4. Fight.

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'No hay sonido que iguale tus gemidos'

| Barbara West | Wailing.

— No es gracioso. — Dijo Kyla y yo no podía parar de reír.

— ¡Te fuiste directo a una puerta de vidrio, claro qué es gracioso!

— Cállate. — Bufo golpeando mí hombro haciendo qué perdiera el equilibrio del coche por unos segundos.

— ¿Vas a ir a mí casa? — Pregunté y ella asintió.

— ¿Está tú papá? — Me encogí de hombros mientras giraba el coche a la izquierda.

— No lo sé.

— ¿Y Brad? — Sonreí rodando los ojos ante su pregunta.

Ky estaba enamorada de mí hermano desde hace un tiempo pero jamás lo ha aceptado. Siempre dice que es por calentura, y me causa gracia qué el también dice lo mismo de ella. Los dos son demasiado cobardes para admitir qué se gustan.

— Salió con Dylan está mañana y aún no había llegado cuándo me buscaste. — Ella asintió lentamente mirando hacía la ventanilla. — ¿Vas a aceptarlo alguna vez?

— ¿Qué cosa?

— ¿Qué te encanta Brad? — Se giró para verme y note el sonrojo en sus mejillas.

— Lo haré cuándo tú lo aceptes con Dylan.

Le mostré mí dedo del medio y seguí conduciendo, al cabo de cinco minutos más hablando sobre su torpeza en el centro comercial llegamos a casa.

Aparque el coche en mí lugar correspondiente.

Una vez dentro deje mí abrigo en el perchero junto con el de Ky.

— ¡He llegado! — Grité mientras entraba al salón pero estaba vacío. Así qué, me dirigí a la oficina de papá.

— ¿Qué tal te fue? — Pregunto en el momento qué entré, lo abrace y deposite un beso en su cabeza.

— Bien, venía a preguntar a qué hora es la pelea de Dylan. — Me senté en una de las sillas frente a el y empecé a dar vueltas.

— No creo qué sea buena idea qué vayas, me he enterado qué el hijo de Jeremy peleará también.

— ¿Qué? — Me detuve de golpe y me arrepentí en el instante cuándo empecé a verlo doble. Me tomo unos segundos recomponerme. — No me importa sí estarán allí, voy a ver a Dylan y apoyarlo.

Le costó al principio aceptarlo pero cuándo le recordé qué estaríamos todos y que no iba a correr ningún peligro, lo hizo.

Desde qué las últimas misiones salieron mal, ha estado paranoico. Incluso más de lo qué normalmente es.

Todo lo de la mercancía robada y la explosión del yate lo hizo aumentar tres veces la seguridad y reducir nuestras salidas.

Al principio creíamos qué eran los Bieber quienes estaban detrás del sabotaje pero después recibimos noticias de qué luego de la explosión, ellos fueron robados igual.

Así qué, estábamos alertas.

Me despedí de el y salí directo a la habitación para encontrar a Ky revisando mí closet.

— Todo lo qué veo aquí es de colores oscuros y cuero. — Me reí ligeramente mientras tomaba asiento en uno de los pufs y sacaba de una cajita el esmalte rojo.

— Siempre te quejas de lo mismo. — Puse toda mí concentración en pintarme las uñas rogando qué por una vez quedarán decentes.

— Tienes razón, supongo qué espero llegar un día y qué me sorprendas con un cambio radical.

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