – fue la respuesta de Ace, pero por los ojos que había puesto y cómo había cambiado la mirada, supo que mentía.

- Ace, yo creé esa medicina y sé que los nobles tienen mucho dinero y son muy temerosos, seguramente la comprarían sólo por tenerla, por si en algún momento la necesitasen. He revisado los armarios de la enfermería y falta un bote. No creo que los nobles tuvieran plomo ámbar en su cuerpo. ¿Lo robaste para ella? – preguntó directamente.

- Yo no soy médico, Law. ¿Cómo iba a saber qué medicamento era? ¿Cómo iba a robarlo?

- Tú no sabrás de medicaciones, pero Lami sí, ella pudo decirte qué bote era y tú siempre estás herido por los combates, tenías acceso a la enfermería.

- Yo no he robado nada – volvió a afirmar Ace, pero sólo hizo que Law sonriera al ver ese ligero sonrojo, cómo desviaba nuevamente la mirada de él y la posaba en el suelo. ¡Había sido él! Pero afirmar que había robado a los nobles le metería en problemas si se enterasen.

- Vale – dijo finalmente Law entendiendo lo que ocurría – lamento haber sacado conclusiones precipitadas. Te creo, no hiciste nada. Pediré algo para desayunar, seguro que tienes hambre.

Se dirigió hacia el teléfono de la habitación tras revisar las muñecas de Ace. Las esposas seguían allí y aún podía ver las heridas que dejaban en su piel, pero ni aun así podía quitárselas. No podía bajar la guardia con él. Podría parecer un chico inocente y dulce pero... también conocía su resistencia y lo buen boxeador que era.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Where stories live. Discover now