*King's Cross*

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Yacía bocabajo, escuchando el silencio.

Estaba absolutamente sola.

Nadie me estaba mirando.

Nadie más estaba allí.

No estaba completamente segura de que yo misma estuviera allí.

Bastante tiempo después, o quizá en ese mismo instante, me vino el pensamiento de que debía de existir, debía de ser más que un pensamiento incorpóreo, ya que estaba tendida, definitivamente tendida sobre alguna superficie.

Por tanto tenía el sentido del tacto, y la cosa contra la que estaba tendida también existía.

Si bien podía sentir, me pregunté si también podría ver.

Abriéndolos, descubrí que tenía ojos.

Yacía en medio de una brillante neblina, aunque no era como las otras neblinas que siempre había experimentado.

Los alrededores no estaban ocultos por vapor nublado, más bien el vapor nublado no se había formado a su alrededor.

El suelo en el que estaba echado parecía ser blanco, ni caliente ni frío, simplemente así, un espacio liso y blanco en el que estar.

Me senté.

Mi cuerpo parecía indemne.

Entonces un ruido me llegó a través de la nada uniforme que me rodeaba, los pequeños y suaves golpeteos de algo que aleteaba, se sacudía y luchaba.

Era un sonido lastimoso, pero también ligeramente indecente.

Tenía la incómoda sensación de que estaba escuchando algo vergonzoso y furtivo, y ese sonido venía a una cierta distancia de mí.

Ande, vagando por la nada, hasta encontrarme con un Harry sin gafas y acabado de vestir, no arreglado del todo.

-¿Diddy?- preguntó Harry.

-Si, yo. Curiosa, la muerte. ¿Te la habías imaginado así?- le pregunté a Harry.

-No, la verdad es que no.- dijo Harry.

Se puso en pie mirando alrededor.

Cuanto más lejos miraba, mas se veía.

Un gran techo abovedado de cristal brillaba en lo alto bajo la luz del sol.

Tal vez era un palacio.

Todo estaba silencioso y quieto, exceptuando esos extraños golpeteos y sonidos gimoteantes que salían de algún lugar cercano, en la neblina...

Nos giramos lentamente, y los alrededores parecieron inventarse a si mismos ante mis ojos.

Un gran espacio abierto, brillante y limpio, una grandiosa sala mucho más grande que el Gran Comedor, con ese límpido techo abovedado de cristal.

Estaba bastante vacío.

Eramos las únicas personas allí, excepto por...

Retrocedí.

Había localizado la cosa que estaba haciendo los ruidos.

Tenía la forma de un niño pequeño desnudo, arrebujado en el suelo, con la piel ajada y áspera, despellejada.

Estaba temblando bajo el asiento donde había sido abandonado, no deseado, escondido fuera de vista, luchando por respirar.

Sentí miedo de él.

Aunque era pequeño y frágil y estaba herido, no quería acercarme a él.

Sin embargo, me fui acercando lentamente, lista para saltar hacia atrás en cualquier momento.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //8//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora