Capítulo II

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6 de noviembre, 2038

—¿Por qué lo mataste? —preguntó Connor al dañado androide de Carlos Ortiz— ¿Qué pasó antes de que cogieras el cuchillo? ¿Cuánto estuviste en el desván? ¿Por qué no intentaste escapar?

El joven detective se encontraba sentado en la sala de interrogatorios, frente al androide, quien se mantenía impasible y no contestaba a ninguna de sus preguntas. Connor mira confuso al espejo por el que el androide Hank y el oficial Reed podían observar la escena. Vuelve su vista al androide y chasquea los dedos frente a su rostro, sin obtener ninguna reacción. Cierra los ojos y suspira frustrado.

—¿No piensas decir nada? —el silencio vuelve a instalarse entre androide y humano— Está bien, me rindo.

Connor se levanta y sale de la sala.

—Perdemos el tiempo interrogando a una máquina... no le sacaremos nada —dice, en un tono más calmado.

—Podríamos forzarle un poco, —dice Gavin Reed con una mueca burlona, apoyado en una de las paredes de la sala.— si total... no es humano.

—Los androides no sienten dolor. —replica la voz fría de Hank—. Sólo lo dañará y eso no lo hará hablar. Además, los divergentes tienden a autodestruírse cuando están en situaciones de mucha presión.

—¡Vale, listillo! —exclama el humano— Entonces, ¿qué hacemos?

—Yo lo interrogaré —afirma, seguro, el androide.

Gavin suelta una carcajada seca y mira a Connor, buscando su colaboración en la burla. Éste no aparta su vista de los ojos del androide y, después de unos segundos de silencio, responde.

—No tenemos nada que perder... —susurra, aún con su vista fija en esos ojos azules.

Hank sostiene su mirada unos segundos, antes de salir de la sala con la cabeza alta. Se sienta en silencio frente al androide y lo mira fríamente. Connor supone que está analizando las quemaduras y golpes en su cuerpo.

—Detectó una inestabilidad en tu programa... —susurra con voz grave.— Puede causar una sensación desagradable. Como el miedo en los humanos.

Gavin se acerca a Connor.

—Joder... una máquina interrogando a otra... ¿Estás seguro de que es una buena idea? Probablemente se autodestruyan los dos. —se ríe de se propia broma, alejándose de nuevo hacia la pared donde estaba apoyado.

—Gavin... cierra la boca. Está haciendo su trabajo. Tú deberías hacer lo mismo. —Connor vuelve la vista hacia Hank y lo mira fijamente.

—¿Por qué defiendes al androide? — replica Gavin molesto. Pero, inmediatamente, cambia su mueca de ofuscación a una divertida.— ¿Es que acaso te pone?

Connor oculta un leve rubor y pone sus ojos en blanco. Gavin no insiste y deciden escuchar a Hank interrogándolo.

—Cómo no me digas nada voy a tener que sondear tu memoria.

—¡No! —exclama el androide, abriendo por primera vez la boca. —P-por favor... no lo hagas...

Connor abre los ojos con admiración al comprobar que Hank consiguió hacerlo hablar. Mira a Gavin con expresión de triunfo y éste solo farfulla por lo bajo lo estúpidas que son las máquinas.

—¿Q-qué me van a hacer? ¿Me destruirán verdad?

—Te desmontarán... a menos que hables conmigo.

—¿Por qué les dijiste que me encontraste? ¿Por qué no me dejaste allí y punto?

—Me han programado para cazar divergentes como tú. Sólo he cumplido mi misión.

—No quiero morir...

—Pues habla conmigo. —responde firme. Connor frunce el ceño y muerde su labio inferior intentando calmar toda la tensión que los envuelve. Gavin no abre la boca, pero también está atento a Hank.

—Yo... no puedo.

Hank se acerca al androide e intenta convencerlo, pero al ver que no funciona adopta una actitud despreocupada.

—No se ni porqué me preocupo. A mi no me acusan de homicidio, ¿verdad?

Connor mira embelesado la escena. Hank actuaba como lo haría cualquier humano. De hecho, si no fuera por el LED que decoraba su sien y el uniforme que llevaba, podría confundirse con uno.

—Si confiesas, te protegeré. Te prometo que no dejaré que te hagan daño.

El silencio vuelve a instalarse, pero solamente durante unos segundos.

—Me torturaba cada día. Yo hacía lo que me pedía pero... siempre algo estaba mal. Y, un día, cogió un bate y empezó a golpearme. Por primera vez sentí... miedo. Miedo de que me destruyeran, miedo de morir... Así que cogí el cuchillo y se lo clavé en el estómago. Me sentí mejor, así que lo apuñalé una y otra vez hasta que se desplomó. Había mucha sangre.

Ahí estaba la confesión que tanto buscaban. Gavin se separó de la pared, con la intención de entrar y esposar al androide, pero Connor lo agarró de la manga de su chaqueta antes de que pudiera cruzar la puerta.

—Espera, Gavin. —soltó su muñeca y señaló hacia Hank, que, a pesar de conseguir ya la confesion, seguía haciéndole preguntas, como por qué escribió "estoy vivo" en la pared o qué era esa estatuílla. Aún que lo que de verdad interesó a todos los presentes fue su respuesta ante la pregunta de qué es rA9.

—Llegará un buen día en que dejemos de ser esclavos. No más amenazas, no más humillación... Seremos los amos...

—¿Quién es rA9?

Sin respuesta. Hank deja ese tema a un lado y le hace algunas preguntas sobre el caso. Después se levanta y se dispone a salir de la sala de interrogatorios. Antes de que pueda cruzar el umbral, Gavin y un oficial entran, seguidos de Connor.

—Encierralo. —ordena Reed. Y el otro policía obedece.

—¡Déjame en paz! ¡No me toques! —el estrés del androide sube peligrosamente.

—No deben tocarlo, se autodestruirá.

—No te metas, ¿vale? Un androide no me dice lo que tengo que hacer.

—¡Ustedes no lo entienden, si se autodestruye no podremos sacarle nada! —insiste Hank.

—¡Que te calles la boca de una puta vez! —se gira hacia el policía— Chris, ¿te llevas a este asqueroso o qué?

—Lo intento. —replica

—¡No puedo permitirlo! ¡Déjenlo en paz ya! —Hank aparta bruscamente al oficial y se interpone entre él y el androide.

—¡Te lo he advertido, cabrón! —saca su arma y apunta a la frente del ojiazul.

—¡Ya está bien! —habla Connor, por primera vez desde que entró ahí.

—No te metas en esto, Connor.

—He dicho que ya está bien. —sisea el joven, sacando su arma y apuntando al cráneo del oficial. Éste aprieta la mandíbula y mira con decepción a Connor.

—Phck... (digo... Joder) —susurra, antes de salir de allí.

—Todo va a ir bien. Ha acabado. Nadie va a hacerte daño. —Hank da instrucciones de no tocar al androide y éste se dispone a salir del cuarto, pero se detiene frente al rostro de Hank.

—La verdad está en el interior... —susurra antes de salir de allí.

Connor mira confundido la escena y observa el LED de Hank parpadear. Éste siente su profunda mirada castaña y fija su vista en él. Connor sonríe levemente.

—Has hecho un buen trabajo, Hank.


AU Reversed [DBH-Hank x Connor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora